La Cámara de Comercio de Barcelona debate sobre el papel de los polígonos en la competitividad empresarial
Flexibilidad, adaptabilidad e imaginación, factores clave para el impulso industrial
La jornada, que pretendía mostrar los polígonos como dinamizadores del territorio, congregó a más de 60 empresarios e industriales de la zona del Baix Vallès. El objetivo del encuentro era analizar el estado de los polígonos de actividad económica del área de influencia de la Antena Local de la Cámara de Comercio además de identificar sus problemáticas y definir los retos de futuro.
Entre las conclusiones de la jornada, destacan la importancia del suelo industrial y el papel que juegan los polígonos en la generación de riqueza. Lo demuestra el hecho que entre un 25 y un 50% de los impuestos recaudados por los municipios con polígonos provienen de las empresas instaladas. Sin embargo, no hay que perder de vista que existe una sobreoferta de suelo industrial, tal y como apuntaron diferentes participantes de la jornada.
Un trabajo de todos
Asimismo, otro de los aspectos apuntados fue las carencias en cuanto a un marco regulador para los polígonos catalanes y los déficits en cuanto a mantenimiento, infraestructuras, etc. Así lo expresaba Josep Morell, presidente de la Upic, en su intervención: “Existe un importante déficit de señalización y accesos con transporte público a los polígonos. Es importante que tengamos en cuenta que la gestión de los polígonos no sólo puede ser responsabilidad de la administración pública. Deben involucrarse también los propietarios y usuarios de las naves. Si queremos que se gestione todo desde la administración pública, no funcionará. Pero es evidente que son necesarias infraestructuras”. En este punto Morell recordó que desde la Upic desarrollan servicios para las empresas siempre que identifican masa crítica y necesidades empresariales; independientemente de la gestión pública propiamente. Para Morell, “los alcaldes se deben a sus electores y necesitan dedicarse a la gestión municipal, lo que no necesariamente está relacionado con el tejido empresarial”.
“Un análisis de ‘benchmarking’ que conllevará cambios”
Por su parte, Josep Anton Grau, director del Institut Català del Sol (Incasòl), apuntó que sí existen empresas que buscan naves, “así que no podemos perder la oportunidad de encontrarles la mejor localización posible y cubrir sus necesidades con los servicios que necesiten”. En cuanto a la falta evidente de financiación para que las empresas puedan llevar a cabo nuevos proyectos, se mostró firme: “No lo podemos permitir, debemos trabajar conjuntamente con ellas para que sigan adelante”. Además, incidió en la necesidad de conocer otras maneras de trabajar, salir fuera, poniendo como ejemplo el proyecto Mitke en el que ha participado la empresa pública. Por otra parte, Grau se mostró molesto con las facilidades de otras regiones europeas en cuanto a la competencia por el precio: “No podemos dejar que zonas como Toulouse se sitúen en unos niveles de renta muy por debajo de Barcelona, lo que la hace mucho más atractiva para las empresa. Debemos poder competir en precio”. En este sentido, puso sobre la mesa que los resultados realizados sobre ‘benchmarking’ junto a Euskadi, Andalucía, etc., “conllevarán grandes cambios, incluso de tipo legislativo”. Este estudio se presentará en la próxima edición del Barcelona Meeting Point que se celebrará en la Ciudad Condal del 17 al 21 de octubre.
Asimismo, Grau hizo también hincapié en la necesidad de adaptarse a la demanda, poniendo como ejemplo los esfuerzos realizados por el Incasòl para modificar su política de precios, “sabiendo lo que pueden afrontar y lo que no los empresarios. Pero para ello hay que pisar el terreno y hablar con ellos. La situación actual ha supuesto que ahora trabajemos cliente por cliente, reduciendo al mínimo los beneficios y minimizando al máximo los costes”. Para Grau, la flexibilidad es la palabra clave.
