Conseguir que el jugador se sumerja en el juego es clave
A la hora de desarrollar y fabricar juegos y juguetes, uno de los objetivos de los fabricantes es que el jugador, tenga la edad que tenga, consiga sumergirse en el juego.
La gente que juega suele hacerlo porque de esta manera consigue satisfacer algunas de sus necesidades básicas, como la autonomía, la demostración de habilidades o el sentimiento de pertenecer a un grupo. Así, podemos decir que lo que incita a la gente a jugar es su motivación innata para hacerlo, y esta motivación está estrechamente relacionada al nivel de inmersión que consiguen transmitir los propios juegos. Es decir, cuanta más autonomía, más competencias y más relaciones ofrezca un juego, más motivado y sumergido se sentirá el jugador mientras juega. El grado de intensidad de la experiencia de juego acaba dependiendo de lo inmersivo que consiga ser para el jugador.
¿Cómo lo puede aprovechar la industria?
Los fabricantes deben tener presente el grado de inmersión a la hora de desarrollar nuevos juegos. Para conseguirlo, pueden fijarse en aspectos como:
- Personaje. Debe construirse a medida para cada uno de los juegos y acorde al nivel de inmersión que se busca.
- Estilo de juego. Tiene que ir acorde a la edad del jugador.
- Tener en cuenta que el tiempo que requiere el juego debe ser acorde a la atención media del grupo de jugadores.
- Tener previsto si se tratará de un único juego o de una serie de juegos.
En este sentido, no obstante, hay que tener en cuenta que la edad del jugador también puede influir en su nivel de inmersión en el juego. Y es que mientras los niños son capaces de sumergirse fácilmente en un mundo de fantasía, convirtiendo objetos cuotidianos en algo más y con la capacidad de verse como el propio personaje del juego, el jugador adulto no se sumerge tan fácilmente en el juego y simplemente se ve como lo que es, un jugador. Aunque se suele vincular el concepto de inmersión con el juego virtual, hay que tener presente que el juego físico también permite sumergirse en mundos de fantasía (los juegos de mesa gracias a sus tramas, los juegos de rol gracias a los escenarios que crean, o simplemente combinando herramientas digitales con los juegos tradicionales).