Los niños necesitan adultos alegres para jugar
Imma Marín habla sobre el papel que debe adquirir el adulto durante el juego de los niños y niñas, y destaca aspectos a tener en cuenta antes y durante el mismo juego.
Imma Marín, experta en educación y comunicación a través del juego, repasó en unas jornadas organizadas por la asociación IPA Argentina, cuál creía que debería ser el rol del adulto durante el juego del niño/a. Recuperamos las ideas y los consejos de la experta, haciendo hincapié en el papel que adquiere el adulto tanto el proceso de preparación del juego (antes del juego), como el que debería adquirir durante el mismo juego.
El momento previo al juego
Para Imma Marín, tan importante es el momento del juego, como el momento previo, en el que el adulto debe garantizar un espacio para jugar, estimulante y que permita el juego. En este sentido, es necesario también que el adulto pueda proveer tiempo al niño/a para jugar, así como garantizar que la calidad de los materiales que va a utilizar. Finalmente, el adulto debe intentar crear un clima propicio para el juego, en el que el niño se sienta con libertad para jugar.
La experta, además, señala que en esta etapa previa al juego es necesario que el adulto se muestra activo, ya que debe organizarlo todo con pasión para que el juego se pueda desarrollar en su máxima plenitud.
El rol durante el juego
Durante el proceso del juego, Imma Marín señala una serie de aspectos que el adulto debe tener en cuenta y destaca la importancia de la discreción y el respeto mientras el niño/a juega. En esta segunda fase del juego, los adultos deben intentar mantener un clima cálido que permita el juego, también deben ser capaces de permitir un juego sin prisas y de dejar espacio al error. Asimismo, se debe permitir un uso no convencional de objetos e ideas y los sentimientos se tienen que valorar y reconocer sin ser juzgados.
Los niños necesitan adultos alegres y capaces de jugar con ellos
La experta en educación y comunicación a través del juego también destaca la necesidad de motivar y estimular el niño/a, pero sin meterle prisa ni presión. Asimismo, añade la importancia de transmitir hábitos de cuidado aprovechando los juguetes y la necesidad de establecer normas y límites -“si no existieran, ¿cómo nos las saltaríamos?”-. Finalmente, Imma Marín apunta que el adulto debe interesarse por las aficiones y los intereses del niño y debe buscar espacios de complicidad con éste. Los niños necesitan, sobre todo, adultos alegres y capaces de jugar con ellos.