Es necesaria una gestión supramunicipal
Roger Pumares, jefe del Servicio de Tejido Productivo de la Diputación de Barcelona, tomó posteriormente la palabra para exponer qué buscan las empresas y qué deben aportar a los polígonos que ocupan. Para él, “un buen polígono puede atraer empresas que complementen las que ya están instaladas, ayudando a solucionar problemáticas y necesidades comunes”. “¿Qué hay en la provincia de Barcelona?” —se preguntó— “el censo indica que existen unos 1.000 polígonos, lo que no es cierto en términos reales. Pero sí lo es que cada vez más son gestionados por las Áreas de Gestión Económica de los municipios, lo que supone un importante, y positivo, cambio de mentalidad en su gestión”. Sin embargo, puso el dedo en la llaga: “Existe aún un déficit de asociacionismo que dificulta la canalización de las necesidades, carencias, etc.”. Aun así, añadió que sí existen algunos ejemplos de agrupación de empresas (PAE), “porque es necesario recibir información sobre qué ocurre y qué falta en los polígonos, y a menudo cuesta lograr esta información”. Asimismo, para Pumares, la prioridad ahora no es crear nuevas infraestructuras sino mejorar las existentes: “El número de polígonos y su complejidad demanda un cambio de mentalidad. Es necesaria una gestión supramunicipal”.
“Todo municipio que se preciara debería tener un polígono”
Dolors Paniagua, gerente de proyectos de inversión de Investing Catalonia de ACC1Ó, dependiente de la Generalitat de Catalunya, puso especial énfasis en la competencia con que se encuentran los polígonos y zonas industriales catalanas: “En un 90% de los casos en los que una empresa se dirige a ACC1Ó para un proyecto, compite con muchos otros territorios y los polígonos son puntos críticos. Si no encuentran la ubicación que demandan, se van a otro sitio”. En este sentido, Paniagua comentó que hasta ahora se han dado errores como tener una visión sólo recaptatoria de un polígono, “como un sitio donde hay empresas que pagan por servicios”. En su opinión, este concepto llevó a que su desarrollo dependiera, “errónemanente”, de los servicios urbanísticos de los municipios, y no de las áreas de promoción económica. “Además —añadió— se les consideraba entes autónomos, que funcionaban solos y que no debían molestar demasiado demandando servicios como seguridad, infraestructuras, etc., puesto que no había dinero para todo”. En este sentido, Paniagua apuntó que esta concepción llevó a situaciones tan disparatadas como que “cualquier municipio que se preciara debía tener un polígono, independientemente de lo que tuviera al lado”. Sin embargo, no quiso mostrarse pesimista y afirmó que “esta situación está cambiando. Los polígonos han pasado de ser un mundo aparte a una parte de la localidad”. Así, instó a que los servicios de promoción económica y las actuaciones urbanísticas trabajen conjuntamente, y más en los tiempos que corren: “Lo que no puede ser es que con el trabajo que cuesta atraer empresas a los municipios, luego éstas se vean expulsadas por cuestiones urbanísticas. Hay que elaborar plantes conjuntos y colaborar”. Por otra parte, también expuso la necesidad, no sólo de atraer nuevas empresas, sino de ‘mimar’ las que ya están instaladas: “¿Qué ocurre con ellas? ¿Qué necesidades tienen? Hay que saberlo, satisfacer sus demandas y atenderlas porque las empresas que se van, no vuelven. Y para ello hay que tener en cuenta otro factor: cuando una empresa acude a la Administración es porque sus demandas son complejas y el sector privado no las puede cubrir”, en alusión a cuestiones de infraestructuas, potencia eléctrica, etc. “Hay que ampliar las ‘comodity’ de las empresas. Y para ello las administraciones deben trabajar en dos frentes: captación de nuevas empresas y mantenimiento/mejora de las actuales”. En este sentido, Paniagua apuntó algunos de los factores a mejorar en los polígonos actuales en primera instancia com son la señalética, las telecomunicaciones, la circulación vial, la depuración de aguas, la potencia eléctrica, la instalación de gas, etc. Ya, en un segundo nivel, apuntó otros aspectos como la seguridad, la accesibilidad y los aparcamientos para vehículos pesados, entre otros.
