La moda ya no está tan de moda
En los últimos años el consumidor ha evolucionado hacia compras más orientadas a lo estrictamente necesario y, para contrarrestar la inflación, opta por los retailers de precios bajos y nuevos operadores low cost, como Shein, Pepco, Zeeman o Kik, que multiplican sus opciones de elección.
La suma de estos factores ha provocado el estancamiento del sector, que sigue sin alcanzar los niveles de facturación prepandemia. La industria ha crecido en valor, pero ha sido a costa de no crecer en volumen, lo que puede poner en riesgo el crecimiento futuro, ya que el ciclo inflacionario parece que se está agotando.
El consumidor ha adquirido nuevos hábitos de compra y tiene otras prioridades. Su presupuesto es inferior que el que tenía en los últimos años por el desequilibrio entre el incremento de salarios y la inflación. Todo ello genera una incertidumbre generalizada que dificulta el crecimiento.
A esta incertidumbre se une el hecho de que la moda como sector tiene que transicionar hacia un modelo más sostenible, al que tendrán que hacer frente por imperativo legal, ya que los estamentos legislativos siguen avanzando en este sentido. Esta adaptación del sector supondrá un incremento de los precios de las prendas, sin certezas de cómo responderá el consumidor al respecto.
El 38,7% de los consumidores consideran que la moda es un sector que perjudica al medio ambiente y empieza a demandar prendas hechas con materiales reciclados. Sin embargo, sólo un 31% de los consumidores están dispuestos a pagar el sobrecoste que conlleve.
Las generaciones más jóvenes han cambiado claramente de comportamiento de compra en moda con respecto a los ‘boomers’. Estos últimos han mantenido al sector en crecimiento durante años, pero los jóvenes muestran otras preferencias en sus gastos, por lo que el sector debe hacerse consciente de esos cambios y tratar de reconectar con estas franjas de edad más jóvenes para que vuelvan a comprar.
La industria se enfrenta al reto de conseguir revertir estos comportamientos y la propuesta de valor de las marcas deberá hacerse de forma clara para que llegue al consumidor y sean una opción de compra clara y diferencial frente a la competencia.