Ante la crisis… La receta de Ricard Ferrer, diseñador industrial
“El compromiso de innovación debe abarcarlo todo”
15 de septiembre de 2008
Ricard Ferrer es también profesor de la Escuela Elisava de Barcelona, donde dirige el posgrado en Diseño de Mobiliario. La Escuela Elisava ofreció este posgrado por primera vez el curso pasado y por sus aulas desfilaron diseñadores de referencia, como Josep Maria Tremolada, Premio Nacional de Diseño 2001; Antoni Arola, Premio Nacional de Diseño 2003; y Alberto Lievore, Premio Nacional de Diseño 1999, entre otros.
Un truco que no suele fallar es analizar qué se tiene de positivo, centrarse en lo que uno hace bien y potenciar ese 'punto fuerte'; es una de las cosas que debemos hacer los diseñadores cuando nos encargan un proyecto: analizar con quién estás trabajando, valorar de qué recursos dispones, y qué es lo que hace mejor. Si se cuenta con unos buenos lacadores se puede hacer una línea de productos en la que se potencie ese elemento, con lacados impecables, o si la empresa trabaja muy bien la madera y dispone de un par de buenos ebanistas, lo que permite hacer cosas que pocos pueden hacer, se podría, por ejemplo, diseñar un mueble inglete, y si es necesario comprar una ingletadora para rentabilizar esa parcela, ese valor diferencial…
Buscar la innovación incorporando materiales o tecnologías procedentes de otros sectores es también una estrategia a considerar; muchas veces el elemento diferenciador viene dado por introducir una tecnología nueva de un sector que no trabaja en el ámbito del mueble. Aplicar un concepto o un elemento externo constituye una de las fuentes más importantes de innovación y una puerta abierta a nuevas oportunidades de negocio, y los diseñadores somos muy receptivos a esas incorporaciones. Aunque en este punto siempre nos encontramos con el condicionante del coste, elemento que constituye uno de los criterios de compra más influyentes.
Por otra parte, la empresa que decide transformarse debe tener claro que el cambio ha de producirse en todos sus ámbitos; todas las piezas, estructura comercial, estructura productiva y proyecto, deben acoplarse a un mismo engranaje, de lo contrario, aunque se cuente con un catálogo excelente, un buen producto y un servicio perfecto, es posible fracasar. El compromiso de innovación debe abarcarlo todo.
“La responsabilidad es del fabricante, que debe dar más inputs al usuario para que pueda seleccionar y diferenciar lo que es bueno de lo que no lo es”
Desde un punto de vista más genérico, sería muy positivo para el sector que el fabricante explicara qué está vendiendo, que su producto tiene un coste adecuado, en fin, porqué vale o lo que cuesta. Falta cultura de producto en el usuario final. Otros sectores han sido más permeables y lo han entendido; mientras todo el mundo sabe qué debe pedirle a un coche o a un teléfono móvil, porque las industrias de automoción y de electrónica, respectivamente, se han dedicado a explicar el producto, a crear un lenguaje, un código diferencial, la mayor parte de los consumidores tendrían dificultades para citar diez atributos que debe tener una buena silla… ¡A nadie se le ocurre que una buena silla debe ser ligera! El usuario mira la apariencia y son pocos los que se fijarán en si el mueble se puede nivelar o no, en el herraje, en el grosor de la trasera o en cómo está construido el cajón -si es un estándar de mercado o si es un cajón de ebanistería-. La responsabilidad es del fabricante, que debe dar más inputs al usuario para que pueda seleccionar y diferenciar lo que es bueno de lo que no lo es. Las revistas también podrían implicarse en esa tarea divulgativa ya que, generalmente, el usuario acude a ellas en busca de ideas y en sus páginas lo que halla es una imagen y unas direcciones, todo lo más; sería muy útil que se explicara cómo está construido el mueble en cuestión. Y, por supuesto, la distribución. La tienda de barrio tiene el handicap de depender del espacio de exposición y las fotos de catálogo, pues al usuario le cuesta mucho imaginar algo que no ve, hacerse a la idea de que ese programa tiene más posibilidades de las que ve en la foto, y no se arriesga a composiciones adaptadas a sus necesidades. Hoy por hoy, el canal que sabe dar información sustancial al usuario para que éste pueda decidir con criterio es la tienda especializada que trabaja con arquitectos e interioristas, que vende mueble de prestigio y vanguardia.
La serie Brack de muebles de baño cuenta con un aro continuo de acero que hace las funciones de asa, pie o toallero, según la exigencia de cada pieza. Es un ejemplo de elemento multifuncional, diseño de Ricard Ferrer.
En cualquier caso, en momentos de crisis los industriales se ven forzados al cambio, a generar más cosas: rotación, novedades, ilusión en el punto de venta… De hecho, tradicionalmente, en épocas de crisis es cuando los diseñadores tenemos más trabajo; cuando las cosas van bien ¿para qué cambiar? Ahora le toca mover ficha al fabricante, lo cual no es necesariamente malo, sino, seguramente, todo lo contrario.
Actualización de una tipología de mueble tradicionalmente poco valorada por su carácter provisional. En este diseño de Ricard Ferrer, que obtuvo el segundo premio al Diseño Industrial en Feria Valencia en 1997, el caballete se convierte en una pieza de calidad.