Un viaje a la internacionalización
María Moreno, directora del Departamento Internacional de Seopan, Asociación de Empresas Constructoras y Concesionarias de Infraestructuras
07/05/2019Seopan es la Asociación de Empresas Constructoras y Concesionarias de Infraestructuras. Desde su origen se desarrolla en el contexto internacional, que abordaremos más adelante, ya que fue fundada en el año 1957 con el primer objetivo de representar y defender los intereses de las 32 empresas constructoras españolas que construyeron para el ejército de Estados Unidos las bases hispano-americanas en España. Posteriormente, en 2014, fusionó sus actividades con Aseta (Asociación de Sociedades Españolas Concesionarias de Autopistas, Túneles, Puentes y Vías de Peaje) y Atta (Asociación Tecnológica para el Tratamiento de Agua) para potenciar la defensa de sus asociados, ampliar su actividad nacional e internacional y ganar representatividad.
María Moreno, directora del Departamento Internacional de Seopan.
En la actualidad, Seopan tiene además el objetivo de promover de forma activa la inversión en infraestructuras y el impulso de los proyectos de colaboración público-privada como elementos decisivos para la competitividad y crecimiento económico. Está integrada por 11 grupos empresariales y 60 empresas dedicadas a la construcción y promoción de infraestructuras públicas mediante concesiones. En conjunto, representan un volumen de producción anual de 80.000 millones de euros, proporcionando empleo a más de 450.000 personas, y con una actividad internacional que representa actualmente el 75% de su cifra total de negocio, y el 89% de su actividad en construcción.
Estas empresas gestionan proyectos de forma integral -incluyendo diseño, ejecución, financiación, operación y mantenimiento-, en 85 países, lo que les permite resolver con éxito los retos planteados por los sistemas extra-presupuestarios de financiación de infraestructuras.
Adicionalmente, han demostrado facilidad para gestionar y adaptarse a los factores productivos locales, establecer alianzas y acuerdos con socios de diferentes países, y arrastrar a una amplia base de subcontratistas y proveedores españoles competitivos.
Por último, se trata de grupos muy diversificados (entre un 30 y un 70%) hacia otros sectores como los servicios medioambientales, la gestión integral de edificios, el sector aeroportuario, el ciclo integral del agua o las energías renovables, alcanzando cifras elevadas en su cartera de negocios que en muchos casos superan la actividad constructora. Esta característica les permite gestionar de manera más eficiente todo el ciclo de vida de la infraestructura, generando la confianza necesaria en inversores financieros y autoridades públicas para captar fondos de los mercados de capitales y financiar los proyectos.
La actividad internacional de los miembros de Seopan representa actualmente el 75% de su cifra total de negocio, y el 89% de su actividad en construcción.
Fruto del desarrollo técnico, la internacionalización, la diversificación y la concentración empresarial, las empresas asociadas en Seopan se han consolidado como referentes mundiales de las infraestructuras, tanto en el ámbito de la construcción de todo tipo de proyectos, como en el de la gestión de infraestructuras de transporte.
No obstante, el camino recorrido hasta alcanzar estas posiciones de liderazgo internacional que hoy representan comenzó en territorio nacional a finales de los años 30, en un momento de gran demanda nacional de construcción pública y privada, que se intensificó aún más entre los años 50 y 70. A los efectos de abordar con éxito este exigente mercado nacional, las empresas precisaron mejorar sus capacidades técnicas, organizativas y de gestión; aumentar sus recursos técnicos y humanos, sobre todo los cualificados; y ampliar las fuentes de financiación que empleaban.
Simultáneamente, España impulsó la apertura del país al exterior tras la Reorganización económica a las puertas de los años 60. De esta manera, las empresas constructoras españolas comenzaron sus primeras actuaciones esporádicas en el entorno internacional, favorecidas por las altas capacidades adquiridas y los innovadores sistemas de gestión desarrollados en la ejecución de complejos proyectos en el ámbito nacional. Aunque no fue hasta mediados de los años 60 y durante los 70 cuando realmente nació su vocación de internacionalización con voluntad permanente.
En los años posteriores, la andadura exterior ha ido atravesando diversas etapas que han estado influenciadas por la fluctuación de la demanda de actividad nacional, las variaciones económicas o políticas en los mercados en los que operan, la mayor o menor entrada de capitales extranjeros en España, o el incremento de competencia, por mencionar algunos factores. Durante el último periodo que comenzó en 2008, comúnmente conocido como crisis económica, la actividad internacional de las grandes empresas de infraestructuras se ha amplificado de tal manera que en la actualidad supone en torno al 75% de su actividad total. Este indudable gran salto, no habría sido posible sin la presencia y experiencia previas en los mercados internacionales.
En términos generales, podemos indicar que las principales motivaciones de las empresas para impulsar su actividad constructora en el ámbito internacional son el mantenimiento de la cifra de negocios y la capacidad productiva, la participación en proyectos de envergadura en los que aportan su dilatada experiencia y conocimiento, o la diversificación geográfica de su actividad para minimizar riesgos.
