Ventajas de una valoración de empresa
17 de marzo de 2012
En la coyuntura económica que nos encontramos, conocer el valor real que tiene una compañía es de vital importancia para hacer frente a las dificultades y optar por buscar soluciones y nuevas oportunidades. Una valoración de la empresa proporciona un profundo análisis de la situación financiera (cuantitativa y cualitativamente), permitiendo conocer el valor verdadero de la entidad.
Además, una valoración de empresa puede realizarse en múltiples ocasiones, principalmente cuando existen cambios en el accionariado, venta de la empresa, fusión de la compañía, disolución entre socios, ampliaciones o reducciones de capital, creación de una nueva línea de negocio, análisis del patrimonio de uno de los socios, compra de otras empresas, transmisiones patrimoniales y un largo etc. Con todo ello, es conveniente que de forma periódica se realice una valoración de la firma para analizar su evolución real.
Las empresas deben planificar bien su estrategia y contar con un plan de negocio que guíe sus acciones. Si cambia el ciclo económico, las proyecciones del plan de empresa necesariamente deben revisarse y adaptarse a las nuevas circunstancias. En un contexto de crisis, las proyecciones de resultados serán casi por definición más pesimistas, especialmente en el corto plazo: menos pedidos, menos ventas, menores márgenes, menores resultados, menos financiación, más gastos extraordinarios de reestructuración, etc. y, en consecuencia, menos flujo de caja libre esperado a corto y medio plazo, por lo que el valor de la empresa disminuirá. Pero la misión más importante de los directivos es proporcionarle a la organización la máxima creación de valor posible, es decir, hacer que la compañía valga cada vez más.
Así pues, para afrontar la situación de crisis con éxito es recomendable llevar a cabo un plan de evaluación con el fin de que cada socio esté al tanto de las decisiones que se toman en materia de inversión, venta de acciones, financiación, operaciones y dividendos, entre otros aspectos de suma importancia.
Metodología adecuada para diferentes finalidades
La valoración de una empresa da una información de incalculable valor para todos aquellos que tengan un interés, presente o futuro, en la misma. Existen muchos momentos, a lo largo de la vida de una sociedad, que pueden precisar la valoración de una empresa. Como decíamos, puede pensarse en procesos de compra-venta o reestructuración de deuda y obtención de líneas de financiación, pero también otros escenarios diversos como el análisis de inversiones y desinversiones o situaciones tan cotidianas dentro de la estructura empresarial como es la remuneración en acciones. Entre las principales finalidades podemos destacar:
• Gestión de la propia empresa
• Transmisión o división del patrimonios
• Fusiones y adquisiciones
• Valoración de una participación
Para realizar la valoración de una empresa se parte inicialmente de dos metodologías distintas y en algunas ocasiones complementarias: análisis financiero de los resultados de la empresa y su proyección futura del entorno económico del sector y la comparación con otras empresas de su sector. No obstante, en determinadas circunstancias pueden ser empleadas otras metodologías como es la del valor contable.
La primera de las metodologías parte de la cuenta de resultados de ejercicios pasados, mediante la cual y el análisis del sector se pueden proyectar los beneficios en el tiempo (a corto y medio plazo). En definitiva, realiza un análisis de las expectativas de generación futura de flujos de caja provenientes de la explotación de los activos de la empresa a través del método de descuento de flujos de caja libres que las actividades propias de la empresa van a generar en un horizonte predeterminado.
Por otro lado, se analiza el valor de todos los bienes propiedad de la empresa, en función de su naturaleza y del uso asignado. Se valoran los bienes inmuebles de uso propio y de inversión, las existencias, las instalaciones, maquinaria, mobiliario, el fondo de comercio y en general de todos los bienes tangibles e intangibles propiedad de la empresa.
Para las dos metodologías es necesario realizar un análisis comparativo de la sociedad con respecto a sus competidores, estudiando las características y situación del sector correspondiente.
En conclusión, vale la pena perder el miedo a invertir y evaluar nuestro negocio de forma permanente para acceder a nuevas opciones de futuro.