Inteligencia Artificial para acabar con las plagas veraniegas de cucarachas
Las sucesivas olas de calor que sacuden nuestra geografía tienen una cara oculta: el incremento de las plagas de cucarachas, mosquitos y otros insectos. Favorecidos por una primavera lluviosa y el aumento de las temperaturas, estas especies encuentran unas condiciones idóneas para su reproducción, ya sea en el alcantarillado o en áreas de aguas estancas. A esto se suma la interrupción de fumigaciones que tuvo lugar con motivo de la pandemia, y que en muchos casos propició la propagación de plagas sin control. Ezsa Sanidad Ambiental advierte que estamos en un momento de inusual incidencia de plagas por los factores mencionados. Este año especialmente, el uso de Inteligencia Artificial puede contribuir a decantar la balanza. La batalla contra las plagas se libra ahora en el plano tecnológico.
Lejos de la idea de que esta es una actividad exclusivamente rural y tradicional, la incorporación de hardware y software de última generación está haciendo posible predecir, mejorar y automatizar tareas de prevención. Eso permite optimizar acciones y reducir el margen de error en el tratamiento de plagas a niveles insospechados.
Y en este punto, la incorporación de la inteligencia artificial y el Big Data han jugado y jugarán en los próximos años un papel fundamental. Su aplicación brinda múltiples soluciones a medida para cada caso que contribuyen a una gestión más eficiente, reduciendo tiempos de acción, costes económicos y también energéticos. Y han hecho posible la utilización de sistemas como el monitoreo automático de plagas —las 24 horas del día durante los 365 días del año—, que aporta conocimiento sobre la distribución espacial y temporal de las mismas. Este se realiza mediante trampas electrónicas con sensores capaces de detectar la presencia del insecto, con o sin software de reconocimiento de imágenes. Permiten un mayor control y monitoreo y, al mismo tiempo, minimizan el uso de biocidas y productos químicos.
Tecnología UV-A LED, inteligencia artificial e IoT
El uso de la tecnología UV-A LED para el control de voladores, por ejemplo, ha hecho posible una captura eficaz, gracias a la emisión de luz más homogénea en el ancho de banda más atrayente para estos insectos. Mayor efectividad con un ahorro energético de hasta el 85% y una minimización de los residuos en un 66%, ya que no hay que cambiar bombillas hasta pasados los tres años.
Las primeras trampas electrónicas llevaban sensores que detectaban al insecto interrumpiendo una luz infrarroja o visible en el momento en que entraba y permitían su conteo. Pero solo su conteo. Ahora, en cambio, hay una amplia variedad de dispositivos: unos, gracias a la inteligencia artificial, permiten la identificación y categorización de las plagas, facilitando el análisis y medición precisa de los insectos capturados a través de insectocaptores; otros, provistos de sensores IoT (Internet of Things), se pueden acoplar a cualquier punto de control e incluso transmitir información en tiempo real.
Big Data para anticiparse a las plagas
El Big Data, además, permite manejar grandes volúmenes de datos y analizarlos de forma sencilla, agrupada y estructurada para tomar las mejores decisiones. Datos como la temperatura o la humedad sirven para completar la información sobre cada plaga en cuestión y observar su evolución para elaborar modelos fiables de predicción dinámica poblacional de un insecto. Hay otras aplicaciones de estas nuevas tecnologías que se basan en la elaboración de mapas que permiten desarrollar decisiones más precisas sobre estos tratamientos. O incluso anticiparse a fenómenos climáticos para iniciar campañas de prevención.
“Con soluciones basadas en la Inteligencia Artificial y el Big Data, ya podemos simplificar las acciones y tratamientos de manera que seamos siempre lo más eficientes y efectivos en la gestión de plagas. Las innovaciones más recientes permiten a los especialistas tomar mejores decisiones y anticiparse a futuros problemas, reduciendo así la utilización de productos tóxicos”, argumenta Ignacio Santamarta, director de Innovación de EZSA Sanidad Ambiental.
Drones y robots de tratamiento
El presente y el futuro del control de plagas pasa por la monitorización y la robotización, y por la aplicación de sensores cada vez más sofisticados y de nuevos aparatos tecnológicos. Por ejemplo, los drones ya se han incorporado en el control de tratamientos fitosanitarios en el exterior con excelentes resultados, pues, equipados con cámaras, permiten identificar zonas de anidación de plagas y poder tratarlas de forma localizada.
También en el ámbito del control de plagas han entrado ya en escena los robots especializados. Se trata de equipos que, una vez programados con los parámetros de tratamiento oportunos, lo ejecutan autónomamente.
La transformación del sector ya está en marcha y es imparable. Y en este proceso cabe destacar el cambio de rol del personal técnico, cada vez más centrado en la gestión y supervisión de todo el proceso del control de plagas, desde la prevención al tratamiento. Las nuevas tecnologías permiten en muchos casos sustituir al “técnico aplicador”, pero cada vez será más necesaria la figura de un profesional especializado capacitado para el análisis de datos y su interpretación con el fin de anticipar futuros problemas, solventándolos antes de que se den.
Y todo ello, para seguir aportando soluciones eficaces, economizando tiempo y, además, de manera sostenible y respetuosa con el medio ambiente.