Bienvenido Mr. Biden
Adolfo Pérez de Albéniz, vicepresidente ejecutivo de Intecsa-Inarsa.
En el caso de Estados Unidos, la hemeroteca nos depara un reguero de noticias sobre planes de infraestructura que van saltando de administración en administración. Bush, Obama, Trump y ahora Biden, por citar a los más recientes. Sin embargo, parece que, con el actual presidente, este plan sí va a ser una realidad.
Túnel-puente que cruza la bahía de Chesapeake (EE UU). Foto: Dragados.
Y es una realidad necesaria. El propio gobierno de Estados Unidos reconoce que una de cada cinco millas de sus autopistas y carreteras principales, así como 45.000 puentes, están en malas condiciones. Es un riesgo desmesurado porque pone en jaque las comunicaciones, especialmente en comunidades rurales. Hay poblaciones que dependen de un puente para el paso de vehículos, es decir, una sola vía para vehículos de servicios de emergencia.
Es también un riesgo desmesurado porque Estados Unidos tiene una de las tasas de mortalidad por accidentes de tráfico más altas del mundo industrializado. En 2020, murieron más de 42.000 personas por siniestros al volante, un 8% más que en 2019 y a pesar de las restricciones por la pandemia, según el Consejo Nacional de Seguridad.
La respuesta a esta realidad es el llamado Plan Biden, oficialmente conocido como Ley de Empleo e Inversión en Infraestructuras, que invertirá 550.000 millones de dólares en nuevas inversiones federales en carreteras, puentes y agua, entre otras partidas. Unas inversiones que supondrán 2 millones de empleos para el transcurso de la actual década, demostrando así que invertir en obra pública es beneficioso para la economía por su importante retorno socioeconómico y por ser intensivo en mano de obra.
Para que nos hagamos una idea de la dimensión del plan, supone la mayor inversión federal en transporte público de la historia y la mayor en trenes de pasajeros desde que se creó Amtrak, la red estatal interurbana de trenes de pasajeros que data de 1971. Es también la mayor inversión en infraestructura en agua potable y aguas residuales de la historia del país, es decir, nunca se puso tanto esfuerzo en garantizar el suministro de agua segura, fiable y saludable para millones de familias.
Una oportunidad sin precedentes
Este repaso al Plan Biden no hace sino reconfirmar lo que todos pensamos: qué buena oportunidad. Probablemente una sin precedentes para las ingenierías españolas en lo concerniente al mercado estadounidense.
En Intecsa-Inarsa ya sabemos lo que es trabajar allí. En los últimos años hemos desarrollado varios proyectos, muy enfocados a la optimización y en el ámbito de los túneles, de la mano de grandes como Sacyr, Ferrovial o Dragados. Pero sabemos que esto no es suficiente. Por eso, hemos creado una filial en Dallas (Texas) con el fin de sentar las bases de nuestra expansión por el país, con especial atención a este estado y a las dos costas, la Este y la Oeste, y ya no limitarnos a la optimización, sino hacer los proyectos desde el principio.
Túnel-puente que cruza la bahía de Chesapeake (EE UU). Foto: Dragados.
Y llegamos con una propuesta de valor muy clara: ahorrar dinero y tiempo al contratista. Queremos acompañar a las grandes constructoras españolas (y europeas), con las que llevamos tanto tiempo trabajando en otras latitudes, en el desarrollo de proyectos desde cero de alto valor cualitativo. Aportaremos a las constructoras nuestra filosofía 'save money, finish fast', es decir, mayor eficiencia y una elevada relación calidad-precio. Además, aportamos el llamado Professional Engineer (PE), que permite la firma de los proyectos.
El objetivo, con todo ello, es hacer de Estados Unidos el primer mercado de Intecsa-Inarsa, con un 40% del volumen de negocio, tal y como prevé nuestro nuevo plan estratégico.
Sin embargo, en este relato, y para llegar hasta ese desenlace del 40%, conviene hacer un poco de flashback y ver qué hemos hecho hasta ahora en Estados Unidos y qué nos ha llevado hasta el punto actual.
Un terremoto y una reconstrucción
Uno de los proyectos en los que Intecsa-Inarsa ha estado involucrado en Estados Unidos ha sido el túnel SR 99 (también conocido como Alaskan Way) en la ciudad de Seattle, al noroeste del país, muy cerca de la frontera con Canadá. Un terremoto de magnitud 6,5 en 2001, localizado en un área al sur a una escasa hora de coche, provocó daños materiales en Seattle, entre ellos un viaducto en la ruta estatal 99 que conecta con el centro de la ciudad y que databa de 1950.
Sin embargo, en vez de reconstruir el viaducto, se optó por una solución alternativa, un túnel. ¿El resultado? El túnel de dos pisos más grande de Estados Unidos, con un par de carriles de tráfico hacia el norte en su plataforma inferior y otro tanto hacia el sur en la plataforma superior.
Túnel Alaskan Way. Foto: Dragados.
Inaugurado en 2019, Intecsa-Inarsa trabajó para Dragados en el proyecto entre mayo de 2011 y noviembre de 2012. Bajo nuestra responsabilidad quedó el estudio del asentamiento inducido en las estructuras existentes colindantes por la ejecución de la infraestructura con la tuneladora, entre ellos 40 edificios, muchos de ellos históricos. También el diseño de medidas para mitigar estos asentamientos o reforzar las estructuras afectadas por ellos, el diseño del cerramiento entre las pantallas y la losa para introducir la tuneladora, el diseño de la estructura de empuje de la tuneladora en el pozo de ataque y la revisión del diseño de la dovela.
