Tribuna
Año de incertidumbres y oportunidades: balance del sector de los áridos
Ramón Ruberte, presidente de Anefa (Asociación Nacional de Fabricantes de Áridos)
07/02/2023
Iniciamos un año 2023 que se presenta ante nuestra industria como una ventana a un paisaje repleto de incertidumbres y, a la vez, de grandes oportunidades. Los datos económicos sectoriales que vamos conociendo sobre 2022 nos muestran una ralentización de la construcción y un leve retroceso de los sectores suministradores y nos adelantan una atonía del consumo de áridos a medio plazo.
Es cierto que hay elementos positivos, como el hecho de que los presupuestos generales del Estado hayan sido aprobados con un incremento de la inversión en construcción y el hecho de que se trate de un año electoral en la mayoría de las comunidades autónomas, ayuntamientos y el propio Estado, lo que favorece a la inversión y la ejecución de obra pública. Además, entre 2023 y 2024 se espera una mayor intensidad en la aplicación de los fondos europeos por su aterrizaje tardío.
Pero, por otro lado, hay elementos negativos que hay que tener en cuenta y que nos obligan a extremar las precauciones: la inflación anual se va moderando (+5,7% en diciembre y +5,8% en enero) pero todavía es muy alta y con tendencia al repunte. El escenario principal previsto por el Banco Central Europeo y el Banco de España augura un incremento del IPC del +5% en 2023 (CEOE: 3,0%) y de +2% en 2024. La tasa anual del Índice de Precios Industriales (IPRI) general en el mes de diciembre ha sido del + 14,7%.
La mencionada escalada de precios influye en que la evolución de los precios de energía y suministros sea difícil de predecir y que, si el escenario se complicase, pudiera haber nuevas huelgas del transporte que afectarían a la industria. De hecho, ya estamos experimentando el impacto creciente de los costes derivados de los objetivos de neutralidad climática como son la subida de impuestos (y/o retirada de incentivos) a los combustibles fósiles o sus incrementos de costes por la inclusión de aditivos para la reducción de emisiones, así como el fin de las ayudas públicas al coste de la energía.
Además, debemos mencionar el previsible impacto de las políticas económicas contra la inflación que probablemente incluyan incrementos importantes de los tipos de interés que desembocarán en hipotecas más caras, una consecuente ralentización en el mercado de la vivienda y mayores dificultades de acceso al crédito para las empresas.
Otros factores con probable incidencia negativa son el presumible estancamiento de la economía, sin llegar a la recesión (+0,9% para 2023); la posible paralización de nuevas licitaciones en el periodo de formación de los nuevos gobiernos, el impacto de los precios en la dinámica promotora y constructora privada, así como la elevada deuda pública que puede coartar futuras inversiones de las administraciones públicas en infraestructuras y edificación. En paralelo, para completar el panorama, se está produciendo un repunte de la morosidad y de los concursos de acreedores (+21,5% en 2022). Por otro lado, sobrevolando toda la situación anteriormente descrita, no podemos dejar de lado las importantes incertidumbres derivadas de la evolución de la invasión rusa de Ucrania.
Desde Anefa, además de estar gestionando esta situación a través multitud de acciones directas a través de todas las organizaciones en las que estamos integrados como, por ejemplo, reunirnos recientemente con el secretario general de Infraestructura del Ministerio de Transportes, Movilidad y Agenda Urbana para proponer una serie de medidas que favorezcan al sector, acabamos de organizar un curso especializado en gestión económica de empresas de áridos y tenemos otro programado en breve orientado a la gestión energética.
Dicho todo lo anterior, el panorama económico no nos debe hacer perder de vista otras cuestiones que están en discusión y que van a tener un enorme impacto en la industria: el Plan de Acción que desarrollará y aplicará, a través de acciones concretas con dotación presupuestaria, la Hoja de Ruta para la Gestión Sostenible de las Materias Primas Minerales; el procedimiento de modificación de la Ley de Minas abierto por el MITERD (que no verá la luz en la legislatura, pero que quedará abierto y se está redactando) y el anunciado Reglamento Europeo de Materias Primas que se enmarca en el nuevo Plan Industrial para el Pacto Verde Europeo y que, asimismo, se acompañará del Reglamento de Neutralidad Neta de la Industria.
A estos tres importantes pilares debemos añadir, entre otras muchas cuestiones, que también está prevista la aprobación del Reglamento de Seguridad Minera y de todas las nuevas ITC; que se está en pleno cierre del nuevo Reglamento de Productos de Construcción; la revisión de la Directiva de Emisiones Industriales con la posible inclusión de la industria extractiva bajo su manto; el Reglamento de Restauración de la Naturaleza o la revisión del Plan Nacional Integrado de Energía y Clima, que también tendrá impacto cierto sobre nuestra industria.
Por si fuera poco, como ya he mencionado, se aproxima un año electoral, periodo en el que la toma de decisiones complejas por parte de las administraciones locales, autonómicas y nacional se irá paralizando mientras se conforman los nuevos gobiernos. Además, llegado el caso, tendremos que realizar un nuevo esfuerzo para volver a posicionar nuestra industria entre las prioridades de los nuevos responsables políticos. Por lo tanto, 2023 se conforma como un año muy complejo que esperamos poder vadear con el éxito entre tantas corrientes peligrosas.
Para finalizar, en el ámbito personal e interno de Anefa, nuestra Asamblea General 2023 marcará el final de mis nueve años de presidencia, y otros tantos de vicepresidencia, cediendo el paso a un nuevo equipo que mantenga el pulso de la Asociación y que lidere al sector en unos tiempos tan complejos y apasionantes.
Empresas o entidades relacionadas
Asociación Nacional de Empresarios Fabricantes de Áridos