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Confort térmico, buena calidad del aire, productos saludables, protección frente al ruido, iluminación adecuada, accesibilidad y correcta calidad del agua, premisas para lograr el bienestar

Siete llaves para abrir las puertas a una edificación más sostenible, saludable y responsable

Alfredo Sanz Corma, presidente del Consejo General de la Arquitectura Técnica de España (CGATE)

06/05/2020

Cuán diferente es la realidad según las circunstancias en que se suceden los acontecimientos. Meses antes del inicio de la crisis de emergencia sanitaria, que tan atentos nos ha tenido desde el confinamiento en nuestros hogares, los arquitectos técnicos publicamos, con el asesoramiento de los médicos, la guía 'Edificios y Salud: 7 llaves para un edificio saludable'.

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Por aquel entonces nada hacía presagiar el importante papel que tendría la vivienda en esta crisis. Ya no solo desde el punto de vista de su función social, clave para afianzar el núcleo de la unidad familiar en esos difíciles momentos, sino también desde una visión más global, capaz de aunar la tecnología y la sostenibilidad para salvaguardar la salud de sus ocupantes.

Es por lo tanto capital que el sector de la edificación tenga como premisa procurar el bienestar en los aspectos acústico, lumínico…. como así ponemos de relieve en la guía. En concreto, son siete las llaves para alcanzarlo: confort térmico, buena calidad del aire, productos saludables, protección frente al ruido, iluminación adecuada, accesibilidad y correcta calidad del agua.

Al mismo tiempo debemos conseguir que la construcción se humanice y que los edificios creen entornos sanos y agradables para los ciudadanos, en contacto directo con la naturaleza. Sobre todo en las grandes ciudades y capitales de provincia en donde esta necesidad se ha hecho más patente con la crisis.

La guía 'Edificios y Salud...
La guía 'Edificios y Salud: 7 llaves para un edificio saludable' es solo la primera acción divulgativa que están realizando desde el Consejo General de la Arquitectura Técnica de España (CGATE) para buscar las mejores prácticas de salud en la edificación.

Edificios enfermos

Si durante meses hemos pasado casi el 100% del tiempo en nuestros hogares, no debemos olvidar que, en circunstancias normales, las personas que vivimos en ciudades permanecemos el 80% en el interior de los edificios, ya sean viviendas, oficinas u otros espacios cerrados, según la Organización Mundial de la Salud (OMS). Y esto tiene un efecto directo sobre nuestra salud.

De ahí la importancia de actuar en la manera de diseñar, construir y rehabilitar los inmuebles. Sirvan como argumento este dato: el síndrome del edificio enfermo, entendiendo por tal aquel que no cumple las condiciones de habitabilidad, ya afecta a los ocupantes del 30% de los edificios modernos. Urge, pues, que la salud del usuario constituya el objetivo nuclear desde el que tomar y materializar las decisiones constructivas.

Cierto es que ya existían diferentes estudios que relacionaban directamente la vivienda con la salud, destacando, entre otras causas, la pobreza energética o la imposibilidad de mantener una temperatura adecuada en el hogar, la falta de luz natural, la presencia de humedades, la contaminación acústica o el disconfort térmico. La guía 'Edificios y Salud' va más allá y persigue hacer más comprensibles estos aspectos, al mismo tiempo que ayuda a los arquitectos técnicos a acercar al ciudadano los distintos parámetros sobre los que es preciso intervenir en la ciudad.

También es verdad que, hasta el momento, los expertos habíamos puesto el foco de estudio y análisis en la incidencia que la climatología podía tener en los edificios y no tanto, por no decir nada, en la capacidad de reacción de esos bloques y viviendas para contener el contagio de una pandemia (ventilar con más regularidad y durante más tiempo, mantener una temperatura de confort…) o mitigar sus consecuencias (más ruido, falta de luz natural, etc.).

Parafraseando al doctor Serafín Romero, presidente del Consejo General de Colegios Oficiales de Médicos (CGCOM) y prologuista de la guía comentada, los cambios climáticos (olas de calor y de frío) se reflejan en los cambios en la habitabilidad, por lo que nos debemos anticipar en lo posible a esta evolución natural para adaptar nuestras viviendas y edificios a las nuevas condiciones climatológicas. Un hecho igualmente aplicable a esta y otras futuras pandemias.

Para llevar a cabo esta anticipación, con responsabilidad y garantías, es fundamental que el sentido común y la tecnología vayan de la mano. Debemos seguir trabajando en la interconectividad de los edificios sin perder esa humanización tan necesaria.