La importancia de asociarse
La segunda parte de la jornada —Experiencias de coordinación con el tejido empresarial— incidió aún más en la necesidad de mancomunar servicios y gestión de polígonos, con la exposición de experiencias positivas en este sentido, como fue el caso de Agrupación Industrial Baix Vallès (AIBV), expuesta por Carles Rico, su secretario. Para Rico, la asociación de industriales es óptima para gestionar el mantenimiento de los polígonos y mantener un contacto común y representativo con las administraciones, tanto locales como de ámbito estatal. Además, permiten “transmitir las necesidades del territorio y elaborar análisis DAFO”.
En la misma línea se manifestó Emili Amat, de secretario general de la Concentración industrial vallesana (CIV), que hizo un recorrido por el origen de este polígono —creado hace 50 años de la mano de un industrial que lo concibió como las colonias textiles de antaño—. Para Amat, uno de los problemas de los polígonos es que no hay un órgano director, “de carácter obligatorio”, que se dedique a la recaptación y gestión de recursos propios. En opinión de Amat, “organizarse también permite afrontar y discutir, e incluso paralizar, sobre actuaciones externas que afecten al desarrollo diario del polígono”, en alusión a entidades como la Agencia Catalana del Agua, ADIF, etc. Para Amat, es necesario organizarse, “pero eso sólo se producirá si es obligatorio”.
Esta necesidad de asociación la puso también de manifiesto Francesc Ribera, director de la Upic, quien hizo un repaso inicial de los polígonos existentes, situando en unos 1.900 el número de áreas industriales que actualmente pueden calcularse en Cataluña, ocupando unas 35.000 hectáreas de suelo industrial. Según apuntó Ribera, de la superficie total ocupada por los polígonos, unas 16.700 hectáreas se encuentran situadas en la denominada Regió Metropolitana de Barcelona (RMB), lo que supone más del 47% del suelo industrial catalán, y un 20% del suelo urbanizado de la RMB por otra parte. Asimismo, Ribera remarcó que los polígonos suponen entre el 25 y el 50% de los impuestos que recaptan los municipios, “lo que da una idea de la importancia que tienen los polígnos en las aras públicas y sus recursos”.
Una normativa reguladora
Asimismo, el director de la Upic señaló algunos de los problemas que deben afrontar actualmente estas zonas, puesto que la actividad en muchos polígonos está descendiendo a causa de la situación económica de la industria. Ello supone que algunas deficiencias “crónicas” que ya padecían algunos de estos polígonos se vean ahora agudizados, refiriéndose principalmente a la limpieza, mantenimiento, seguridad, etc.
Por otra parte, Ribera apuntó 7 factores problemáticos actuales de los polígonos:
- Exceso de suelo con características, ubicaciones y precios que no se corresponden con la demanda actual: “El precio del mercado inmobiliario industrial ha sufrido pérdidas de más del 50% en los últimos 3 años y hoy en día el abandono de naves de alquiler supera ya al de la ocupación de los últimos 4 años consecutivos”.
- Deficiencias urbanísticas que generan conflictos entre polígonos y áreas residenciales.
- Déficit de infraestructuras alrededor de los polígonos.
- Legislación medioambiental de alto nivel de exigencia, que supone un freno para su desarrollo.
- Degradación del estado de muchos polígonos por falta de mantenimiento y conservación.
- Inseguridad. Muchos polígonos están demasiado aislados.
- Lentitud en procesos administrativos que dificultan la toma rápida de decisiones.
Por otra parte, Francesc Ribera apuntó también que desde la Upic reciben consultas acerca de la necesidad de contar con un seguro del suministro eléctrico y que cerca de un 10% de los polígonos no cuentan con él. Del mismo modo, muchas de las consultas recibidas se refieren a la deficiente calidad de las telecomunicaciones. Por todo ello, Ribera apuntó la necesidad de crear una normativa reguladora específica para polígonos industriales, añadiendo que “la falta de ésta ha provocado que normas de otros ámbitos hagan referencia a polígonos aunque a menudo de manera pacial y sin una visión global de las problemáticas específicas de estas áreas industriales”. Por ello, incidió una vez más en la importancia de asociarse, “puesto que la unión entre empresarios permite una gestión más eficiente de los polígonos y, sobre todo, de sus problemas”.