Entrevista a Juan de Dios Alfocea, presidente del Grupo Cid
“Esta actividad es aún muy joven en España –afirma Juan de Dios Alfocea-; sin lugar a dudas ha evolucionado bastante, aunque desgraciadamente sólo a título individual de numerosas pequeñas empresas, y casi nada a nivel colectivo, que es realmente como habríamos logrado dar pasos importantes como sector. Aprovechando esta ralentización, son muchas las empresas 'oportunistas' que se han introducido puntual u ocasionalmente en el mercado, causando un daño terrible a la imagen de este producto, ya que han dejado por el camino problemas de tipo técnico y económico, y cierto desencanto en clientes que estaban ilusionados con la idea de vivir en una casa de madera.
En los últimos diez años, se han construido y fabricado magníficas viviendas de madera en España, pero también muchas casas de pésima calidad, que han dejado 'tierra quemada' a quienes nos dedicamos a esta actividad en cuerpo y alma".
¿Ha paliado esta tendencia en alguna medida la creación de la Asociación de Fabricantes y Constructores de Casas de Madera de España (AFCCM)?
La asociación ha servido para alcanzar muchos objetivos como la promoción de la construcción con madera, notoriedad o representatividad ante instituciones y organismos oficiales. Incluso hemos resuelto juntos graves problemas que teníamos sobre la mesa, como eximir del seguro decenal a la autopromoción y otras trabas sobre aseguramiento, financiación o hipoteca para esta tipología de viviendas. Pero no hemos sido capaces de localizar y erradicar la competencia desleal. Ahora esperamos que la rigurosa aplicación del Código Técnico de la Edificación (CTE) sitúe en este sector una barrera frente a quienes incumplen unos mínimos de calidad.
¿Adónde llega el listón para determinar si una casa de madera tiene una calidad suficiente?
Exactamente al mismo sitio que debe llegar cualquier tipo de vivienda: debe cumplir el CTE y las normas subsidiarias del municipio donde vaya a ser construida o instalada. El CTE no es del todo coherente, pero al menos es una referencia igual para todos y nos ha estimulado para mejorar.
¿Cree usted que su sector ha sido marginado durante los años gloriosos de la construcción en España?
Quienes fabricamos o construimos casas de madera no hemos tenido ni tenemos ninguna clase de apoyo de la Administración; más bien recibimos obstáculos e indiferencia por su parte. Hemos tenido que superar las adversidades con nuestro trabajo y esfuerzo, y siempre nos han cerrado la puerta cuando hemos acudido a pedir ayuda. Pero aquí estamos, la mayoría de los que iniciamos esta andadura. Lo malo es que hemos llegado, en general, poco capitalizados al ojo de este formidable huracán que es la crisis actual.
¿Podría la crisis que viven los segmentos inmobiliario y de construcción convertirse en una oportunidad para la vivienda modular y prefabricada en España?
Ciertamente se dice que las crisis para unos son oportunidades para otros. Yo pienso que no son los sectores los que crecen o fracasan, sino las empresas. Por ejemplo, el sector del calzado está viviendo en los últimos años una crisis feroz, está prácticamente hundido, pero aquí están algunas de las firmas líderes a nivel mundial. La clave para triunfar está en las personas, en los principios, el buen hacer y, cómo no, también en tener un poco de suerte.
¿Qué necesita este sector con urgencia para ir resolviendo sus problemas más acuciantes?
Necesitamos una legislación adecuada a nuestra actividad. A un fabricante de motos no se le puede aplicar la normativa de los coches. Nuestro sector requiere una regulación apropiada: si el Gobierno no tiene capacidad para hacerlo, deberían dejarlo en manos de técnicos y profesionales. A los fabricantes de casas de madera se nos mide con el rasero de la construcción; para reparar este sinsentido bastaría con aplicar la lógica. La única explicación posible es que se ha intentado que este sector no salga adelante. Los industriales, solos, ya no podemos hacer mucho más.
¿Cuál es el perfil de empresa tipo en el sector de la fabricación y construcción de casas de madera?
En España todos somos empresas pequeñas o medianas. La mayoría, empresas familiares. Pero sólo este tipo de empresa es capaz de perseverar en esta clase de proyectos, a pesar de tantas adversidades. Algunos hemos salido adelante; una gran sociedad anónima ya habría tirado la toalla. De hecho, grandes iniciativas llevadas a cabo en España no han dado resultado.
Nos falta mucho recorrido para alcanzar una tradición en construcción con madera, aunque debo decir que hemos adquirido niveles técnicos y profesionales que prometen un futuro esperanzador.
¿Qué nota le pondría usted a Prefabricados El Cid en el panorama que me ha dibujado del sector?
Hemos avanzado todo lo que hemos podido, porque tenemos una vocación de mejora continua. Tratamos siempre de perfeccionar nuestro sistema constructivo, hacemos un esfuerzo ingente y sincero por preservar el medio ambiente y, especialmente, quisiera destacar el gran trabajo que esta empresa ha llevado a cabo para desarrollar el diseño en sus viviendas, acorde a los tiempos vigentes y venideros. Nos sentimos felices de ver adonde hemos llegado, pero no nos conformamos. Queremos seguir avanzando.