¿En qué se basan las demandas de los niños?
Poder entender las demandas de los niños y niñas es un aspecto interesante para aquellos fabricantes y agencias de comunicación que se dedican a este target. Por ello, Helena Figuerola, psicóloga especializada en educación, salud y márketing, nos adentra en el mundo de los más pequeños en el núm. 65 de la revista Licencias Actualidad del mes de abril/junio.
La autora, en el análisis, nos revela cómo los estrenos de cine, las series de televisión, los ídolos deportivos o musicales, los juguetes o la tecnología no son los únicos aspectos en los que debemos fijarnos si queremos entender el porqué de los deseos de los niños: si no somos capaces de conocer las redes motivacionales internas, las del propio niño y las colectivas del grupo inmediato de iguales, no conseguiremos alcanzar el conocimiento estratégico suficiente.
La bola de cristal
En este contexto, la motivación juega un papel importante, entendiendo este concepto como aquel momento en que un niño o niña pone todos sus mecanismos y habilidades en marcha para conseguir lo deseado.
No obstante, el fenómeno motivacional despertado por las películas o series de televisión es algo distinto: los productos audiovisuales contienen un mix estructural complejo, no tan solo son divertidos de ver, sino que comunican aspectos vivenciales que los niños interpretan como espejos ideales de futuro. De esta manera, aquellas películas o series que no cumplen con el paradigma de ser como una bola de cristal para los espectadores infantiles tienen una duración corta. Por otro lado, las que sí actúan como bola de cristal incitan un nivel de motivación aspiracional vinculante.
Actualmente se han realizado algunas películas de éxito en las que los valores responden a las tendencias sociales, diseñando unos personajes con una forma de ser distinta a los estereotipos, sobre todo en lo que se refiere a los femeninos como Frozen y Maléfica.
El circuito del éxito
Cabe mencionar que en el target infantil, el consciente colectivo predomina por encima de las preferencias individuales. Es decir, los niños pueden tener una preferencia específica, pero se mantendrá oculta hasta que sea compartida por el colectivo social. Dicha fase es la que se conoce como “fase callada.”
De esta manera, cuando el target siente que aquello le gusta y a la vez emociona a todo un grupo, la motivación completa el circuito y pasa de lo individual callado a la explosión de lo colectivo. En esta fase resulta fundamental el estimulo del eco social, de la presencia de aquella película o personaje como producto licenciado. El deseo vinculante ha despertado el movimiento y el niño buscará satifacer esa necesidad. Entonces surge la demanda.
Los profesionales del futuro
Es curioso como en las profesiones que dicen querer ser los niños de mayores no se refleja el ideal de forma de ser que sienten a través de las películas y series. En este caso, los niños recorren a los modelos inmediatos de su entorno como estímulos influyentes. Asimismo, ayudar a ampliar este espectro es otra vía de renovación en las tramas de las series de las películas.