Obligación, precio e interés nacional, principales argumentos en favor de la biomasa
11 de enero de 2011
Las conclusiones del grupo de trabajo de biomasa, organizado por el Colegio Oficial de Ingenieros Técnicos Forestales, en el pasado Congreso Nacional de Medio Ambiente, Conama10, giraron en torno a tres términos: criterios de obligación, de precio y de interés nacional.
La obligación se refiere a que España deberá asumir diversos compromisos energéticos para el año 2020. Por un lado, el 20% de su producción energética deberá proceder de energías renovables. Por el otro, habrá que reducir un 10% las emisiones de CO2 en los sectores no sujetos a la compra de derechos de emisión (doméstico, institucional, transporte, agrario y ganadero, y residuos), todo ello por mandato de directivas europeas. En este aspecto el grupo ha defendido el valor ambiental de la biomasa forestal puesto que no produce emisiones netas de CO2.
El precio es otra de las cuestiones favorables a la biomasa, y es que es una energía más barata que las procedentes de combustibles fósiles como el gas natural o los derivados del petróleo. De acuerdo con los datos expuestos por Ignacio Macicior de Asemfo (Asociación Nacional de Empresa Forestales de Espana), la producción de un kilovatio con gasóleo cuesta 6,8 céntimos de euro, mientras que si se usa pellet, el precio baja a 3,5 céntimos. Si se trata de astillas el precio se sitúa aún más bajo, en dos céntimos el kilovatio. Además de ser más barata, la biomasa tiene la ventaja de que se autofinancia.
En cuanto al interés nacional, las conclusiones extraídas durante el congreso se refieren sobre todo a cuestiones como el empleo. Según los expertos en biomasa forestal, producir la misma energía con biomasa o con petróleo supone “un 25% menos de inversión para la biomasa y crea de 5 a 10 puestos de trabajo permanentes”. Otro dato significativo en comparación con el petróleo es que con un millón de toneladas de madera que sustituyan al petróleo se genera 4.000 nuevos puestos de trabajo. De ellos uno es en la planta generadora y tres en la gestión y obtención del recurso en el monte.
A pesar de estos puntos a favor, el sector reconoce una serie de problemas a su desarrollo comercial. El principal es que la mayor parte de la superficie forestal de España se encuentra en manos privadas y en muchos casos son pequeñas propiedades, lo que dificulta la gestión. Además, aunque la producción energética es barata, su tecnología es cara y se requiere una diferente para cada tipo de biomasa. Aunque quizás el punto que pone más freno a este mercado, según los expertos, es el desconocimiento general existente en el ámbito doméstico y la “escasa” promoción de las astillas y los pellets.