Steelcase identifica los espacios cerrados como los idóneos para realizar tutorías en la Universidad
La implantación y puesta en marcha del Espacio Europeo de Educación Superior (EEES) ha supuesto cambios en los métodos docentes que afectan de manera directa al trabajo y a las responsabilidades del profesorado universitario. Una de estas novedades ha sido el impulso de las sesiones de tutoría, que permiten el asesoramiento y acompañamiento personalizado de estudiantes acerca de cuestiones de tipo académico, profesional o psicopedagógico, pero también permiten la colaboración entre docentes o entre estudiantes en las llamadas «mentorías entre iguales«. En este nuevo contexto, la Cátedra de Espacios y Equipamientos Educativos Steelcase – Universidad Europea ha estudiado las necesidades en relación al espacio y mobiliario para el desarrollo de sesiones de tutoríaen el ámbito universitario, concluyendo que los espacios más apropiados para desarrollar esta labor son los cerrados.
En este sentido, la directora de la Cátedra, Sonia Martínez, señala cómo “a través de la interacción con los profesores, losestudiantes no solo resuelven sus dudas académicas, sino que estrechan los lazos con ellos, amplían sus miras y desarrollan relaciones valiosas que, a menudo, siguen ejerciendo en ellos una influencia positiva a lo largo de sus vidas”. “Independientemente de que las tutorías se utilicen para obtener orientación, indagar más en un tema o simplemente para compartir un problema, el hecho de que el estudiante tenga un espacio adecuado para relacionarse con el profesor, les ayuda a desarrollarse como personas”, añade.
En su análisis, la Cátedra de Espacios y Equipamientos Educativos Steelcase – Universidad Europea ha analizado la disposición de tres espacios de tutoría–cerrados, abiertos y semi-abiertos–y cómo éstos influyen en la consecución de sus fines. Según se desprende de las conclusiones, el espacio cerrado es el más valorado tanto por profesores como por estudiantes para realizar tutorías individuales y grupales. En concreto, el 76,5% de los encuestados se decanta por ellos, frente al 36% que opta por los espacios abiertos y el 33% que se prefiere los semi-abiertos.
La principal ventaja del espacio cerrado es su versatilidad para adaptarse a las necesidades de distintos tipos de tutoría en función del número de asistentes o el objetivo académico de la misma. Asimismo, los estudiantes valoran la privacidad de las conversaciones, contar con elementos para trabajar –pizarra y mesa–, disponer de herramientas que permitan conectar dispositivos tecnológicos para compartir información, y tener iluminación natural. Asimismo, destacan de estos entornos otros atributos como la intimidad, la concentración, la confidencialidad y la polivalencia de los espacios.
Por el contrario, los espacios semi-abiertos y abiertos destacan por su versatilidad e informalidad, por lo que resultan más adecuados para otras actividades que van más allá de la tutoría. La disposición de soluciones informales, como mesas bajas y sillones y la ausencia de paredes y puerta, hace que tanto estudiantes como profesores elijan estos espacios para otras actividades y no para tutorías. Esto refuerza la idea de que el aprendizaje en el entorno académico debe salir del entorno del aula y puede producirse en todo el campus, pero, para ello, deben existir las herramientas y soportes que lo faciliten. De hecho, según la investigación, hasta un 90% del aprendizaje de los estudiantes transcurre fuera del aula, gracias a sus propias investigaciones o a los trabajos en grupo que realizan.
Fuente: Steelcase
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