Entrevista a César Luaces Frades, director general de la Federación de Áridos y de Anefa
Del 30 de septiembre al 2 de octubre, Madrid acoge el IV Congreso Nacional de Áridos, organizado por la Federación de Áridos (FdA) junto con sus asociaciones miembro, la Asociación Nacional de Empresarios Fabricantes de Áridos (Anefa), el Gremi d’Àrids de Catalunya, la Asociación de Empresas de Áridos de la Comunidad Valenciana (Arival) y la Asociación Galega de Áridos (AGA). Bajo el lema ‘Construyendo un futuro sostenible’ en el encuentro de este año se volverá a profundizar en los aspectos que suscitan mayor interés en el sector. Entrevistamos a César Luaces Frades, Dr. Ingeniero de Minas y director general de la Federación de Áridos y de Anefa, para conocer los principales atractivos de la edición de este año y ahondar en la situación que actualmente atraviesa este mercado.
¿Cómo se presenta esta cuarta edición del Congreso Nacional de Áridos?
Estamos trabajando para que sea un éxito, como las tres ediciones anteriores. La exposición comercial está casi al 100%, muy por encima del Congreso anterior, y los contenidos se han seleccionado para abordar cuestiones del máximo interés para los congresistas. En consecuencia, el ritmo de inscripciones actual es muy bueno y somos optimistas sobre poder tener un excelente Congreso.
¿En qué medida este encuentro puede impulsar la recuperación del sector del árido que parece atisbarse en lo que llevamos de año?
Más que para impulsar la recuperación, que no está directamente en nuestras manos, el Congreso servirá para que las empresas se pongan al día de las últimas novedades, las últimas tecnologías, las tendencias de futuro del sector, de forma que puedan prepararse mejor para ser más competitivos.
Desde la organización han tomado una serie de iniciativas encaminadas a incentivar la asistencia de los congresistas (elección de Madrid como sede, reducción a la mitad de las cuotas de suscripción, cambio de formato…). ¿Cómo están siendo acogidas estas medidas? ¿Qué asistencia esperan lograr?
Como decía antes, el ritmo de inscritos es elevado y pensamos que nos situaremos en una horquilla de 600 a 800 congresistas. La decisión de adoptar como sede Madrid, por su accesibilidad y gran oferta hotelera, así como la de ajustar al máximo las cuotas de inscripción – algo sólo posible gracias al apoyo de las empresas que participan en la exposición comercial y a los patrocinadores -, junto con la decisión de reducir a tres las sesiones en paralelo para hacer un Congreso más accesible, han sido muy acertadas. Todo ello, manteniendo el nivel de calidad de todos nuestros Congresos.
Animo a los lectores a acceder a la página web del Congreso (www.congresoaridos.com), a ver el programa y, si tienen la oportunidad, a inscribirse y a acompañarnos. ¡Seguro que no se verán decepcionados!
¿Cuáles destacaría Ud. como los elementos diferenciales de esta cuarta edición del Congreso respecto a las citas de 2006, 2009 y 2012?
Creo que el elemento más significativo es la introducción de cuatro mesas redondas y cuatro sesiones plenarias de debate, donde el diálogo entre los expertos y el público asistente puede dar un gran dinamismo al Congreso.
¿Con qué apoyo institucional va a contar finalmente este IV Congreso Nacional de Áridos? ¿Servirá este encuentro para acercar posturas entre la empresa privada y la Administración Pública?
El apoyo institucional es, como siempre, alto. Desde la presidencia del Rey Felipe VI, al apoyo del ministro de Industria, Energía y Turismo, pasando por las numerosas autoridades que están confirmando su presencia. Es verdad que la cercanía de las elecciones autonómicas de mayo, con grandes cambios en las Consejerías y las Direcciones Generales competentes en minería, nos está retrasando determinadas confirmaciones, pero, sin duda, al final nos permitirá tener un excelente foro para explicar nuestro sector y sus problemas a las nuevas Administraciones.
