La situación de los parques de maquinaria
A modo de introducción, José Manuel Rubias señalaba que el sector se enfrenta a un “cóctel extraño” en el que se mezcla una caída de actividad, un exceso de oferta de maquinaria, una canibalización entre los propios agentes que operan en el mercado, un cataclismo financiero que afecta a todo lo relacionado con la construcción, una bajada de precios y una falta de rigor en los pagos (alargamiento de plazos, morosidad, quitas…).
Pero a pesar de todo ello el alquiler, como indicaba el director general de Loxam en España, se mantiene como una pieza clave dentro de la cadena de valor de la maquinaria que incluye a fabricantes, distribuidores, alquiladores y empresas de servicios, permitiendo a las constructoras reducir sus activos, evitar costes ocultos y contar en sus obras con los equipos más avanzados tecnológicamente.
Factores como su fuerte atomización y el no estar sometida a una reglas claras provocan que la actividad del alquiler de maquinaria sea infravalorada en muchas ocasiones, cayendo incluso, según afirmaba José Manuel Rubias, “al borde del desprestigio”. Pero frente a esta situación, el mundo del alquiler tiene la oportunidad de revelarse, poniendo en valor sus parques de maquinaria como elementos fundamentales para ganar en productividad y seguridad en las obras.
Diversificación e internacionalización
José Castaño iniciaba su presentación recordando que si bien es cierto que las empresas están en continua evolución, es en las crisis económicas donde se dan sus cambios más profundos. Y en este sentido señaló la crisis de 1973 como la que originó la tendencia de las constructoras de contar con cada vez menos recursos propios en material y en personal para acudir con mayor frecuencia a empresas especializadas en el suministro de maquinaria y servicios auxiliares.
Esta nueva crisis también va a conllevar importantes transformaciones en la gestión de los parques de maquinaria, que según el responsable de Ferrovial, van a centrarse en dos conceptos clave: diversificación e internacionalización. Las constructoras se enfrentan a una enorme volatilidad en cuanto a las características de las obras que abordan, lo que les lleva a necesitar maquinaria de la más diversa índole. En un momento dado pueden tener una gran demanda de trabajo en extendido para carretera y a los pocos meses, virar toda su actividad hacia la construcción de túneles, por ejemplo.
Y en cuanto a la internacionalización, es evidente que a todas estas constructoras que salen al exterior (para muchas de ellas el 80% o más de sus ingresos proceden ya de actividades fuera de España) les resulta mucho más sencillo el movimiento de personas y de recursos financieros que no el de la maquinaria, ya que se exponen a notables barreras administrativas, arancelarias, técnicas, económicas, temporales… Por ello en muchos casos es preferible para estas constructoras ir a esos trabajos fuera de España con empresas con las que trabajan habitualmente en el mercado doméstico o directamente contactar con firmas locales para el suministro de determinadas máquinas en esas obras en el exterior.
Las constructoras son las que tienen que sopesar en cada caso los pros y los contras de contar con maquinaria propia o alquilar. Hay casos en los que primarán ventajas como ganar puntos en concursos por disponer de equipos propios, el despliegue rápido de los mismos o la experiencia que tienen sus operarios en el uso de estas máquinas, y en otros pesará más la necesidad de evitar un inmovilizado importante o el no asumir un riesgo de baja utilización.
El alquilador, por su parte, tiene que estar atento a estas evaluaciones para poder ofrecerle a la constructora una alternativa que le resulte atractiva, teniendo en cuenta que en el proceso de selección de su proveedor de maquinaria, la constructora, según confesaba José Castaño, busca lograr el mejor equilibrio entre precio y garantías de calidad.
Fabricantes y distribuidores de maquinaria
Jorge Cuartero, gerente de Anmopyc, apuntaba a la internacionalización de las empresas como la mejor fórmula para encarar la crisis que viene sufriendo el sector desde septiembre de 2007. Una internacionalización que no consiste en salir por salir del país, sino que debe ser estudiada en profundidad y con tiempo, ya que los mercados son muy diferentes unos de otros. En esta línea, Jorge Cuartero apuntaba que mientras en 2007 el 80% de la producción de los asociados de Anmopyc se vendía en España, a día de hoy este porcentaje se ha reducido a prácticamente un 10%.
Por su parte, Gerd Schreier, daba una serie de datos para demostrar la brusca caída que ha sufrido el mercado de venta de maquinaria nueva en España en los últimos cinco años. Según los datos manejados por Andicop hay actualmente máquinas cuyos niveles de venta son incluso inferiores al 5% de los experimentados en 2007. Del parque disponible antes de la irrupción de la crisis, desde la asociación estiman que más del 50% ya ha salido de España, y de los equipos que quedan, éstos trabajan pocos días a la semana o al mes. Es decir, del parque activo en España en el 2007, hoy, posiblemente, sólo de un 10% a un 20%. esté trabajando.
Otro aspecto importante que está conllevando esta caída de actividad es que la vida media de los equipos se ha duplicado desde el año 2007, pasando de una vida útil aproximada de 4 años a los 8 años actuales, con el grave riesgo que esto supone de retroceder en materia de productividad y seguridad en obra. Sin embargo, a pesar de esta mayor antigüedad de la maquinaria, desde Andicop se señala que los ingresos por venta de recambios apenas llegan hoy a un tercio de lo facturado en 2007.