Carretillas TR presenta las ventajas de las baterías BYD de fosfato de hierro-litio
Si una persona observa, aunque no sea experta en el campo de la logística, el aspecto externo de la batería BYD de fosfato de hierro-litio de una carretilla, puede darse cuenta de su singularidad. “La primera impresión, de entrada, es de limpieza y fiabilidad. Las baterías BYD, muy herméticas, están menos expuestas que las de plomo, que se suelen sulfatar y se corroe el metal”, explica José Ortega, técnico de Carretillas TR, una empresa interesada en las innovaciones tecnológicas del sector.
Entre las virtudes de esta tipología de baterías, es importante destacar que con ellas la carretilla sufre menos, porque ya no es preciso cambiarlas con tanta recurrencia: “Por ejemplo, para poder trabajar dos o tres turnos seguidos, con las de plomo eran necesarias varias baterías y un ternal”. Esta situación conllevaba, a menudo, golpes en la maquinaria. Con BYD, en cambio, esta problemática desaparece.
La carga es otro de los aspectos fundamentales que diferencian las baterías BYD de las demás del mercado. “Aproximadamente en una hora se puede disponer de la carga completa, y se pueden realizar todas las cargas de refresco que se crean oportunas”, asegura el técnico de Carretillas TR. “Simplemente se tiene que tener la misma precaución que con un móvil, es decir, no dejar que caiga demasiado la batería. Son muy cómodas”, añade. Además, las condiciones de seguridad, gracias a BYD, se maximizan, según Ortega: “El cofre de la batería va protegido por sistemas de seguridad. Eso garantiza que, si no se le da a la llave, la corriente no sale de la batería. Está todo muy protegido”. “En baterías de plomo esta seguridad no se tiene”, confirma.
Por último, cabe destacar que el material con el que están hechas no contamina. En consecuencia, la máquina “es más silenciosa, ecológica, y permite trabajar en interiores tranquilamente”. Éstos son otros de los puntos técnicos a favor de las baterías BYD. “Las carretillas con este tipo de baterías son más caras que las convencionales, pero después, si hacemos cálculos, lo cierto es que resultan mucho más rentables. Se ahorra, por ejemplo, la obligación de tener siempre un dos o tres de baterías disponibles”, concluye Ortega.