En la fase de licitación, el papel de Intecsa-Inarsa en los aspectos económicos y técnicos del concurso fue de gran importancia. Por ejemplo, el estudio detallado de los asientos de los edificios cercanos al trazado del túnel redujo el número de edificios que requerían medidas de mitigación de los más de 40 previstos a sólo 4 edificios.
En cuanto a la fase del proyecto de construcción, se pudo analizar con detalle cómo afectaban los asientos inducidos por el túnel a estas estructuras y cómo se beneficiaban las distintas medidas de mitigación consideradas. En este sentido, fue posible obtener resultados mucho más precisos que permitieron optimizar el diseño para minimizar el coste de la obra, garantizando en todo momento la seguridad del proyecto.
Intecsa-Inarsa prestó un servicio de alto valor añadido tanto en la fase de licitación como en la de proyecto de construcción, consistente en importantes optimizaciones que llevaron a la adjudicación del contrato y a un ahorro muy significativo en los costes de construcción en comparación con los costes de las mismas obras proyectadas por la ingeniería local.
No obstante, en este proyecto, Intecsa-Inarsa trabajó como subcontrata de la ingeniería americana, actuando solo parcialmente y no de forma global. Si la constructora hubiera contratado directamente a Intecsa-Inarsa, ya con manos libres, se hubiera podido optimizar cada eslabón del proyecto.
Una maravilla de la ingeniería mejorada
¿Se puede mejorar una maravilla? Desde los años 60, un túnel-puente cruza la bahía de Chesapeake, que une los estados de Virginia y Delaware, dando continuidad a las comunicaciones por carretera, a pesar de los 27 kilómetros de agua que hay entre medias. ¿Cómo? Con un puente de tres tramos y dos túneles que pasan por debajo de los canales de navegación. Una maravilla que ha tenido que ser reforzada para ampliar la capacidad de circulación.
Túnel Alaskan Way. Foto: Dragados.
De este modo, se proyectó un nuevo túnel submarino de dos kilómetros de largo, que discurre paralelo al túnel existente de los años 60 y bajo el principal canal de navegación que sale de la bahía hacia el Océano Atlántico.
Intecsa-Inarsa participó desde el principio en el proceso de licitación, cuando se había generado el pliego de condiciones a partir de la hipótesis del 'túnel sumergido'. Los técnicos desarrollaron una solución de tuneladora a nivel conceptual. Como resultado de esta presentación, en enero de 2015 el cliente publicó el pliego de condiciones definitivo, considerándose ya las dos soluciones (túnel perforado o sumergido).
De nuevo con Dragados, Intecsa-Inarsa colaboró en el desarrollo del proyecto de licitación y del proyecto de construcción del contrato, principalmente como consultor de verificación, optimización y contraste, defendiendo los intereses de Dragados USA. Además, llevó a cabo el diseño de ocho estructuras temporales necesarias para la obra.
De forma concreta, Intecsa-Inarsa se responsabilizó de la revisión del proyecto de licitación y propuesta de soluciones de optimización, revisando el anteproyecto elaborado en la fase de licitación y toda la documentación pertinente y proponiendo mejoras de las soluciones previstas.
Y, al mismo tiempo, llevó a cabo la revisión de los proyectos de diseño intermedio y final, es decir, la supervisión continua del desarrollo del proyecto, comprobando que no se desviase de lo acordado, y la validez del proyecto presentado. Se realizaron cálculos paralelos que se completan en las partes más importantes del proyecto, y que permiten la comparación con los cálculos del proyectista y, por tanto, la optimización.
Un ejemplo del desempeño de Intecsa-Inarsa fue la detección de numerosos errores. Por citar alguno, la estimación errónea de los parámetros geotécnicos provisionales para su uso en los cálculos, que fue realizada utilizando literatura genérica, en lugar de usar la gran cantidad de información disponible para el proyecto a partir de las campañas realizadas en el lugar. Todo ello llevó a un enfoque erróneo que podría haber causado problemas reales de daños a las estructuras y túneles existentes en las cercanías, con el consiguiente daño económico y de imagen de las empresas que formaban la joint venture.
Más que túneles
Los ejemplos de Seattle y Virginia son una muestra de lo que Intecsa-Inarsa ha podido aportar a las grandes contratistas en proyectos de tan alta envergadura en un mercado competido como el estadounidense. Sin embargo, el conocimiento de la ingeniería labrado en sus más de 55 años de existencia va más allá de los túneles.
Túnel Alaskan Way. Foto: Dragados.
En este sentido, Intecsa-Inarsa ve una clara oportunidad de negocio en la ingente inversión en agua que prevé el Plan Biden. Hay cifras que estremecen, pues actualmente hay 10 millones de hogares estadounidenses y 400.000 escuelas y centros de cuidado infantil que carecen de agua potable, tal y como reconoce la propia Casa Blanca. De ahí, la inversión de 55.000 millones de dólares prevista, la mayor en la historia del país para mejorar el acceso a agua apta para el consumo humano.
Y no podemos olvidar la lucha contra el cambio climático. Estados Unidos afrontó el año pasado nada menos que 22 eventos climáticos extremos y desastres relacionados con el clima con un coste cada uno superior a los mil millones de dólares.
Carreteras, túneles, puentes o agua. Bienvenido Mr. Biden por tamaña apuesta por la obra pública con vistas a hacer crecer la economía, mejora la competitividad, generar empleos de calidad, y hacer una economía más sostenible, sólida y justa. Y bienvenida las que deben brindar en Estados Unidos a las empresas españolas, a constructoras e ingenierías como Intecsa-Inarsa, para hacerlo posible.
Solo nos falta Berlanga.