La logística del frío, clave para reducir el desperdicio de alimentos
En España se desperdiciaron hasta 1.363 millones de kilos de alimentos a lo largo de 2020 y parte de ese descarte de los productos se debe a su mal estado. En esta línea, con motivo del Día Mundial de la Inocuidad de los Alimentos y la Seguridad Alimentaria, Moinsa, proveedor de soluciones intralogísticas, reivindica la importancia de cuidar la logística del frío en toda la cadena de suministro para garantizar la calidad de los alimentos, tanto en la conservación de sus características nutricionales y organolépticas, como en la prevención de microorganismos patógenos.
Aunque muchas veces la rotura de la cadena de frío se produce en la distribución o manipulación de los alimentos, lo cierto es que existen varios momentos críticos en el proceso de almacenaje y transporte de los alimentos. Algunos de ellos son las salidas del producto de producción o almacenamiento en el momento de carga y descarga y el movimiento de las mercancías en las plataformas de distribución y en los puntos de venta hasta llegar finalmente al carro de la compra del consumidor y su refrigerador o congelador.
La categoría de alimentos que se consideran perecederos como frutas, verduras, carnes, pescados y productos congelados necesitan de una temperatura controlada de refrigeración o congelación en la etapa del almacenamiento. Para ello, la industria de la logística del frío tiene como propósito mantener la cadena de frío en todo momento, al mismo tiempo que se mejoran las condiciones de trabajo del personal y aprovecha el volumen del almacén. No obstante, desde Moinsa recomiendan que se implante dentro de la estrategia empresarial de las compañías la promoción de la automatización de los almacenes frigoríficos o cámaras de frío.
Beneficios de automatizar los almacenes frigoríficos o cámaras de frío
Los almacenes frigoríficos convencionales permiten emplear diversos formatos de mercancía y ofrecen una mayor visualización de la misma. Sin embargo, no ofrecen ni un mayor rendimiento del personal ni del volumen almacenado y requieren de un gran número de profesionales involucrados en la preparación de los pedidos en el interior de la cámara.
En contraposición, los almacenes frigoríficos automáticos se caracterizan por agilizar los procesos, incrementar la seguridad del personal y de la propia mercancía, aprovechando cada m3 de aire en congelado.
Gracias a sistemas automatizados tipo shuttle se aumenta el control de los lotes, del peso de los alimentos y se mejora la trazabilidad de las mercancías reduciendo la tasa de errores. Por otro lado, con estos sistemas tipo shuttle se puede mover el stock y maximizar su capacidad de almacenamiento evitando que los operarios se enfrenten a condiciones ambientales desfavorables. Y, por último, se consigue el máximo aprovechamiento del espacio con la reducción de los pasillos de maniobra, los huecos inutilizados y la optimización de los accesos a la zona de manipulación.
“La seguridad alimentaria está muy ligada a la logística. Una ruptura en la cadena del frío podría derivar en que la inocuidad de los alimentos sufra alteraciones antes de llegar al consumidor final. Por lo tanto, la logística del frío se convierte en un factor que transciende más allá de garantizar el menor tiempo posible, minimizar los costes, generar mayores ganancias o ser más competitivos, ya que de ella dependen el bienestar y la salud de las personas”, declara María Seco, directora del Área de Intralogística de Moinsa.