Las obras de restauración de la abadía británica y el desarrollo del mobiliario encargaron al popular estudio londinense
Heatherwick da nueva vida a la Abadía de Worth usando nogal negro
La Iglesia Abadía fue diseñada por el arquitecto Francis Pollen y en opinión de muchos constituye el mejor ejemplo de su estilo. Desde su inauguración en 1974, el mobiliario de la Abadía consistía en sillas independientes, que saturaban la atmósfera del edificio creando una sensación de provisionalidad y desorden. Los monjes decidieron que había llegado el momento de reacondicionar el espacio y aprovecharon la oportunidad para cambiar el mobiliario religioso por otro más cohesivo y relevante, diseñado a propósito para las necesidades de la congregación. Así pues, dentro del marco más amplio de las obras de reacondicionamiento de la Iglesia Abadía, encargaron a Heatherwick Studio el diseño y el desarrollo del mobiliario cuya partida incluía bancos con reclinatorio, sillería del coro con atril, credencias, asientos para los monaguillos y confesionarios.
Heatherwick Studio está dirigido por Thomas Heatherwick, quien se formó en el Politécnico de Manchester y en el Royal College of Art de Londres. Desde su fundación en 1994, el estudio ha adquirido una sólida reputación por ofrecer soluciones artísticamente interesantes a sus clientes, desde diseño de productos a importantes proyectos de diseño arquitectónico y a gran escala. El estudio está formado por un equipo especialista en una amplia gama de disciplinas que incluyen arquitectura, diseño de productos, producción de modelos, fabricación, paisajismo, bellas artes y restauración, y que está acostumbrado a trabajar en contextos sensibles desde un punto de vista histórico, lo cual fue un aspecto vital para los trabajos de reacondicionamiento efectuados en la Abadía de Worth. También se caracteriza por dar un gran énfasis y atención a la fabricación. Dispone de un taller propio que le permite construir modelos y prototipos y abordar todos los proyectos que emprenden desde una “perspectiva del constructor” muy útil para todos los trabajos que subcontrata.
El espacio del auditorio original de la Abadía está imbuido de una tangible atmósfera espiritual, algo que sería difícil de conseguir con materiales modernos sin las marcadas referencias arquitectónicas históricas y religiosas. La piedra natural y los colores neutros hacen que el espacio sea claro y diáfano. Heatherwick quería complementar los materiales utilizados por Pollen y se decantó por el uso de madera maciza en el nuevo mobiliario. A pesar de que en un espacio dominado por tonos neutros y naturales el roble podría haber sido una opción más tradicional, o una especie clara como el arce podría haber proporcionado un toque más moderno, Heatherwick optó por un concepto más atrevido y eligió el nogal negro estadounidense para dar más colorido a la capilla, en la que el oscuro color del duramen crea una línea distintiva y definida en el diseño y en la que el tono crema de la albura añade un toque de calidez sin restar importancia a los oficiantes y a la congregación que son los elementos más relevantes de cualquier oficio religioso. Tal como explica Thomas Heatherwick, “Se eligió el nogal por su sutileza y oscuridad de su tono, así como por el hecho de que, a pesar de hacerse un gran uso de él en nuestro proyecto, su color oscuro no lo dominaría todo”.
Cuando uno entra en la nave principal, el mobiliario se convierte inmediatamente en el primer foco de atención, aunque con un punto de acertado equilibrio, ya que ni domina el espacio ni su escala resulta demasiado pequeña. La nave es un área de gran tamaño y da servicio a una congregación de 700 personas, con capacidad para el doble de esa cifra. El enfoque del diseño ha mantenido la naturaleza circular del espacio con un altar de piedra en medio. Puesto que el mobiliario original carecía de reclinatorios para los fieles, en el nuevo diseño éstos se integraron en los asientos.
La fabricación del mobiliario corrió a cargo de Artezan, un departamento especializado en carpintería de Swift Horsman, una empresa británica seleccionada por su planteamiento flexible y experimentado del complejo método de construcción que era necesario desarrollar. Swift aceptó el reto, que finalmente se plasmó en unos resultados extraordinarios. Thomas Heatherwick afirmó estar “absolutamente impresionado por la calidad del trabajo de los artesanos y por la extraordinaria determinación y el firme compromiso con los que la empresa abordó un encargo tan complejo”.
La manera de construir el mobiliario es un elemento central en el concepto global del diseño de Heatherwick. Tras haber decidido utilizar madera maciza y un concepto de líneas limpias, Thomas y el equipo de Heatherwick produjeron un llamativo diseño laminado que enriquece los muros rectos de la iglesia y la naturaleza radial de su distribución.
Para evitar los movimientos inherentes de la fabricación con madera maciza existe un armazón metálico interno que permite disfrutar de las características naturales de la madera ofreciendo, al mismo tiempo, la resistencia necesaria para soportar fácilmente el uso diario. Este armazón conecta los reclinatorios al asiento, haciendo de cada banco una pieza independiente. En colaboración con el equipo de Swift Horsman se diseñaron y desarrollaron complejas plantillas de montaje para realizar los complicados encolados que implicaba el diseño.
Otro aspecto interesante y sutil es la greca de madera de fresno de 0,6 mm embutida en el nogal negro, añadiendo un detalle que no sólo es un guiño a la tradición carpintera histórica, sino que también proporciona una sensación moderna y escultórica. Desde lejos apenas resulta perceptible, pero cuando uno se acerca al mobiliario resulta más evidente, confiriendo un sutil elemento de sorpresa al efecto global. Éste es el detalle más artístico de todo el concepto y está presente en toda la colección de muebles, siendo, no obstante, más evidente en los asientos centrales de los monjes, donde el ángulo de la greca se encuentra con la curva del respaldo creando un efecto ondulado en la chapa de fresno y ayudando a dirigir la atención hacia el oficiante del día.
La impresión general es que el mobiliario añade indudablemente un elemento y una sensación general de cohesión al concepto de Pollen, respondiendo al mismo tiempo a las necesidades prácticas de un servicio religioso. No cabe sino felicitar a Thomas Heatherwick, a su equipo y a Swift Horsman por una solución tan diferente y de tan alta calidad tanto en cuanto a su diseño como a la maestría de su fabricación.