Juan Lazcano: «Reducir la inversión pública solo trae consecuencias negativas y ninguna positiva»
Un sector particularmente afectado por la crisis es el de la construcción. A la caída de la actividad ha tenido que sumar un nuevo golpe, el de los recortes en inversión. Ahora se enfrenta al reto de los Presupuestos Generales de la austeridad. Hablamos de estos y otros asuntos con Juan Francisco Lazcano, que acumula, entre otros, los cargos de presidente de la Confederación Nacional de la Construcción (CNC), vicepresidente de la CEOE, presidente de la Fundación Laboral de la Construcción y co-presidente del Comité Organizador de Expomatec.
Por Lucas Varas
¿Ante qué panorama se encuentra el sector de la construcción en estos momentos?
Desde el ingreso en la Unión Económica Monetaria y hasta 2007, la contribución de la inversión en construcción sobre el PIB se incrementó en más de 6 puntos. Se llegó a alcanzar un 18% y aportó, por sí sola, cerca del 24% del crecimiento real del PIB y más del 26% de la creación de empleo. En los dos últimos años ese protagonismo se ha reducido en casi cuatro puntos porcentuales. Esta situación explica algo más del 20% de la caída del PIB real y cerca del 60% de la destrucción de empleo en este periodo. La última cifra dice que tenemos en este momento 761.464 parados sectoriales, lo que supone que desde que empezó la crisis, esta se ha llevado por delante en el sector 1.101.957 puestos de trabajo.
¿Cuál ha sido la evolución de la producción?
En términos de producción, veníamos de cifras por encima de los 200.000 millones de euros anuales. Ya en el año 2008 bajamos esa cifra a 193.000 millones y el año pasado a 163.660 millones de euros. Como puede verse, la producción ha venido bajando en cantidades muy importantes. La preocupación actual es que a la crisis del sector residencial, en concreto del conjunto de la edificación, se va a unir un impacto muy fuerte en la inversión pública en obra civil. Con lo cual, si no se toman medidas o si no se hace una reflexión, el aumento del desempleo en el sector va a ser verdaderamente importante.
Tras los recortes, ¿han empeorado las previsiones de recuperación del sector?
En este momento no conocemos todavía el alcance que van a tener sobre el Ministerio de Fomento los presupuestos de 2011.
Por ahora, el proyecto de los PGE para 2011 refleja un recorte del presupuesto para Fomento del 38%…
Es una muy mala noticia. Nosotros lo que hasta ahora hemos venido viendo es lo que se podía derivar del Plan de Consolidación Fiscal que hizo el Gobierno. Ese Plan prevé una reducción de la inversión pública que va desde el 4,4% del PIB en 2009 hasta el 2,9% en 2013, de forma progresiva. Lo cual ya significaba algo muy injusto y es que la inversión pública iba a soportar, sola ella, el 16% del ajuste presupuestario global proyectado. Sobre la demanda pública esperada en el sector de la obra civil, la reducción acumulada entre 2010 y 2013 sería de más de 23.000 millones de euros. Esto ya se ha materializado en 2010 con un alcance por parte del Ministerio de Fomento de 3.400 millones de euros. Esta es la situación que en estos momentos tenemos de consolidación fiscal. En julio tuvimos una comparecencia pública donde llevé a las organizaciones confederadas en CNC, de ámbito nacional, y a la Confederación de Productos de Construcción y Servicio. En ella estuvieron los presidentes de SEOPAN, ANCI, AERCO y CEPCO, y ya dimos la voz de alarma de lo que esto iba a significar en términos de crecimiento y de empleo. Como el 2010 ya lo dábamos por amortizado, lo que vinimos a decir es que en los presupuestos de 2011 se corrigieran estas previsiones de reducción de la inversión pública. No es que lo digamos nosotros, reducir la inversión pública solo trae consecuencias negativas y ninguna positiva. Me da apuro citar el plan Obama, pero ya no solo es ese plan, es que cualquier gobierno que quiera impulsar la actividad económica y el empleo tiene que pasar por no reducir la inversión pública.
¿Es el plan Obama el modelo a seguir?
