Subericultura de precisión para el alcornocal español
España tiene los mismos alcornocales que había aquí hace doscientos años, salvo la línea de forestación de tierras agrarias de los años 90, en la cual se intervino activamente para poder solventar sus problemas de regeneración. A partir de aquí, ahora que están en producción, es preciso apoyarlos con nuevas técnicas, “porque los tiempos que vienen son diferentes”.
Subericultura de precisión es un término que se acuña en Estados Unidos en los años 80. A través de un control de todos los parámetros que lo rigen, se potencia un cultivo, supliendo sus carencias e incorporando tecnología punta que nunca antes se había utilizado.
Selección genética y mecanización
Suber trabaja en una subericultura de precisión para el alcornocal español, con el fin de lograr la producción intensiva de corcho de calidad para la industria taponera. Y para el que no alcance una alta calidad, corcho para trituración, destinado a obtener tapones técnicos y otras múltiples aplicaciones.
Al mismo tiempo, en encinas seleccionadas, plantadas como setos, será posible recolectar bellota con tractores auto portantes, que podan y se llevan la ramilla y también la bellota. “Es una recolección de bellota de manera mecanizada, destinada al producto que mayor valor añadido otorga al propietario, que es el cerdo ibérico. Para muchas fincas que padecen el problema de la seca y una falta de rentabilidad, es posible sacar adelante incluso las más pequeñas superficies”, concreta Maite González.
La densidad de las plantaciones es altísima, mecanizadas y regadas con goteros especiales. Basadas en una selección genética rigurosa. “Son especies poco exigentes, que se comportan muy bien y responden de manera fantástica; la mecanización es posible porque se trata de líneas de plantación rectas, que permiten el tránsito de cualquier máquina de extracción o mantenimiento”, añade la secretaria general y directora técnica de Apmae.
Los ciclos productivos se acortan. En el caso del alcornoque, es posible extraer corcho cada cuatro o cinco años (ahora se requiere el doble de tiempo). “Una cosecha de corcho a cuatro años es una auténtica fábrica de corcho. Ni una chopera o un eucaliptal tienen ese ritmo de producción”, afirma Maite González. La encina promete una productividad semejante, con bellotas de hasta 20 gramos, produciendo desde el primer año. Todo ello erradicando además el problema de la seca y resolviendo problemas de abastecimiento de la industria.