“La casa prefabricada empieza a ser primera vivienda”
28 de septiembre de 2009
Eusebio Miñarro es un empresario convencido de las ventajas de la madera como material de construcción, en combinación con nuevos materiales y sistemas que mejoren las prestaciones de la vivienda prefabricada.
¿Cómo ha evolucionado su producto en estos veinte años de trayectoria?
Cada año hemos incorporado mejoras en las casas: aislamientos, acabados, revestimientos, elementos estructurales… siempre con la idea de abaratar el precio final, mejorar sus prestaciones globales y contribuir a respetar el medio ambiente. En el presente, las casas prefabricadas más vendidas de Miñarro y García, S.L. son económicas, de 70-80 metros cuadrados, con dos módulos (tres dormitorios, una gran cocina, salón y baño), válida para primera o segunda vivienda, ampliable y transportable.
¿Con qué instalaciones cuenta Miñarro y García, S.L. actualmente?
Ubicadas en el municipio alicantino de Monforte del Cid, las instalaciones de Miñarro y García, S.L. se componen de una fábrica de 2.000 metros cuadrados, con una capacidad de producción de tres o cuatro viviendas mensuales (dependiendo de su tamaño), y una exposición anexa visible y fácilmente accesible desde la autovía A-31 Madrid-Alicante. Otros 2.000 metros cuadrados aguardan tras la planta para acometer el necesario crecimiento de la empresa, que llegará cuando la situación económica lo permita.
Trabajamos en los módulos en cadena y alrededor del mismo, con espacio holgado y las más modernas máquinas, herramientas y materiales de construcción.
¿Cuánto tiempo tarda su equipo en fabricar una casa?
Cada casa en un mundo pero, en general, al trabajar en serie, podemos concluir que somos capaces de terminar una magnífica casa en una semana. Sin embargo, damos a nuestros clientes un plazo medio de entrega de 30 a 60 días, que es el período al que podemos comprometernos con total seguridad.
¿Puede el cliente solicitar que fabriquen su propio diseño?
Siempre que asuma que vamos a hacerla por módulos y respete nuestras directrices de producción (medidas, orientación, etc.). Normalmente aconsejamos a nuestros clientes cómo optimizar y mejorar al máximo las propuestas que nos traen. Lo que tratamos de cumplir escrupulosamente es su forma de distribución de los habitáculos de la casa.
Diseñamos cada casa como si fuese para nosotros mismos, pero nos agrada mucho que el cliente participe en el proceso, con sus ilusiones y propuestas.
Geográficamente, ¿hasta dónde han llegado a instalar sus casas en España?
Hemos vendido casas en toda España, aunque el territorio en el que más trabajamos es el litoral mediterráneo; principalmente desde Murcia a Girona. Tenemos sendas exposiciones en Tordera y Badalona (Barcelona), otra en Castellar (Valencia) y, por supuesto, junto a la fábrica, una cuarta en Monforte del Cid (Alicante). Ahora estamos muy activos en el País Vasco, desde Vitoria, con un magnífico distribuidor.
¿Cómo ve usted el mercado de la vivienda prefabricada?
En el presente, tengo la impresión de que alguien ha taponado el grifo para que no podamos beber agua; tal vez cuando retiren la mano, ésta fluya de nuevo con fuerza. Sabemos que existe una necesidad y una demanda de este tipo de vivienda. Por ello, nos estamos preparando técnica y comercialmente para ese momento en que, de nuevo, salga de la pista el coche de seguridad y permita a los monoplazas, que somos los fabricantes, competir libremente.
¿Ha resultado y está resultando útil la Asociación de Fabricantes y Constructores de Casas de Madera (AFCCM) para incrementar su cuota de mercado?
La Asociación es un magnífico instrumento aún por explotar; tanto para defendernos como para atacar en el mercado. Hasta ahora, la principal traba que hemos hallado en el camino es la propia Administración. En el futuro, AFCCM será la base esencial para promocionar la construcción con madera en España.
¿Es exportable este producto?
Sin duda, al tratarse de fabricación modular, cabe la posibilidad de transportarlo por carretera o incluso por barco.
¿Cree y confía la Banca en esta tipología de vivienda?
Parece ser que no, porque siempre ha sido reacia a financiar a nuestros clientes. Afortunadamente, esto está cambiando poco a poco; estamos hipotecando y registrando casas, tal vez como efecto de lo que ellos mismos ven en países vecinos como Francia, Italia o Alemania, por no mencionar Escandinavia, donde este tipo de casas es habitual y normal.
Nosotros no pedimos privilegios ni distinciones; sólo queremos que se nos trate igual que a los demás. La Banca será inteligente si se da cuenta y se prepara para acompañarnos en esta vía de futuro del mundo inmobiliario.
¿Está definitivamente solucionado y zanjado el problema del aseguramiento de las casas prefabricadas?
Pienso que sí, hoy existen numerosas compañías de seguros (Axa, Mapfre, Santa Lucía…) que trabajan con normalidad este tipo de casas.
¿Cómo es el perfil de su cliente tipo?
Si hablamos de las personas que buscan una segunda vivienda o una vía cómoda para su jubilación, económicamente su perfil es bueno: la gente tiene el dinero. Pero hoy crece significativamente el segmento de compradores jóvenes que buscan una solución económica, rápida y accesible para su primera vivienda. Estas personas precisan financiación.
¿Cómo valora el nivel tecnológico de las empresas españolas que fabrican casas con estructura de madera?
En muchos aspectos no tenemos nada que envidiar a otros fabricantes europeos. En numerosos detalles estamos por encima de ellos, ya que hemos sido ‘más papistas que el Papa’ a la hora de asumir las exigencias del CTE. Los fabricantes que pertenecemos a la AFCCM empleamos sistemas, materiales y acabados excepcionales, y avanzamos deprisa en materia de diseño. Tenemos la suerte de tener el cliente más exigente de la Unión Europea a la hora de adquirir su vivienda.
Para finalizar... ¿Dónde vive usted?
Yo resido desde hace treinta años en una casa prefabricada de madera. Creo absolutamente en este producto. Quien lo ve y lo conoce se queda asombrado, es la vivienda que mejor garantiza la eficiencia energética, el respeto al entorno y un precio razonable para el comprador.