Estamos haciendo justo lo contrario, cuando se quiere impulsar la actividad económica y el empleo la medida más contracíclica que existe es precisamente la inversión pública. Y ese camino no lo estamos siguiendo aquí. Estos son los argumentos con los que venimos trabajando y tratando de convencer al Gobierno, desde todas las organizaciones, incluida la CEOE. Pero a la vista de los acontecimientos no estamos siendo escuchados.
¿La recuperación debería apoyarse en la inversión pública?
Hay un efecto directo que la inversión pública tiene sobre la actividad de todos los sectores, corremos el peligro de perder un tejido industrial que va desde todo lo relacionado con la edificación a la obra civil: la maquinaria, toda la innovación tecnológica y la ingeniería que está al servicio de las grandes obras civiles. Pero además de este efecto directo inducido sobre la actividad económica hay otro que siempre se olvida, que es el de la recaudación inducida que de la inversión pública vuelve a las arcas del Estado. Este retorno viene a ser en el conjunto de la construcción del 56%, es decir, por cada millón de euros invertido retornan al Estado 560.000 euros. Lo que estamos viendo es que existe una perseverancia en no reducir los gastos no productivos de cara a la consolidación fiscal, y eso nos preocupa mucho.
Casi todo el recorte ha ido a parar a la carretera. ¿Qué valoración hace de este hecho y de la firme apuesta de Fomento por el ferrocarril?
El otro día tuve la oportunidad de escuchar a los responsables de la Asociación Española de la Carretera alertar del peligro que había de que se produjera la burbuja del ferrocarril. No me gustaría entrar en el debate de carretera contra ferrocarril. Es cierto que la carretera soporta en nuestro país una carga de mercancías excesiva y por tanto descompensada en relación con el ferrocarril. En ese sentido sí que creemos que el tener un plan que eleve el transporte de mercancías por ferrocarril es positivo y necesario, además de ser una asignatura pendiente en España en relación a los países desarrollados de nuestro entorno.
¿Considera adecuado este modelo de desarrollo de las infraestructuras de transporte?
Estamos viviendo un antes y un después en el mundo de las infraestructuras, pero no solo de las ferroviarias sino de la carretera. Pongo dos ejemplos. Un país que se ha despertado pobre no puede acuñar frases como las que se decían hace muy poco: que al lado de una autopista de peaje haya una autovía libre de peaje. O que cualquier capital de provincia esté a menos de una hora de una estación de AVE. Ninguno de esos dos conceptos son asumibles hoy día. Ha llegado el momento de hacer una reforma estructural de las infraestructuras, con inteligencia, de tal manera que todas las decisiones de inversión se hagan con criterios de eficacia, de rentabilidad económica y social y de cara al interés general. Por lo tanto yo no haría un debate carretera contra ferrocarril. Lo hecho, hecho está, y a partir de ahora, ya que tenemos esas infraestructuras, lo que tenemos que hacer es conservarlas, mantenerlas y mantener también los ritmos de inversión.
Para ello ustedes han sido claros en su defensa de la implantación del pago por uso…
Hay que aplicar un principio nuevo, el pago complementario por los ciudadanos de los servicios de uso general, en toda su cobertura o en parte, pero es necesario. En ese sentido, en el ámbito de la carretera, somos partidarios de que el que usa paga. Nos parece mucho más justo, los contribuyentes que no usan no tienen por qué soportar la carga tanto de desgaste de las infraestructuras como de contaminación ambiental de su uso, y las deben de soportar quienes las utilizan.
¿Cómo revertiría en el usuario la implantación de la Euroviñeta?
Siempre hemos defendido que su recaudación debe de servir para que todo el sistema de transportes se fortalezca. Cuando hemos hablado de la Euroviñeta hemos tenido en la cabeza el sistema alemán, que tardaron cuatro años en implantar. Me gusta hablar de este sistema porque los alemanes fueron los paladines de las autopistas sin peaje y ahora, siguiendo la directiva de la Unión Europea, han tenido que implantar la tasa por uso al transporte de mercancías. De esa recaudación, que en Alemania es del orden de 5.500 millones de euros al año, también se beneficia el sistema de transporte con compensaciones fiscales, con ayudas a la renovación de la flota, con ayudas para la reorganización de un sector tan atomizado como el de los transportes… Caben muchísimas soluciones, tenemos que sentarnos con el sector del transporte y ver qué compensaciones puede tener su implantación.
