El consumo empieza a remontar
Poco a poco, y con más lentitud de la deseable, la recuperación va llegando a todos. Así, el primer semestre del año nos deja un balance positivo de lo que fue el consumo de áridos en 2017, que alcanzó los 110,5 millones de toneladas.
Con esta cifra, el pasado año el consumo un crecimiento del 10,5%, superando la barrera de los 100 millones de toneladas, en lo que supone el mayor crecimiento en una década y un motivo de optimismo tras el ligero descenso experimentado en 2016.
Si bien tenemos que hacer la puntualización común cuando hablamos de recuperación sea cual sea el subsector de la economía española, más si este está ligado a la construcción: que este se produce sobre una base muy débil.
En el caso de los áridos, esta base sigue estando lejos del máximo alcanzado en 2006, momento en el que la producción era de 486 millones de toneladas, con lo que el consumo de áridos está en torno al 25% del volumen de hace una década. En este sentido, los 110 millones de toneladas con las que cerró el año 2017 suponen un incremento del 17% respecto al mínimo histórico de 94,5 millones del año 2013.
No obstante, es importante que esta tendencia al alza se consolide en los próximos años para alcanzar un consumo sostenible para el sector cercano a los 200 millones de toneladas. El contexto económico será, a priori, propicio para ello, ya que desde el Gobierno se acaban de confirmar las previsiones de crecimiento del 2,7% para este 2018 y por encima del 2% hasta el año 2021.
Desde la Federación de Áridos se destaca el hecho de cómo la aplicación de los principios de la economía circular al sector avanza de forma progresiva. Como resultado de ello, a los 110.5 millones de áridos naturales para la construcción de 2017 hay que sumar otro millón de toneladas de áridos reciclados y otros medio millón de árido artificiales, con lo que el consumo total habría que elevarlo hasta los 112. Además, la Federación contabiliza dentro de los áridos naturales otros 4,5 millones de toneladas de áridos procedentes de otras industrias extractivas que los producen como subproductos en sus procesos, con lo que de estos 112 millones, el 5,5% no proceden de explotaciones de áridos. Sin duda se trata de una tendencia que crecerá en el futuro y que hará de esta una industria más sostenible en el futuro.
