Hans. G. Mulder, un ejemplo de superación
Hans G. Mulder nació el 10 de abril de 1927 en Alemania, donde realizó sus estudios primarios hasta el final de la guerra en 1945. Como refugiado de guerra continuó sus estudios secundarios en Holanda y Francia, trasladándose a finales de los años cuarenta a Suecia donde constituyó, junto con su hermano, una empresa inicialmente dedicada a trabajos forestales y, más tarde, a obras públicas.
En enero del año 1955 fue empleado por el grupo Volvo BM, fabricante de maquinaria de obras públicas, para el departamento de exportación en el área de Francia, Italia, Benelux y Austria.
Desde entonces sus puestos de responsabilidad se sucedieron en el tiempo, hasta alcanzar la presidencia del Consejo de Administración de Mycsa Mulder y Co.:
1959 – 1964 Director de área para Volvo – BM desde Bruselas, para Benelux, Italia y Francia.
1964 – 1969 Director de área para Volvo – BM desde Italia, para Italia y Suiza.
1969 – 1970 Director de área de Hiab AB desde Italia, para Italia, Francia y Suiza.
1971 – 1977 Fundador y director gerente de la sucursal de Hiab en España.
1977 – 1979 Director gerente de Mycsa, Mulder y Co., introduciendo en el mercado español las grúas Palfinger.
1979 – 1989 Fundador y director general de la sucursal para España de Volvo – BM, Maquinaria de Obras Públicas.
1989 Jubilación
1989 – 2012 Presidente del consejo de administración de Mycsa, Mulder y Co.
Una infancia y juventud marcadas por los acontecimientos históricos
Mulder es un apellido típico holandés. Mis padres llegaron sin nada a Alemania del Este a principios de los años 20 y allí nací. La Segunda Guerra Mundial supuso un enorme desastre económico y psicológico para ellos, y a mí me produjo un impacto muy grande. Mi colegio fue trasladado a los montes de Austria, donde recibí una enseñanza deficiente, pues muchos profesores estaban en el frente. El país mantuvo la educación primaria con jubilados de 70 años. Al término de la guerra, mis padres regresaron a Holanda y entré en un colegio subvencionado por el Estado holandés, el cual, en el otoño de 1945, arruinado y sin medios, inició la reconquista de su colonia en Indonesia, un proyecto absurdo. Dada mi edad de entonces, fui llamado a filas, pero habiendo sido testigo del hundimiento moral y económico de Alemania, no quise ni oír hablar de alistarme y huí a Francia.
Cambié Canadá por Suecia
Durante 1946 viví en las afueras de París. Estudiaba y trabajaba por las tardes en las granjas de los alrededores del colegio donde me matriculé. Al enterarme de que los canadienses buscaban jóvenes europeos para poblar los pueblos perdidos en los inmensos bosques del país, decidí emigrar de Europa. Me ofrecieron un puesto de aprendizaje en Edmonton, en el interior de Canadá. El 1 de septiembre del 1947 tenía que embarcarme en Gotemburgo camino de América. Pero encontré que los suecos, al no haber participado en la guerra, vivían en un país industrializado y gozaban de un bienestar increíble. Cambié de idea y me afinqué en Suecia, donde formé con mi hermano una empresa de obras públicas dedicada a construir caminos forestales, empresa que aún funciona hoy día. Desde que estoy jubilado paso tres o cuatro meses al año en Suecia.
Desde muy joven abrigaba la idea de formar mi propia empresa
En Suecia empecé a trabajar con Maquinaria Volvo, empresa dedicada a los camiones y maquinaria de obras públicas, una de las tres o cuatro grandes del mundo. Para mi fortuna, recibí toda la formación obligatoria dentro de este grupo, el cual dedicaba mucho esfuerzo a la mano de obra cualificada. Estuve en Bélgica, en su departamento de exportación, y después pasé cinco años en Italia, donde me responsabilicé de la maquinaria para Austria, Suiza, y Francia. Un día surgió un problema en España y vine para resolverlo. Siempre había abrigado la idea de tener mi propia empresa. Me afinqué en España y cuando el menor cumplió los 18, fuimos juntos a un notario y constituimos con papeles una sociedad. Era el año 1977 y se fundaba MYCSA, Mulder y Co; S.A.