Una alternativa para la madera azul
2 de noviembre de 2010
Como bien es sabido, el pino es una de las especies básicas que aporta materia prima a la industria de la madera y del mueble. La madera de pino presenta múltiples ventajas para su transformación industrial, tanto por sus características físico-mecánicas (estructura y color homogéneos, buena estabilidad dimensional, muy buena relación entre bajo peso específico y buenas resistencias mecánicas) como por sus propiedades tecnológicas (fácil aserrado y mecanizado, buen secado y buen acabado).
Sin embargo, uno de los principales inconvenientes del uso de la madera de pino en carpintería, construcción y mobiliario, si no es tratada, es su limitada resistencia a la biodegradación por hongos e insectos xilófagos.
La madera de pino no sólo se ve afectada por hongos de pudrición, sino también por hongos cromógenos o superficiales, vulgarmente llamados “azulado”, que aunque no alteran la resistencia de la madera, puesto que no atacan las paredes celulares, sí deterioran su calidad superficial al cambiar de color, generalmente a tonos azules o verdes.
La coloración en la madera se puede explicar, bien por fenómenos ópticos causados por la refracción de la luz sobre las hifas de los hongos que penetran en el interior de las células, bien por la secreción de sustancias por el hongo que tiñen las paredes celulares, bien por las reacciones de oxidación producidas por el hongo al alimentarse del contenido celular.
El cambio de coloración devalúa el precio en la venta, debido al problema estético, aunque como ya hemos mencionado las propiedades de la madera se mantienen intactas.
Hasta bien poco, los tratamientos de protección preventiva ante los hongos cromógenos causantes del azulado de la madera en las especies de pino más utilizadas por las empresas de carpintería y mobiliario, como pueden ser el Pinus sylvestris L; Pinus radiata D. Don; Pinus ellioti Engelm; Pinus taeda L; Pinus halepensis Mill; y el Pinus nigra Arnold, entre otras, se han limitado a la pulverización o inmersión en soluciones de sales hidrosolubles con principios activos fungicidas (basados en cobre, en cromo o incluso en arsénico).
El impacto medioambiental de estos productos es muy negativo, sobre todo si se hace en el propio monte y los productos entran en contacto con el suelo y el agua, además de ser altamente nocivos para el operario. Ante esta situación, Aidima viene desarrollando una línea de investigación aplicada con el objetivo de reemplazar los tratamientos químicos existentes por tratamientos biológicos alternativos, eficaces en su uso y respetuosos con el medio ambientalmente.
Hongos albinos
En el Laboratorio de Microbiología, del Dpto. de Tecnología y Biotecnología de la Madera de Aidima se están ensayando diferentes cepas mutantes de un hongo cromógeno (Foto 1) que no sintetizan el pigmento con el que estos hongos colorean la madera, de forma que las cepas son albinas en su aspecto (Foto 2).
Al poner en contacto la madera con este tipo de cepas albinas, la cepa silvestre —es decir, la que se encuentra en la naturaleza y que sí sintetiza el pigmento (Foto 1) —no se desarrolla sobre la madera puesto que las primeras la desplazan al competir por el mismo nicho ecológico.
Este hecho se puede comprobar claramente en las fotos 3 y 4 (muestra inferior) en las que se observa como en las muestras tratadas con las cepas albinas no se desarrolla ningún tipo de coloración. Las muestras de referencia o control son tratadas únicamente con agua destilada estéril, de forma que en este caso la ausencia de hongos albinos permite el crecimiento de los hongos cromógenos, tal y como se observa en las fotos 3 y 4 (muestra superior).
En definitiva, una alternativa ecológica a los tratamientos químicos antiazulado que, aunque requiere de sencillas adaptaciones dependiendo de determinadas condiciones y factores, puede utilizarse en nuestra industria con el fin de resolver el problema de forma totalmente sostenible con el medio ambiente.