Los propietarios privados, comprometidos con la sanidad forestal, según Cose
España es un país forestal. Más de la mitad de su superficie es forestal (27,5M ha). Casi 20 millones de estas hectáreas de área forestal (67%) son de titularidad y gestión privadas. “Desde la Confederación de Organizaciones de Selvicultores de España (Cose) agrupamos y representamos a los propietarios forestales privados, a través de las correspondientes asociaciones territoriales y les estimulamos y asesoramos para que lleven a cabo una gestión forestal sostenible”, introdujo Patricia Gómez Agrela, gerente de Cose, en su intervención el pasado 30 de junio en la jornada técnica ‘Sanidad forestal bajo un escenario de cambio climático’, organizada por Foresna-Zurgaia, la Asociación Forestal de Navarra.
Según Cose, las consecuencias de la ausencia de gestión en el monte “son dramáticas y palpables”, en los ámbitos ambiental, social y económico. “El coste del abandono es siempre mayor”, asegura Gómez Agrela. Y más aún en una situación, la actual, en la que las masas forestales son menos resistentes y menos resilientes debido a los efectos del cambio climático. A esto se suma el abandono progresivo de los montes, por falta de estímulos a la gestión forestal y poca rentabilidad del monte. Por si fuera poco, desde hace tiempo las masas forestales padecen una serie de plagas y enfermedades que los gestores desconocen cómo atajar y combatir.
Los riesgos y daños sanitarios tienen consecuencias en la calidad y estabilidad ambiental de las masas forestales, así como efectos socioeconómicos negativos y en el rendimiento de las producciones. “Nuestros montes son muy susceptibles a la entrada de nuevos patógenos y a la intensificación de los ya existentes. Por eso hacemos hincapié en la necesidad de una selvicultura preventiva y adaptativa al cambio climático”, apostilla la gerente de Cose.
La sanidad vegetal y la gestión privada
“Los propietarios forestales privados estamos muy comprometidos con la salud de las masas forestales”. A través de Cose y de sus asociaciones autonómicas, combaten las afecciones más relevantes por el daño que causan.
Por ejemplo, Cose está llevando a cabo un proyecto innovador, en el marco del Programa Nacional de Desarrollo Rural, sobre el control biológico del goniptero del eucalipto. Actuando en la cornisa cantábrica (Galicia, Cantabria y Asturias). Es una lucha biológica mediante la cual se hace frente a la plaga del Gonipterus platensis (gorgojo del eucalipto) con un parasitoide que se llama Anaphes nitens, que bloquea el ciclo larvario del goniptero. En una selección de parcelas se ha medido el grado de afección de la plaga; antes, durante y después de la suelta del parásito. Y se ha diseñado un protocolo unificado de actuación y seguimiento, para evaluar los daños de la plaga y ponerlos en común. Por último, se ha organizado y se están llevando a cabo talleres de formación a selvicultores y técnicos, para que ellos mismos puedas identificar la plaga en sus diferentes etapas (estado adulto o larvario) y puestas de huevos.
Entre otras actuaciones preventivas de Cose y sus asociados frente a plagas y enfermedades, destacan la del nematodo del pino (Bursaphelenchus xylophilus), especialmente en Galicia, mediante retirada de pinos decaídos y trampeo de su vector (Monochamus galloprovincialis) con cairomonas, el control biológico de la avispilla del castaño (Dryocosmus kuriphilus) de nuevo mediante un parasitoide capaz de bloquear el avance de la plaga (sueltas masivas de Torymus sinensis), la lucha frente a la culebrilla del corcho (Coraebus undatus), muy presente en Cataluña, a través del trampeo masivo con feromonas y cairomonas, o la procesionaria del pino (Thaumetopoea pityocampa), a través de varios métodos naturales como atrayentes sexuales y aves insectívoras.
Otras afecciones importantes activas actualmente en los montes españoles son la seca de las quercíneas, muy perjudicial para las explotaciones corcheras, la banda marrón y banda roja (Lecanosticta acicola y Dotthistroma septosporum) de las acículas de los pinos; unos hongos que provocan una defoliación severa que ocasiona pérdida de crecimiento significativa cuando más del 25% de las acículas están enfermas, o la chinche americana (Leptoglossus occidentalis) que amenaza seriamente al sector piñonero, entre otras.
En definitiva, se constata la cada vez más frecuente aparición de agentes invasores, patógenos y perturbadores de distintas actividades en el monte. “Frente a las limitaciones de los tratamientos convencionales es necesario acelerar las investigaciones en mejora genética para desarrollar plantas resistentes a los distintos patógenos, incrementar la lucha biológica y obtener ayudas a la selvicultura preventiva (por ejemplo, en la PAC, Política Agrícola Común). Y por supuesto impulsar la gestión forestal sostenible, fomentar y estimular la figura del selvicultor activo, orientar la investigación a las necesidades reales de los selvicultores, implantar parcelas demostrativas en montes privados y promover la participación de los selvicultores en la estrategia de mejora genética y en la estrategia de sanidad forestal para la aplicación de cada especie en cada región”, concluyó Patricia Gómez Agrela.