Los hombres que no amaban a los plásticos
15 de octubre de 2008
El tiempo les fue dando la razón, iban ganando adeptos e incluso Ayuntamientos enteros se manifestaban en contra de las bolsas de plástico. Los hombres que no amaban a los plásticos estaban exultantes.
Pero llegó el día en que otra ilusión fue ganando luz a medida que desplazaba la oscuridad hacia la región de los salvadores de la Tierra. La sola idea de cómo sería un mundo sin plásticos, la sensación de que los plásticos son con mucha frecuencia los materiales más”verdes”, y especialmente la ligera sensación de alguien les estaba intentando manipular fue aportando miembros al grupo de los hombres que sí amaban a los plásticos. Y cuantos más eran, más convencidos estaban. Y fue así como se crecieron, se vinieron arriba. Se convencieron tanto de que estaban en lo cierto, que cada vez los amaban más. Y llegó el día, en que echaron el resto y comenzaron a innovar e innovar hasta rozar la ciencia ficción. Se inventó incluso la paradoja del papel electrónico de plástico (Plastic Logic - www.plasticlogic.com), una lámina de plástico de 26 centímetros altura y 20 de ancho, capaz de proyectar en una pantalla varios tipos de documento. Voilà, sin cristal en la pantalla, sin silicio en los procesadores. Todo plástico.
Los hombres que sí amaban a los plásticos idearon máquinas, facilitaron la vida a muchos enfermos, evitaron que los mares estuvieran llenos de tela y aligeraron los coches para que no devoraran tanto combustible. Contribuyeron a reducir el impacto en la naturaleza del ser humano.
Luego fueron a Equiplast y Expoquimia y se dejaron de historias, de novelas, de grandes mensajes y de grandes ideas. Aprendieron, escucharon y compraron y, sobre todo, pensaron qué hacer para seguir vendiendo y, sobre todo, para vivir la vida. Que son cuatro días en los que mejor se vive amando que odiando.