Por otra parte, la presencia exterior ha evolucionado según las diferentes aproximaciones a los distintos países, respondiendo a las estrategias de las propias empresas o según los requisitos planteados por los mercados locales. En este sentido, las entradas a los países en los que hoy operan han podido comenzar de formas muy diversas, pudiendo ser a través de una licitación puntual, un contrato de subcontratación, un acuerdo de joint venture para un proyecto concreto, la creación de una sucursal o una filial, la formación de un consorcio internacional, o la adquisición o fusión con una empresa local. Recientemente estamos asistiendo a movimientos encuadrados dentro de esta última forma de salida, que intensifican la creación de grandes grupos internacionales compuestos por empresas de múltiples nacionalidades y con muy diversas actividades no necesariamente relacionadas con construcción.
Asimismo, las compañías de infraestructuras a las que nos hemos venido refiriendo adquirieron una importante experiencia en concesiones de autopistas de peaje en España a partir de los años sesenta, y posteriormente ampliaron su actividad concesional a otras tipologías de infraestructuras y servicios. Como bien es sabido, el conocimiento en la gestión de infraestructuras también se trasladó al exterior, comenzando por aquellos países en los cuales las empresas españolas tenían presencia en construcción, suponiendo un primer impulso a la internacionalización de este negocio.
El reparto geográfico de la actividad internacional ha evolucionado con la experiencia de las empresas, con el desarrollo de los países y con los intereses de ambos.
Actualmente, las grandes concesionarias españolas tienen una importante presencia en la gestión privada de las principales infraestructuras de transporte del mundo, con más de 21.500 km de autopistas, 1.500 km de ferrocarril y más de 40 aeropuertos con más de 100 millones de pasajeros al año en distintas geografías. Esta destacada actividad internacional concesional ha situado a ocho compañías concesionarias españolas entre los primeros puestos de la clasificación mundial en concesiones de infraestructuras de transporte según la última publicación de la revista especializada Public Works Financing (PWF). Cuatro de ellas se posicionan además entre las diez primeras compañías del mundo por volumen de inversión realizado desde 1985, sumando 256.700 millones de dólares en 277 concesiones. Si hablamos del número de concesiones en operación o construcción, esta publicación americana clasifica a cinco empresas españolas entre las diez primeras con 184 concesiones en el mundo.
También gestionan un importante número de plantas de generación eléctrica, redes de transporte de energía e infraestructuras de telecomunicaciones en todo el mundo. Por ejemplo, las empresas españolas disponen de más de 10.000 MW de capacidad instalada en plantas de generación de energía y gestionan más de 11.500 km de líneas de transmisión y distribución eléctrica y 16.500 torres de telecomunicaciones.
Además, dan servicio a millones de ciudadanos, gestionando más de 10.500 camas hospitalarias, las redes de abastecimiento y saneamiento de agua de 1.300 municipios con más de 65 millones de habitantes, y la recogida y tratamiento de residuos de 90 millones de ciudadanos entre otros.
En lo relativo al liderazgo global de los grupos constructores españoles, la publicación especializada Engineering News Record (ENR) posiciona, según su volumen de facturación internacional, a 11 grupos españoles entre los 250 analizados, con una cifra total cercana a los 70.000 millones de dólares. Según la clasificación norteamericana, los principales actores son los grupos europeos, liderados por los españoles; seguidos de los grupos semi-estatales chinos; los estadounidenses; y los coreanos.
El reparto geográfico de la actividad internacional ha evolucionado con la experiencia de las empresas, con el desarrollo de los países y con los intereses de ambos. En términos generales, podemos señalar como principales destinos actuales a países que ofrecen certidumbre, que garantizan la seguridad física de los desplazados y la seguridad jurídica para las empresas, que cuentan con planes de desarrollo a medio y largo plazo, y ofrecen una capacidad crediticia con un mercado financiero desarrollado. Estos requisitos son aún más exigentes en el caso de los proyectos en concesión, pues el muy largo plazo de los mismos así lo requiere. Por tanto, sin ser correcta una generalización, se observa como la actividad es mayor en América del Norte (30%), Europa (20%), América del Sur y Central (13%), y un creciente interés por Oceanía. Sin embargo, los primeros destinos de estas empresas fueron países latinoamericanos, del norte de África y algunos vecinos europeos.
Indudablemente podemos cuestionar la conveniencia de continuar hablando de internacionalización de estas empresas o del sector, ya que, como hemos podido comprobar, están internacionalizadas hace varias décadas, y más aún cuando el entorno en el que nos movemos es cada vez más globalizado. No obstante, es un proceso en evolución y revisión constante para el que aún hay muchos destinos por descubrir.
Podemos terminar este enriquecedor viaje a través de la internacionalización con la sensación de haber llevado un equipaje ligero, por un camino sencillo, de haber encontrado facilidades en cada parada e incluso de volver a casa sin ninguna rozadura en los talones. Sin embargo, el viaje que contamos desde hace ya varios párrafos no tiene billete de vuelta, es un paseo hacia el futuro en el que nuestra ‘casa’ se irá haciendo cada vez mayor y las distancias se irán acortando.
Sin duda, las empresas seguirán encontrando desafíos, los que conllevan los propios proyectos y los que traerán los destinos con sus distintos idiomas, legislaciones, culturas, sistemas fiscales, monedas, tejido empresarial local, y un largo etcétera. Habrán de añadirse también nuevas fronteras por explorar en un mundo cada vez más competitivo, con cambios demográficos relevantes, con nuevas tecnologías al alcance de la mano, marcando Objetivos de Desarrollo Sostenible, salvando las diferencias para la financiación de proyectos en aquellos países donde hay más necesidad de infraestructuras y encontrando nuevas fórmulas para continuar en la excelencia.