Piscinas y spas: una ayuda frente al estrés

El hidromasaje ofrece a la vez los beneficios de poder combinar diversas temperaturas del agua con el masaje sobre zonas concretas del cuerpo mediante la aplicación de chorros de agua mezclada con aire. Esta técnica da como resultado un estado de relajación y bienestar general que se traduce en un gran remedio contra el estrés, además de ejercer un efecto positivo en general sobre la salud.

Las ventajas que el hidromasaje aporta al cuerpo humano están científicamente comprobadas y son muy diversas. Mediante su uso se estimula la circulación sanguínea y la oxigenación celular, se eliminan toxinas, se alivian dolores reumáticos, se consigue una perfecta hidratación de la piel y aporta efectos positivos en la eliminación de la celulitis. El hidromasaje también proporciona efectos analgésicos y antiinflamatorios que favorecen la elasticidad de la piel, permiten paliar la falta de hierro y ayudan al aparato digestivo en su correcto funcionamiento.

A todos estos beneficios hay que sumarle el más evidente. El hidromasaje resulta ideal para liberar tensiones y combatir la ansiedad y el insomnio.

Numerosos estudios independientes han probado que el baño en un spa o en una piscina, incrementa la sensación de bienestar. La utilización del spa proporciona un efecto sedante y una relajación generalizada, permitiéndole al cuerpo humano recuperarse de la fatiga mental producida por el estrés. Además, el spa como complemento de una piscina permite utilizar ésta durante más tiempo antes y después de la temporada de baño. Ello será posible porque con el hidromasaje, el bañista se puede tonificar tras una sesión de natación, pasando del agua fría al agua caliente, así como también en sentido inverso.

El agua caliente y los masajes estimulan el cuerpo a liberar endorfinas, sedantes naturales producidos por el cuerpo humano que reducen el estrés de forma natural. Los vasos sanguíneos del cuerpo, cuando este está inmerso en agua caliente, tienden a dilatarse, lo que aumenta considerablemente la velocidad de circulación de la sangre, permitiendo la canalización, en dirección a las células dañadas, de un mayor número de sustancias nutritivas y de endorfinas. Este mismo efecto sedante que se obtiene en una pequeña piscina con jacuzzi y chorros de hidroterapia, ayuda también a prevenir los dolores de cabeza.

La National Sleep Foundation (Fundación Nacional del Sueño) indica con claridad, “la inmersión en agua caliente unos minutos antes de ir a dormir, como la que se pude realizar en una bañera con hidromasaje, ayuda al tránsito hacia un estado de sueño profundo”.

Los remolinos de agua caliente atenúan el stress y esto contribuye en la mejora de la calidad del descanso y del sueño. Los especialistas aconsejan a las personas que sufren insomnio el uso del spa durante 15 minutos antes de acostarse, con una temperatura del agua entre 37 y 40 °C. La disminución de la temperatura del cuerpo después de usar el spa contribuye a hacer más profundo el sueño.

Sumergidos en el agua de un spa o de una piscina, el cuerpo pesa una décima parte de su peso normal. En estas condiciones, la elevación del cuerpo, o partes del mismo, se convierte en un elemento clave en el tratamiento del estrés y de la tensión muscular. La inmersión permite liberar las articulaciones de las presiones introducidas por las fuerzas de atracción terrestre, a las cuales son normalmente sometidas, generando una sensación de relajación muy positiva.

Flotar es un nuevo concepto de salud, belleza y bienestar al alcance de todos los que quieran mejorar su calidad de vida. El uso de piscinas de flotación anti estrés permite experimentar la ingravidez, proporcionando una profunda relajación física y mental que facilita la reducción del estrés y de la tensión muscular, equilibra el ritmo cardíaco y elimina la fatiga.

Terminar los baños en el agua caliente del spa con una aplicación de agua fría de corta duración denominada como 'baño de contraste' es una técnica de efectos beneficiosos en la reducción del estrés. Consiste en pasar del agua del spa, después de haber permanecido en ella entre 20 y 30 minutos a una temperatura de 30-37 °C, a una ducha rápida de agua a una temperatura de 18-20 °C. Este cambio brusco de temperatura provoca una vasodilatación reactiva, que refuerza la acción beneficiosa en la circulación producida por el agua caliente y a su vez provoca una potente reacción liberadora frente al estrés.

La práctica de cualquier deporte o ejercicio físico en una piscina ayuda a aliviar el estrés de varias maneras. Una, a través de la liberación de adrenalina que se produce en mayor cantidad después de 10 minutos de actividad continua en el agua. Otra, a través de la producción de endorfinas que están unidas a la sensación de felicidad y son estimulantes en descargas cortas.