Rascacielos de madera: cada vez más numerosos, cada vez más altos
Miguel Ángel Abián Pérez, especialista en tecnología de la madera de Aidimme
25/06/2019De primeras, poca gente en nuestro país consideraría que la madera es un buen material para construir edificios altos. Sin embargo, la realidad nos está demostrando que sí lo es, y sería muy beneficioso para nuestro sector nacional de madera y materiales derivados que tuviera en cuenta las oportunidades que ofrecen esos edificios de madera.
En Noruega se ha terminado de construir este año un rascacielos de 18 pisos (85,4 m), llamado Mjøstårnet, con una estructura completamente de madera. Hasta ese edificio, la Brock Commons Tallwood House de Canadá era el rascacielos de madera más alto (53 metros), si bien parte de la estructura es de hormigón. En Austria hay proyectado otro rascacielos de madera, el HoHo, de 84 metros. En Chicago se ha proyectado un rascacielos de este tipo de 80 plantas, y en Tokio hay planes para construir otro, llamado W350, de ¡350 metros! En Londres se está proyectando un... En Australia... Para qué seguir: el lector ya se habrá dado cuenta de por dónde van los tiros.
Si técnica y económicamente es posible construir edificios altos con madera, ¿a qué se debe que no se haya hecho antes? Es más: ¿por qué muchos pensaban que los rascacielos de madera eran pura ciencia-ficción o directamente quimeras arquitectónicas? Hay varios motivos por los cuales la madera se ha rechazado históricamente como material estructural para edificios altos, pero el principal se resume en tres palabras: fuego, fuego y fuego. Afortunadamente, ya disponemos de materiales derivados de la madera con una buena resistencia al fuego.
Los otros motivos son que la legislación de construcción siempre ha sido más exigente con la madera que con otros materiales y que la madera se ha percibido como un material endeble, poco adecuado para soportar grandes cargas. Incluso el hormigón armado despertó en su momento muchas dudas sobre si era adecuado para construir rascacielos. Cuando se terminó en 1903 el primer rascacielos de hormigón armado, el Ingalls Building de Cincinnati, muchos ciudadanos evitaban pasar cerca, y tanto la prensa como algunos arquitectos pronosticaban que se derrumbaría de un momento a otro. Más de un siglo después, continúa erguido y en uso. Tanto en ingeniería como en el arte, los buenos trabajos siempre sobreviven a sus críticos (recuérdese, vaya por caso, el recibimiento de La consagración de la primavera, que acabó con la voluntad de Stravinski por innovar).
¿Qué ha cambiado para que ahora se construyan y proyecten rascacielos de madera? Pues que el sector de la madera, que innova continuamente, ha desarrollado cada vez materiales más resistentes en cuanto a cargas y fuego. La madera contralaminada, en concreto, es un material técnico muy apropiado para la construcción de rascacielos, y permite disminuir su peso entre un 30 y un 40% respecto a los rascacielos tradicionales. Este material está compuesto por láminas o capas de madera cruzadas entre sí y encoladas con adhesivos resistentes al fuego. Este material es más resistente que el acero a altas temperaturas. Desde luego, si uno de los cerditos del cuento hubiera hecho su casa de madera contralaminada, el lobo feroz se hubiera agotado de tanto soplar y soplar, y finalmente se hubiera ido a la oficina de patentes más cercana a patentar la idea de cruzar láminas de madera y encolarlas (es bien sabido que, aparte de feroces, los lobos son astutos).
En general, la madera ofrece cuatro grandes ventajas para la construcción. En primer lugar es un material respetuoso con el medio ambiente. La fabricación de los materiales típicos de construcción causa en torno al 15% de las emisiones mundiales de CO2. La sustitución de esos materiales por madera reduciría considerablemente las emisiones de la industria de la construcción. Además disminuirían las emisiones procedentes del transporte, pues la madera es mucho más ligera que otros materiales y, por tanto, requiere menos combustible para su transporte.
En segundo lugar, la madera es un material renovable: se repone de manera natural, siempre que los bosques se gestionen correctamente. En países productores de madera que gestionan adecuadamente sus bosques, la superficie forestal se mantiene o aumenta. Unos sesenta países han aumentado su superficie forestal, y la superficie forestal mundial aumentó un 7% en los últimos veinte años. Incluso China, que había perdido grandes áreas de bosque, ya se encuentra en situación de ganancia neta forestal.
En tercer lugar, la madera contralaminada resulta competitiva en precio frente a otros materiales típicos de la construcción y tiene menores gastos de transporte. Conforme aumente su uso, se espera que aún sea más competitiva.
Por último, la madera y sus derivados son materiales convenientes para cumplir las normativas y directrices europeas tanto sobre aislamiento térmico y eficacia energética como sobre reutilización de materiales de construcción y uso de materiales renovables. Por su excelente aislamiento térmico, la madera es un material muy apropiado para cumplir el exigente estándar Passivhaus, que se centra en la eficacia energética.