Alemania se entusiasma con el diésel a partir de madera, paja y leche
28 de abril de 2008
Alemania ha dejado de lado la caña de azúcar y la colza para recibir con los brazos abiertos la madera, la paja o la leche como componentes originales de nuevos biocarburantes, menos susceptibles de provocar el hambre en el planeta, pero tratados con prudencia por los expertos.
La empresa Choren quiere producir en Freiberg (Sajonia) 18 millones de litros anuales de biodiésel fabricado a partir de residuos de madera. Para este cometido se apolla con la petrolera Shell y los constructores de automóviles Daimler y Volkswagen.
Los impulsores de los biocarburantes de 'segunda generación' o 'sintéticos' reivindican que son inofensivos para el medio ambiente, pero también para la seguridad alimentaria. Los procedimientos se basan en el reciclaje y en el ahorro de tierras, puesto que utilizan íntegramente la masa vegetal. Así, un litro de biocarburante se segunda generación requiere entre tres o cuatro veces menos de superficie que la producción de un litro de bioetanol, según Choren.
El carburante inventado por la compañía Choren 'es utilizable por los vehículos de diesel de hoy en día y del futuro', garantizó Dieter Zetsche, patrón de Daimler.
Estas refinerías ‘tienen un coste exorbitante. Choren quiere construir una de una capacidad de 200.000 toneladas, con un coste estimado de 1.000 millones de euros’, sostiene Frank Bruenhing de la Federación Alemana de Biocarburantes. Sin contar ‘ el problema de las materias primas. La madera también es rara, se deberá plantar, ocupar tierras’, defiende. Por último, estos productos todavía están lejos de ser rentables, puesto que el coste de producción para el diesel ‘de madera’, por ejemplo, está estimado en un euro el litro.