El sector del cemento califica de «catastrófico» el cierre del ejercicio
El consumo de cemento en junio en España se hundió un 35% respecto al mismo mes del año anterior, con un consumo total de 1.218.371 toneladas. En el acumulado del año, la caída para el primer semestre se sitúa en un 34,7%, respecto al mismo período de 2011, con un consumo total de 7,2 millones de toneladas.
Las previsiones para el total de 2012 no son más halagüeñas. Oficemen prevé que el consumo se reduzca hasta un 25%, rondando los 15 millones de toneladas, lo que representa una caída del 73% respecto al máximo histórico alcanzado en 2007 de 56 millones de toneladas. El sector podría cerrar el año con un consumo per cápita de tan solo 325 kg por habitante, unas cifras que no se veían en nuestro país desde 1964 y que resultan aún más alarmantes si tenemos en cuenta que el contexto en aquellos años era de crecimiento económico y no de recesión como el actual.
“En los años anteriores a la crisis, España era el 5º productor mundial de cemento. En tan solo cinco años hemos pasado al puesto 22 de dicho ranking”, explicó el presidente de Oficemen, Juan Béjar, en la rueda de prensa celebrada hoy por la Asociación. Béjar añadió que “el recrudecimiento de la crisis y los continuos recortes en obra pública nos han llevado a que el 60% de la capacidad del sector esté infrautilizada y los escasos visos de mejora a medio y largo plazo nos hacen temer que esta situación de capacidad infrautilizada ya no sea coyuntural sino estructural”.
“Las empresas han estado haciendo grandes esfuerzos para mantener la actividad, ya que mientras el consumo caía un 73%, el empleo sólo lo hacía en torno a un 25%”, explicó Béjar, que añadió que “a la vista de la demanda agregada esperable en la construcción pública y privada, es difícil que las paradas parciales y las regulaciones temporales de empleo, acometidas hasta ahora, sean medidas suficientes para mantener la capacidad instalada de la industria en nuestro país”.
En este contexto, el presidente de Oficemen recordó los problemas añadidos que puede tener el sector si la reforma del modelo eléctrico no tiene en cuenta las necesidades de la industria. “Contar con un precio eléctrico competitivo es determinante para asegurar la supervivencia de nuestra industria, nuestra capacidad exportadora y para el mantenimiento y la creación de empleo en el sector”, alertó Béjar.