Hay conceptos que cobran cada vez más importancia ya no sólo en este sector sino en todos los ámbitos de la vida, como por ejemplo la sostenibilidad o la seguridad. En cuanto al primero, y centrándonos en la sostenibilidad medioambiental, ¿cómo está trabajando la industria extractiva este ámbito?
El sector está convencido de la necesidad de trabajar intensamente en la sostenibilidad, ya que ese es un camino de una única dirección: la mejora. La grave crisis ha pasado factura al sector y todavía lo está haciendo, lo que ha repercutido en el cierre de explotaciones – a veces abrupto -, en la ralentización de los ritmos de restauración, al compás de la reducción de la producción y en otras cuestiones relacionadas. Pero es muy destacable constatar que las empresas siguen mejorando, poco a poco, a pesar de las dificultades. Creo que podemos decir que tenemos un nivel satisfactorio de gestión ambiental y que no tiene nada que envidiar al de otros países europeos más desarrollados, aunque nunca podemos darnos por satisfechos y hemos de seguir progresando.
¿Considera que en la sociedad se mantiene aún incrustada la idea de la cantera como algo que deteriora el entorno? ¿Son conscientes los ciudadanos de las fuertes inversiones que hacen las empresas para minimizar el impacto medioambiental?
Aunque el sector ha realizado muchas actuaciones para mejorar su imagen ante la sociedad, todavía queda mucho camino por recorrer. Además, los medios de comunicación tienden a destacar los casos más negativos de las actividades – aunque sean una minoría -, en detrimento de la gran mayoría que hace muchos esfuerzos por evitar y prevenir los impactos de la actividad.
¿Y de la necesidad del árido en su día a día?
Nosotros tenemos la dificultad de que la mayoría de nuestro consumo se realiza por profesionales del sector de la construcción, que obviamente son conscientes de su importancia, pero el gran público no ve más que las obras finalizadas. Y en éstas, nuestros áridos son ‘invisibles’ ya que están en los hormigones, los morteros, las mezclas bituminosas, etc. No obstante, seguimos trabajando, día a día, en esa línea de comunicación.
En este sentido es también sintomática la creciente importancia que puede tener el árido reciclado. ¿Cómo está trabajando el sector en este campo?
La economía circular es un concepto que ha llegado para quedarse con nosotros. A pesar de la disponibilidad de grandes cantidades de áridos naturales en la mayoría de países, la introducción de los áridos reciclados y artificiales es una tendencia apoyada por todas las políticas europeas, nacionales y locales, en los países más desarrollados. En España, las condiciones de contorno son, hoy en día, más desfavorables por la situación del sector de la construcción, por la consecuente crisis del sector del reciclado, por las dificultades de las Administraciones para hacer cumplir la legislación de residuos, etc. En los países de Europa donde el reciclado alcanza tasas más relevantes, el sector de los áridos naturales es responsable de, al menos, el 50% de la producción de áridos reciclados y artificiales. Por lo tanto, aquí estamos dando pasos para que nuestras empresas se posicionen adecuadamente en ese mercado, que no debe ser ajeno a nosotros.
Es importante destacar que los áridos reciclados y artificiales, en el escenario más optimista, no supondrían más de un 10 – 15% del consumo total de áridos, por lo que las empresas de áridos naturales no deben verlo como una competencia, sino como una línea de actividad complementaria.
Respecto a la seguridad, ¿considera que la caída de inversión sufrida durante estos últimos años de crisis ha derivado en un mayor riesgo de siniestralidad en nuestras explotaciones?
Rotundamente, no. Además de que las empresas están muy concienciadas con la seguridad y salud de sus trabajadores, la obligación de cumplir con la legislación vigente y el control de la Administración, harían que esto no fuera posible. Es verdad que afrontamos nuevos retos, como son un menor número de trabajadores por puesto de trabajo (lo que puede llevar a la necesidad de adoptar medidas para evitar trabajos aislados), la mayor polivalencia de los trabajadores que requiere un esfuerzo de formación y de capacitación, la operación intermitente de explotaciones que obliga a un esfuerzo mayor de mantenimiento.