¿No es complicado vender esta idea a la opinión pública cuando ya se está sufragando el mantenimiento de las infraestructuras vía IRPF?
El IRPF y otros impuestos sirve para al Gobierno para redistribuir la renta necesaria para que todos los ciudadanos puedan tener las mejores infraestructuras o las mejores estructuras de carácter social. Lo que no se puede hacer después es utilizar estos servicios nuevamente como un efecto redistribuidor de la renta. Un ejemplo: cuando se ha querido impulsar la rehabilitación de viviendas, la ayuda a la rehabilitación se limitó en función de la renta de las personas. No tiene sentido, eso ya lo ha hecho el IRPF, y el Gobierno ya habrá aplicado la redistribución correspondiente. Precisamente, los que más posibilidades tienen de hacer rehabilitación quedan fuera de ella. Hay que distinguir entre la recaudación de impuestos para avanzar en el bienestar y en tener mejores infraestructuras o mejores hospitales y el mantenimiento de estos servicios.
Reinvertir lo recaudado en conservación. ¿Se está haciendo lo suficiente en este aspecto?
Estábamos bajos ya desde los momentos buenos que hemos vivido, porque hay que llegar a invertir entre el 2% y el 2,5% del valor patrimonial. Estábamos en invirtiendo del orden de 1,7%. Podía ser suficiente, pero lo que no puede ser es que se nos rompan las carreteras por falta de hacer lo conocido como “la puntada a tiempo”, porque los costes de reposición son cinco veces la inversión necesaria cuando hay que hacer reposición en vez de conservación.
El sector de las mezclas asfálticas viene denunciando que desde 2009 no se ha licitado un solo euro en conservación, mientras desde Fomento se habla de una inversión superior a la de anteriores gobiernos. ¿Cómo ve esa distinción entre conservación real y explotación?
Efectivamente, no se está invirtiendo nada en la renovación de firmes. Un representante de Asefma daba la cifra, el año pasado fue una cantidad simbólica y en el año 2010 cero, lo cual es una tragedia. Cuando se hace una auscultación de los firmes y se ve que han perdido capacidad portante o resistencia al deslizamiento, y por tanto hay que hacer una renovación de los mismos, no solo va en perjuicio de que la carretera se rompa y después cueste mucho más volverla a reponer, sino en términos de seguridad vial.
Volviendo al modelo de financiación, ¿es el PEI un buen punto de partida?
En ese sentido pedimos que se explote al máximo la colaboración público-privada. Tiene una ventaja, y es que el impacto sobre el presupuesto se produce a lo largo del periodo de utilización de las infraestructuras, lo cual es más justo de cara a su distribución y al esfuerzo sobre la ciudadanía. Por ello promocionamos el Plan Extraordinario de Infraestructuras y pedimos que no se retrase, sino que se hagan los esfuerzos necesarios para que sea una realidad.
El ministro de Fomento, José Blanco, anunció que pronto comenzarían las primeras licitaciones del plan. ¿Qué sabe al respecto?
Sabemos lo que ha dicho el ministro y esperamos que cumpla sus promesas. Había dicho incluso que en septiembre anunciaría alguna licitación y que continuarían así con hasta ocho licitaciones durante este año. Confiamos en ello, si los estudios los hacen bien no tendría por qué no tener concurrencia. Aunque, insisto, los estudios económico-financieros de esas licitaciones tienen que hacerse bien y desde el lado de la experiencia. Tenemos el ejemplo de Aragón, cuyo Gobierno acaba de licitar, por la vía de colaboración público-privado a través de un sistema de disponibilidad, el que también prevé el PEI, y la concurrencia no ha sido la deseable porque un gran número de empresas consideraba que las tasas internas de retorno no eran las deseables.
Se había filtrado que estas ocho primeras licitaciones consumirían hasta un tercio de la inversión total del PEI. ¿Es un plan para grandes obras? ¿Dónde está el lugar de las pequeñas y medianas constructoras en el PEI?
El presidente del Gobierno, cuando presentó en febrero este plan, dijo que estaba diseñado para que pudieran presentarse empresas de diferente tamaño. Lo del tamaño es relativo, lo que antaño podía ser una empresa mediana hoy puede ser una empresa grande. Por ejemplo, las empresas de ANCI son más pequeñas que las grandes de SEOPAN, pero son grandes también. Yo espero que, efectivamente, las infraestructuras que elija el Ministerio permitan la mayor concurrencia posible. Además, el mundo de la subcontratación es muy rico y por lo tanto, cuando salgan estos proyectos, beneficiarán a la cadena de producción en su conjunto.
