La primera aplicación del proceso de la electroerosión (suele denominarse también EDM debido a su acrónimo inglés electrical discharge machining) la llevaron a cabo el señor y señora Lazarenko en el Instituto Técnico de Moscú, durante la Segunda Guerra Mundial. El primero de los dos importantes descubrimientos de este matrimonio fue el circuito de relajación tipo RC, el cual proporcionó el primer sistema de control fiable de los tiempos de los pulsos. La segunda innovación consistió en añadir un sencillo circuito de servocontrol para poder ajustar y mantener una distancia de gap dada de una manera totalmente automática. A pesar de estos primeros intentos e innovaciones sobre el proceso, la tecnología de la electroerosión permaneció prácticamente desconocida hasta los años 50. A partir de dicha época, esta incipiente tecnología comenzó a resultar de interés para el mercado industrial estadounidense. Algunas de las causas que facilitaron un uso mucho más extendido fueron los tubos de vacío, su uso combinado junto con el circuito de relajación básico tipo RC y finalmente, el desarrollo del transistor. Actualmente, el proceso de la electroerosión es ampliamente utilizado en los mercados europeo y americano en un gran número de aplicaciones, siendo la más importante la que se refiere a la fabricación de moldes y matrices, fundamentalmente para sectores como el de la automoción, aeronáutico, electrónico y el de juguetería Crookall [12], Rajurkar [13] Ahmed [14], Risko [15].
Dentro del proceso de la electroerosión por penetración es fundamental realizar una adecuada selección de los factores que influyen en el proceso tales como el tiempo de impulso, el tiempo de pausa, la polaridad del electrodo, el gap, la intensidad de descarga, la diferencia de potencial entre el electrodo y la pieza, el tipo de limpieza empleado, la velocidad de rotación del electrodo, el material del electrodo, las características del fluido dieléctrico empleado, entre otros. Dichos factores de proceso son los que van a determinar características tan importantes como la tasa de eliminación de material, el desgaste del electrodo y la rugosidad superficial final así como la integridad superficial de la pieza a electroerosionar.