No obstante, los índices oficiales no indican repuntes alarmantes de la siniestralidad. Dicho esto, la seguridad y salud son asuntos absolutamente prioritarios para el sector en los que las Asociaciones trabajamos incansablemente. Nuestro objetivo es ‘Cero Accidentes’.
¿Hay necesidad de renovación de maquinaria? ¿Hay mucha máquina/infraestructura obsoleta en nuestras canteras? ¿Hay grave riesgo de perder en competitividad si no se incorporan las últimas tecnologías aportadas por los fabricantes?
El parón de producción debido a la crisis pilló con el pie cambiado a muchos, que estaban en esos momentos renovando sus equipos para producir más eficientemente. En aquellos momentos, puede decirse que el sector disponía de los mejores medios productivos de su historia. El cierre temporal o definitivo de instalaciones, ha drenado la capacidad y la calidad de éstos. Además, desde 2007 hasta hoy, el paso del tiempo ha ido erosionando la capacidad de esos medios, y muchas empresas empiezan a ir justas de equipos.
Mi perspectiva es que, si la tendencia de mejora se consolida y se mantiene, las empresas van a empezar, con prudencia, a mejorar equipos e instalaciones con la renovación de equipos más modernos y eficientes.
A nivel sectorial, para este año ya se apunta un ligero crecimiento en la producción y consumo de áridos (en 2014 algunas CC AA ya lo tuvieron). ¿Se puede confirmar que lo peor de la crisis ya ha pasado?
Entiendo que sí a escala nacional agregada, pero con matices. Como dice, todavía hay Comunidades Autónomas que siguen retrocediendo y donde los peores momentos no han pasado. Por otro lado, un crecimiento del 5 - 10 % para 2015, tras una caída media del 82% desde 2007 es insignificante. Yo siempre digo que el primer año de la crisis el sector dejó de producir unos 150 millones de toneladas y este 2015, si todo va bien incrementaremos unos 10 millones nuestros niveles de producción. Piense que en la actualidad, somos el país de Europa con menor consumo por habitante y año, con 1,9 toneladas, por detrás de países como Albania. Esto viene a decir que ni siquiera se está en niveles de mantenimiento de lo construido, como puede comprobar cualquier ciudadano que circule por nuestras carreteras.
Esperamos que poco a poco se vaya reactivando el consumo, aunque será en pequeños volúmenes.
De acuerdo a los últimos datos aportados por el sector, se estima que la crisis se ha llevado por delante cerca de 7.250 puestos de trabajo directos y 25.000 puestos de trabajo indirectos. ¿Se podrán recuperar en un futuro?
Una parte de ellos seguro que sí. Ahora mismo, las empresas están contando con estructuras mínimas de personal que se ven, en ocasiones de picos de producción, en dificultades para poder operar eficazmente. Al igual que con las inversiones, las empresas están esperando a la consolidación de la tendencia para tomar decisiones.
A su juicio, ¿cómo han podido soportar las empresas una caída de más del 80% de su actividad?
Con muchas dificultades, como es lógico. Contados sectores del país han tenido que hacer frente a una recesión tan extrema como éste. Es verdad que muchas empresas partían de una situación muy saneada gracias al periodo anterior, pero otras se encontraron en pleno proceso inversor o fueron atrapadas por concursos de acreedores, aplazamientos de pagos o paralizaciones de las obras en ejecución, lo que las ha colocado en situación muy precaria o, incluso, las ha abocado al cierre. Según nuestros datos, un 25% de explotaciones se han cerrado o están en proceso y un 12% operan únicamente con ventas de acopios. Muchas han temporalizado sus producciones, combinando paradas de producción autorizadas. La excesiva profundidad de la crisis y su duración han sido dos factores que han están siendo muy difíciles de remontar.