Como presidente de la Fundación Laboral de la Construcción, ¿los buenos datos registrados por la Fundación son debidos a que se están haciendo bien las cosas o a que la situación está obligando a los trabajadores a formarse?
Son buenos datos porque, primero, se están haciendo bien las cosas. La Fundación Laboral, que arranca del primer convenio laboral de la construcción, no ha parado de crecer desde entonces. Los entes paritarios que la patrocinamos, CNC, Cecoma-CC.OO. y MCA-UGT tenemos la vocación de que la Fundación se convierta en lo que ahora mismo es. Esto se traduce en que tengamos la confianza de las instituciones que promueven los fondos necesarios para la formación continua. Por otra parte, hemos conseguido también la confianza de las Comunidades Autónomas, no solo con sus contratos-programas de formación continua, sino más importante, su formación ocupacional y, en algunos casos, la formación reglada. Por otra parte, el esfuerzo que venimos haciendo en prevención en el aula permanente para la implantación de la tarjeta profesional nos lleva a que estemos en esas cifras tan importantes de formación: en 2009 hemos llegado casi a los 180.000 alumnos. Con un esfuerzo también de las empresas que cotizan en la Fundación, que en 2009 fueron prácticamente 118.000.
¿Cuál es la labor de la Fundación respecto a la seguridad laboral?
De estos 180.000 alumnos, 137.000 se formaron en seguridad y salud. El esfuerzo que venimos haciendo de cara a la prevención y la eliminación de la accidentalidad en el sector es muy importante. Además tenemos otros proyectos en marcha, como la Línea Prevención, donde cualquier empresario o trabajador puede consultar sus dudas sobre prevención. Estoy contento porque hemos llevado la Fundación a los usuarios, que son las empresas cotizantes y los trabajadores del sector.
¿Hasta qué punto el descenso de la accidentalidad es real en relación a la caída de la actividad?
Relacionar la caída de la accidentalidad con el empleo en el sector no es algo que me guste. Porque en los tiempos en que teníamos un 13% de empleo sobre el total de España no hemos dicho nunca que haya más accidentalidad porque se trabaja más. No me parecería justo decir ahora lo contrario. Por eso soy partidario de utilizar los índices de siniestralidad, que están mostrando un descenso real y nos indican por dónde vamos y hacia dónde tenemos que ir.
¿Tiene la Fundación programas de formación para desempleados?
Aproximadamente un 48% de los que estamos formando son ocupados, mientras desempleados un 42%.
Teniendo en cuenta que la oferta de empleo cualificado está mostrando una caída importante, ¿esta mayor formación se traduce en una mayor facilidad a la hora de conseguir empleo?
En términos cualitativos, sin duda ninguna. Personalmente he visto cómo en centros de formación nuestros, en un curso de 1.000 horas al trabajador que ya lleva 500 ó 600 te lo vienen a quitar por la buena formación que recibe. Sí es evidente que en tiempo de crisis la oferta ha disminuido, pero cualitativamente, sin duda ninguna el tener un curso de la Fundación Laboral es un atributo para conseguir empleo, para la empresas y para el trabajador. Es una de las grandes ventajas que lleva la tarjeta profesional, que incorpora toda la información de la formación que ha recibido el trabajador.
Como co-presidente del Comité Organizador de Expomatec, ¿cómo está marchando la organización de la feria?
Positivamente. Las reuniones que estamos teniendo y la apuesta que ha hecho Ifema por la feria son muy positivas. Tanto Julián Núñez [vicepresidente de SEOPAN y co-presidente del Comité Organizador de Expomatec] como yo, que estamos al frente de la organización, estamos muy ilusionados. Expomatec quiere ser una feria diferente, no simplemente una feria donde se expone maquinaria, eso ya existe. Quiere ser una feria que ponga muy en valor al oferente con el demandante, que tenga unos atributos de formación y de innovación y tecnología, y que todo eso esté al servicio del visitante y del profesional que acuda. Con esa ilusión estamos trabajando.