Material, haylo

Para salir de ésta tenemos lo que hay que tener. Así se desprende de las numerosas entrevistas que estamos realizando en los últimos tiempos. La única cuestión pendiente es la duración de la actual crisis, que deteriorará en mayor o menor medida la situación de las empresas. Pero, apartando las visiones catastrofistas, las que auguran una nueva Guerra Mundial, revueltas sociales, vuelta al sistema de trueque en ausencia de dinero y suicidio colectivo, muchos otros piensan que podemos, que sabemos. Hay material, señores, en nuestro país para salir de ésta. ¡Haylo! ¿Por qué entonces buscarlo fuera? Hasta los estudios más concienzudos ponen de manifiesto la pobreza del material foráneo. Un ejemplo. Aimme ha alertado del uso de metales tóxicos en las joyas de origen asiático. ¡Manda narices! Corremos riesgo de sufrir reacciones alérgicas o absorciones cutáneas de metales tóxicos al usar productos de joyería importados de toda el área asiática, incluyendo a Turquía. Podemos padecer absorciones cutáneas del metal liberado en forma iónica por efecto de la sudoración. Llevar joyas y sudar está feo, pero es un hecho cierto que algunos, e incluso algunas, sudan a pesar de sus joyas.

Sea como fuere, y aún aceptando que aquí hay material suficiente como para no tener que recurrir a otros materiales, las acciones para fomentar la inversión son bienvenidas. Así lo ha entendido la empresa austriaca Schwabe, que ha creado un 'plan renove' para vibradores. Tú vas, entregas el aparato usado, y te hacen un descuento de hasta 40 euros. No queda claro si el aparato tiene que estar usado o simplemente ser viejo. Un ‘plan renove’ para juguetes eróticos dice mucho de nuestra sociedad acaudalada. El Gobierno de Angela Merkel ha tomado varias medidas de este tipo, como la bonificación de 2.500 euros para los que cambien su coche antiguo por uno ecológico. El vibrador nuevo tiene mucho de bueno: activa el consumo, pone en funcionamiento algo más que las neuronas del usuario/usuaria, abstrae al usuario/usuaria de una realidad penosa y rellena las horas muertas de los que tienen menos trabajo. Además, pretende colaborar en la retirada del mercado alemán del cerca de millón de vibradores fabricados en PVC. Claro, son muchos los que piensan que con el PVC no se juega. Ni siquiera eróticamente.

Huyamos, en fin, de metales tóxicos en su mezcla con sudor, de PVC en juguetes varios. Y démosle al “on”, para que esto empiece a vibrar.