¿Se han visto desamparados en algún momento por la Administración? ¿Cómo podría favorecer ésta ahora la reactivación del mercado?
Hemos recibido muchas buenas palabras de las Administraciones, pero la verdad que éstas ya tenían sus propios problemas asociados a la crisis, como para apoyar a los sectores industriales. Particularmente, he tenido la sensación, que en los momentos más graves, este país era un ‘sálvese quien pueda’. En particular, el sector de la construcción y todos los asociados a él hemos sido considerados como parte causante de la crisis cuando, en realidad, somos sectores al servicio de lo que nos demanda la sociedad y hemos sido víctimas de la crisis. Muchas de las propuestas de los sectores empresariales —no sólo el nuestro— han ido cayendo en saco roto.
Afortunadamente, aunque todavía no se manifiesta en consumo de áridos y la actividad de la construcción está tambaleándose, la sensación es que todos, incluidas las Administraciones, vamos saliendo del túnel. La recuperación del mercado viene marcada por factores muy diversos pero que se podrían resumir en: política de inversiones en mantenimiento de infraestructuras (hoy bajo mínimos) y edificación, puesta en marcha de muchas obras que están paralizadas o al ralentí, planificación realista de infraestructuras necesarias (como por ejemplo todas las vinculadas a la gestión del agua, aspecto en la que España está lejos de cumplir con sus compromisos con la UE), medidas para impulsar la renovación del parque de viviendas para mejorar aspectos tan importantes como la eficiencia energética, o la evolución positiva de la economía, de la recuperación del empleo y la renta de los hogares, lo que permitirá dejar atrás el miedo a invertir de los particulares y las empresas que ha frenado en seco la venta (y por lo tanto la construcción) de viviendas y edificios, entre otras.
Como industria estratégica y principal suministrador de materias primas para la construcción de infraestructuras, para la industria y para la protección del medio ambiente, ¿qué sectores de actividad pueden impulsar en mayor medida el árido a corto, medio y largo plazo?
Son muchas las obras de infraestructuras licitadas y paralizadas en su fase de construcción. Reactivarlas tendría un efecto a corto plazo en el sector. Aunque hay una creencia muy extendida de que ‘sobran viviendas’, cuando se hace un análisis territorial más detallado, se observa que hay zonas donde se está por debajo de los niveles necesarios y ahí puede que se despegue antes.
Pero lo que se prevé es un crecimiento lento e insuficiente, considerando que partimos de unas producciones muy bajas. Pero lo importante es que se vaya reactivando la actividad, sin pasos atrás.
Desde la organización del Congreso se espera contar en la edición de este año con la asistencia entre 600 a 800 congresistas.
Por último y como resumen de esta entrevista, ¿cómo ve el futuro del sector? ¿Cómo animaría a los profesionales de esta industria a asistir al IV Congreso Nacional de Áridos?
El sector de los áridos tiene futuro y, desde luego, a mejor desde la situación actual. Lo que sucede es que, a parte de las cuestiones relacionadas con el volumen de producción de áridos que, innegablemente, son muy importantes, estamos en un cambio de modelo de negocio, en el que se requieren empresas más profesionalizadas, más diversificadas en cuanto a sus carteras de productos (reciclados y artificiales), que ofrezcan un servicio más integral y de mayor valor añadido a sus clientes, más sostenibles, más seguras, más eficientes y más competitivas. Cada vez será más difícil operar con éxito en unos mercados más exigentes, aplicando los criterios tradicionales. Esto es así en los países más avanzados y no va a ser diferente en España.
El modelo de negocio basado en grandes volúmenes se ha extinguido. En este Congreso, tratamos de hacer ver a las empresas y a sus técnicos cuáles son las claves de futuro para tener éxito, con los mejores ponentes y comunicadores que hemos podido reunir. Mi consejo es que no se lo pierdan.