Fortaleza y competitividad en un mercado de ingeniería global

La noticia reciente de que un consorcio español ha logrado un contrato en Arabia Saudí para construir un enlace para el tren de alta velocidad que cruzará el desierto entre La Meca y Medina ha llamado la atención sobre el hecho de que, a pesar de los malos tiempos económicos que se viven en España en general, las compañías de ingeniería españolas son una fuerza verdaderamente potente en el panorama mundial. El contrato, otorgado al consorcio por delante de la oferta francesa, es uno de los mayores de este tipo que se ha firmado nunca e incluirá la construcción de 450 kilómetros de vía férrea y la instalación de señalizaciones, comunicaciones y sistemas de control. Las implicaciones económicas, no solo para los participantes en el consorcio sino también para las compañías de ingeniería más pequeñas que los acompañan, son enormes.

La noticia también llamó la atención sobre otro punto importante: que en lugar de mirar hacia los mercados locales y de Europa occidental, ambos sujetos a estrictos planes de austeridad y recortes, algunas firmas españolas pioneras están ampliando sus horizontes hacia mercados emergentes como el norte de África, Oriente Medio, India, China y, por supuesto, la zona donde cuentan con la mayor ventaja competitiva, Latinoamérica. Es una estrategia sensata: el FMI estima que el comercio global crecerá en casi un 9% durante 2011 y que las llamadas economías emergentes serán las responsables de entre el 60 y el 90% de ese aumento, de modo que las posibilidades son infinitas para cualquier negocio lo suficientemente atrevido e inteligente como para ir allí y aprovecharlas.

El aumento de la globalización en el mundo de la electrónica supone también que el entorno en el que se mueven las compañías electrónicas es mayor y más complejo que nunca. En muchas regiones, especialmente en las regiones en desarrollo con mercados emergentes, abundan las oportunidades y las previsiones de crecimiento son mayores que en los mercados nacionales, ya sea como resultado de contratos de fabricación, una cadena de suministros global cada vez mayor o la obtención de nuevos contratos y colaboraciones. Sin embargo, estos nuevos mercados también pueden ser entornos inciertos, afectados por una serie de eventos económicos, políticos y naturales difíciles de predecir como pueden ser las recientes inundaciones en Tailandia.

En el caso de las telecomunicaciones, los llamados ‘smartphones’ y la demanda de datos han hecho surgir la necesidad de invertir en infraestructuras, desde redes 3G hasta datos. Según un estudio de investigación ABI, Latinoamérica es la opción a elegir ya que ha superado a otras regiones en crecimiento de ingresos en el sector de telefonía móvil entre el primer trimestre de 2010 y el primer trimestre de 2011. Los ingresos totales por servicios agregados en Latinoamérica crecieron un 17% mientras que, en comparación, Norteamérica creció solo un 8,9%. Esto se refleja en muchos otros mercados emergentes, que se prevé que sean los motores de crecimiento de las telecomunicaciones móviles a nivel global.

De modo que las oportunidades de implicarse en nuevos mercados son grandes, pero también lo es la competencia. Con sus propias economías deprimidas en este momento, otros países europeos también ponen sus miras más allá del viejo mundo, por lo que las compañías de ingeniería españolas están compitiendo a nivel mundial con algunos oponentes formidables. Por supuesto, las firmas españolas no tienen nada que envidiar a sus competidores internacionales, como ilustra el ejemplo del contrato del tren de alta velocidad en Arabia Saudí pero, no obstante, es sumamente importante que mantengan la ventaja competitiva en todo momento.

La innovación creativa y una cantera de ingenieros cualificados no son suficientes por sí mismos para lograr esa ventaja. La competitividad reside, fundamentalmente, en una cuestión de costes y precios. Como en cualquier línea de negocio, una compañía que sea capaz de mantener un control férreo sobre sus costes operativos y, así, repercutir ese ahorro en el cliente, podrá garantizar de un modo razonable no solo que su propuesta de proyecto tenga muchas posibilidades de estar entre las elegidas sino que, además, si gana el contrato podrá esperar beneficios sustanciosos al tiempo que garantiza la calidad del trabajo.

Evidentemente, existen diversos modos en que un negocio puede ejercer el control sobre sus costes operativos, pero quizás en las compañías de electrónica e ingeniería uno de los más obvios se encuentra en el área de la adquisición y el mantenimiento de los equipos. La adquisición de equipos de test y medida, por ejemplo, puede representar una carga notable sobre el capital operativo de modo que tiene sentido que muchas compañías analicen las ventajas de la alternativa más viable a la posesión de equipos: el alquiler y el leasing.

El alquiler o leasing de los equipos puede ahorrar a la compañía en torno al 30% del coste total de propiedad, al evitar el desembolso de capital que supone la compra y los costes de mantenimiento asociados, por no mencionar la garantía que les ofrece de acceder a las tecnologías más avanzadas. Un ahorro tan notable supone una gran ayuda para las compañías de electrónica e ingeniería a la hora de reducir el precio en sus propuestas de proyectos para potenciales clientes y de mantenerse lo más competitivas posible al tiempo que garantizan al cliente unos resultados de la máxima calidad gracias a los equipos de test y medida más modernos.

De todos modos, optar a proyectos en mercados emergentes sigue siendo un ejercicio arriesgado. A menudo, una vez asegurado el contrato, la logística suele suponer un desafío y es necesaria una gran flexibilidad ya que los proyectos cambian o pueden interrumpirse por los efectos de desastres naturales, inestabilidad y tensiones políticas. La situación actual con el levantamiento de la Primavera Árabe es un ejemplo excelente de cómo los proyectos pueden verse interrumpidos o incluso suspenderse. Está claro que alquilar equipos de test y medida vitales en lugar de adquirirlos puede reducir notablemente el impacto de tales situaciones. La posibilidad de limitarse a devolver los equipos e interrumpir el pago cuando los proyectos se quedan en espera reduce enormemente el impacto financiero global que este tipo de situación tenga sobre la compañía. Gracias a esto podrán, en último término, ser lo suficientemente fuertes desde el punto de vista económico como para reanudar las operaciones una vez superada la inestabilidad política del país o las secuelas de un desastre natural, o incluso optar por hacer negocios en otros mercados más estables, como Europa del Este.

El factor clave para el éxito en todo esto es, por supuesto, asociarse con una compañía internacional de alquiler y leasing de equipos con una presencia global y una capacidad operativa importantes, capaz de suministrar equipos de test y medida modernos, de gran rendimiento, a corto plazo y a una amplia red de ubicaciones geográficas en todo el mundo.

De modo que para que las compañías de electrónica e ingeniería españolas puedan operar en el nuevo panorama internacional que ofrece tantas oportunidades, deben ser lo más competitivas posible en cuanto al precio, pero al mismo tiempo deben tener en cuenta los riesgos y las incertidumbres inherentes. El alquiler de equipos de test y medida, necesarios para los proyectos, es un modo de reducir los costes operativos y de poder realizar ofertas viables para nuevos negocios, al tiempo que se minimizan los riesgos gracias a la flexibilidad de devolver los equipos si las circunstancias cambian y volver a solicitarlos de nuevo cuando sea necesario. Este tipo de flexibilidad genera además, a cambio, una ventaja competitiva mayor sobre otras compañías que hayan invertido todo en capital.