Calibrar es ganar
Disponer de sistemas de control metrológico de los equipos, que garanticen la calidad de los mismos, y con niveles de automatización sin precedentes, es una realidad al alcance de todas las empresas, aunque es de extrañar que, todavía hoy, sean una minoría las que apuestan por acortar procesos y ganar en rendimiento.
En la actualidad aumentar la productividad y la calidad no son términos excluyentes, sino que van de la mano en esta era de la inteligencia de la empresa en la que nos adentramos.
No medir es como trabajar a ciegas, es utilizar herramientas cuyo funcionamiento no es exacto y que generan piezas imprecisas. Para garantizar la calidad total de los productos, hay que disponer de sistemas que gestionen de un modo automatizado el control metrológico de los equipos con los que trabajamos.
En muchas empresas piensan que es una pérdida de tiempo medir y apuntar cada vez el estado de los instrumentos, por eso ésta es una actividad puntual y no habitual como debería serlo. Todas las empresas deben poseer sistemas que indiquen las desviaciones y los fallos de las herramientas antes de que se produzca una consecuencia grave.
Los errores no son admisibles hoy día por las empresas, pues derivan en grandes pérdidas de dinero y prestigio.
En un laboratorio farmacéutico, por ejemplo, una báscula mal equilibrada provoca que la medida de un componente de un medicamento no sea la adecuada. A simple vista el fallo es imperceptible, pero las consecuencias que éste puede tener sobre un consumidor pueden ser muy graves. Se genera un círculo vicioso sin sentido si se hubiese hecho una correcta calibración: retirada de la partida del mercado, repercusión en los medios de comunicación, creación de una imagen negativa de la compañía, etc. por no hablar de lo más importante, las personas.
Al elegir su programa de calibración…
- Estudie todas las opciones del mercado. No se case con nadie si no está seguro de lo que va a hacer.
- Opte por un sistema de garantías. Evite las falsas promesas, las palabras se las lleva el viento.
- La inversión más fuerte, no suele ser la más segura. Evite caer en el error de pensar que lo más caro es lo mejor.
- Recuerde que es bueno curarse en salud. Más vale prevenir que curar.
- Ahorre en recursos. Una mala calibración tarde o temprano pasa factura.
- La meta es siempre llegar. No importa cómo sea el camino, sino la actitud que tomemos frente a él.
Calibrar no es el objetivo final de las empresas, es una pieza más del engranaje que hace que seamos más competitivos en el mercado, porque la diferenciación está en los reconocimientos a la calidad. Si los engranajes no están en perfecto estado la máquina no funciona.
El cliente tiene la posibilidad de elegir de entre una multitud de productos. La elección de uno u otro pasa por la calidad. En la empresa, el objetivo es obtener el mayor rendimiento en nuestro negocio; la actitud, asegurar la calidad de nuestros productos; el camino, la gestión de datos de calibración. No se precipite en su elección. A veces el que más corre no es el que llega antes.
Elegir un software de calibración
No se deje llevar por las apariencias ni caiga en el absurdo de la publicidad de marca. Mire y compare los productos por su funcionalidad, y elija el que más satisfaga sus necesidades. Opte por un sistema que almacene datos y que pueda pronosticar o avisar cuándo se deben hacer correcciones. Que esté pensado para solucionar la problemática de su empresa: la necesidad de controlar el estado de los instrumentos de un modo periódico sin perder tiempo de producción.
La aplicación debe garantizar que los datos almacenados sean de fiabilidad absoluta, que siga los protocolos más exigentes de registro y firma electrónica (CFR 21part 11). Se garantiza así la trazabilidad, una línea continua de pruebas y muestreo que hace que los datos sean tan exactos que se puedan certificar, y que por tanto podamos demostrar que nuestro trabajo es correcto en el momento en que un cliente o una autoridad nos lo pida.
Este tipo de aplicaciones permiten gestionar todo el proceso de calibración: identificación de los equipos para el control de su estado de calibración, registro de los resultados de la calibración y evaluación de los mismos. Los datos quedan almacenados en una base de datos para su rápida recuperación y consulta. Existe la posibilidad de codificar los utensilios mediante códigos, de modo que con un simple lector podamos obtener todos los datos sobre una determinada herramienta.
Hoy en día gestionar la calidad de los productos con los que trabajamos es un imperativo legal y comercial, y garantizar la calidad final pasa por el proceso de producción. Disponer de un sistema de almacenamiento de datos sobre los agentes que actúan sobre el proceso es garantía de calidad y de cumplimiento de la normativa ISO/IEC 17025, un estándar internacional para realizar de forma correcta las medidas de los productos que se fabrican.