Celebrado el Foro de interiorismo y diseño Casa Decor bajo la temática “Relaciones sociales y emociones en la arquitectura, el diseño y el interiorismo”
El Auditorio de Casa Decor Barcelona 2011 fue el escenario elegido para celebrar una nueva edición del Foro de Interiorismo y Diseño, que organiza Casa Decor, y que reune a seis destacados personajes en el campo del interiorismo, el diseño y la arquitectura. Bajo la temática “Relaciones sociales y emociones en la arquitectura, el diseño y el interiorismo”, cada profesional desarrolló diferentes aristas del tema, planteando los distintos puntos de vista en relación con las emociones y el entramado social de estas disciplinas.
La arquitecta Silvia Farriol, presidenta del Arquinfad y moderadora de la mesa, inició su exposición evidenciando las intervenciones que, fuera de toda normativa, acometen impunemente algunas empresas de servicios en puntos de Barcelona. Una situación de hecho inaceptable, en una ciudad que se erige como estandarte del buen diseño. La arquitecta reclamó una acción política decisiva para evitar estas agresiones urbanísticas, como las instalaciones eléctricas caóticas o las obstrucciones del carril bici por elementos urbanos como los contendores.
Ibán Martínez, ingeniero industrial, hizo una síntesis del proceso evolutivo de las viviendas y de cómo se había desvirtuado su finalidad primaria como morada del hombre, en aras a otros intereses ajenos al bienestar habitacional. Advirtió la necesidad de restaurar valores constructivos y vivenciales que se han ido perdiendo, con el fin de crear un nuevo concepto de vivienda que se adapte a nuestras necesidades y no al revés. Viviendas contenidas, sostenibles, simplificadas y económicas.
Si tradicionalmente el buen diseño es la ecuación perfecta entre estética y funcionalidad, las nuevas corrientes creativas ponen en la palestra un tercer elemento: la emoción. El diseño emocional da las claves de los nuevos procesos creativos, que no sólo atienden a la estética o a la funcionalidad, sino que también apelan a las emociones de quien se interesa por un objeto. Alberto Martínez, diseñador y miembro de CuldeSac, demostró, a través de los espacios que ha realizado para Valentine en diversas ediciones de Casa Decor, que crear escenarios en los que intervienen las emociones causan un impacto más perdurable y generan reacciones positivas en quienes los transitan.
La textura, la resistencia, el color, los acabados… son cualidades que ayudan a identificar un revestimiento. Pero, ¿y si en esta clasificación intervienen las emociones? En esta línea, Joan Llongueras, arquitecto técnico de Coblonal Arquitectos, expuso su experiencia como especialista en materiales para todo tipo de superficies. Se refirió a la importancia de conocer a los clientes a la hora de elegir un material, ya que todo revestimiento transmite un valor de gran carga emocional: amabilidad, seriedad, fortaleza, ductilidad, calidez…
Al hilo de esta ponencia continuó la interiorista Adela Cabré, cuya dilatada experiencia la ha llevado al convencimiento de que es preciso ejercer grandes dosis de psicología en las relaciones con el cliente. Las emociones más atávicas (la alegría, la cólera, la tristeza y el miedo) se manifiestan durante los diferentes estadios del proceso laboral. De la complicidad, se pasa al recelo y la desconfianza. La relación mercantil y profesional se adueña de la amistad; una vez superada esta etapa, todo vuelve a la normalidad confluyendo con la finalización de la obra. Asumir los cambios emocionales en la relación con el cliente es una fortaleza que facilita cualquier proceso laboral.
Finalmente, el prestigioso decorador Ramón Peñarroya tomó el relevo para ahondar aún más en la estrecha relación que se establece con el cliente. El reto de un decorador profesional consiste en realizar un buen proyecto, siempre respetando el gusto y las necesidades del cliente. El interiorista debe ser un traductor de sus deseos, sin imponer su propio gusto. Con frecuencia se incurre en el error de pretender realizar proyectos a imagen y semejanza del interiorista, que están abocados al fracaso absoluto al no considerar las necesidades del cliente.