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"Urge que la salud del usuario constituya el objetivo nuclear desde el que tomar y materializar las decisiones constructivas".

Edificios sanitarios

Casualmente hace días leía en un medio cómo podrían ser las viviendas y ciudades post-covid, ante una nueva realidad marcada por las medidas de aislamiento. Ponía como ejemplo la investigación de un equipo multidisciplinar que, desde Málaga, proyecta una casa adaptada a emergencias sanitarias para evitar el colapso sanitario. “Un nuevo concepto urbanístico que no se circunscribe a la pandemia que actualmente sacude al mundo y que pretende minimizar futuras situaciones de riesgo provocadas por otras enfermedades”, se podía leer en el artículo.

En este proyecto se pretende hacer uso del desarrollo tecnológico, como es el Big Data, para analizar y prevenir los contagios en el hogar, trabajando de forma integral, y no dejando a un lado factores tan relevantes como son la conectividad, la sostenibilidad, el diseño y los distintos usos que se le puedan dar a la vivienda en función de las necesidades de cada usuario.

Es precisamente en este capítulo sobre la usabilidad de la casa donde cobra especial importancia otra de las llaves que abren la puerta de un edificio saludable: la accesibilidad.

Como recogemos en nuestra guía, “la vivienda ideal es diferente para cada persona, pero debe contar con unas instalaciones y dotaciones necesarias para la entrada y salida, el aseo personal, el reposo, la convivencia y la alimentación, que resultan esenciales para tener una vida saludable”. Por ello es prioritario conocer a la persona; saber cómo es, cómo interactúa, cómo se desenvuelve y qué necesidades tiene. Sólo así podremos conocer si una vivienda es accesible.

Recordemos que es un error asociar la accesibilidad con la discapacidad. La accesibilidad en las viviendas no es un problema de unos pocos, nos afecta a todos en algún momento de nuestra vida. Es un derecho.

Edificios sociales

Llegados a este punto, es importante destacar que, según la OMS, la relación entre vivienda y salud puede explicarse a través de cuatro dimensiones interrelacionadas: el hogar (significado social y emocional que las personas dan a su casa), las condiciones físicas de la vivienda, el entorno físico y el entorno social (comunidad) del barrio donde está situado el inmueble.

¿Qué queremos decir con ello? Que tan importante es para la salud las condiciones que tenga de la vivienda y el edificio como la relación que mantengan sus habitantes, los vecinos. Algo que ha tenido gran relevancia durante el confinamiento por la crisis del COVID-19.

Las llamadas a la solidaridad para atender las necesidades de las personas mayores que viven solas o para denunciar casos de violencia de género hubiesen pasado inadvertidas en otras circunstancias. En este sentido, se constata el hecho de que las comunidades de propietarios son la principal red social que teje los distintos comportamientos y acciones de sus habitantes. Y los técnicos somos consecuentes de ello.

"La edificación sostenible y saludable es clave, pero de nada servirá si no va acompañada de una usabilidad y un mantenimiento responsable"

Edificios sostenibles

Esta primera guía 'Edificios y Salud: 7 llaves para un edificio saludable' es solo la primera acción divulgativa que estamos realizando desde el Consejo General de la Arquitectura Técnica de España (CGATE) para buscar las mejores prácticas de salud en la edificación. Pero también para abordar, desde ya, el cambio de paradigma social que se vislumbra en el horizonte a causa de la crisis.

A este respecto, el CGATE también está trabajando en la edición de fichas informativas sobre los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) para, entre otros objetivos, contrarrestar los efectos adversos del COVID-19.

Se trata de pequeñas fichas sobre la visión de la arquitectura técnica en los ODS que más relación tienen con nuestra actividad y su repercusión en la edificación: 3 (Salud), 5 (Igualdad), 6 (Agua), 7 (Energía), 8 (Trabajo), 9 (Industria), 11 (Ciudades), 12 (Consumo responsable), 13 (Clima) y 16 (Paz).

Los arquitectos técnicos somos agentes esenciales del proceso edificatorio con la toma de decisiones en la ejecución de los edificios, pero también en su diseño. Además, unas de nuestras principales preocupaciones vocacionales es el mantenimiento de los niveles requeridos de seguridad y salud.

Sin embargo, la visión integral de todos los agentes involucrados es fundamental para aportar, de forma solidaria y participativa, una nueva dimensión, más amplia, de la situación actual en el sector. Hemos visto como la edificación sostenible y saludable es clave, pero de nada servirá si no va acompañada de una usabilidad y un mantenimiento responsable.

Hay que ser autocríticos desde la corresponsabilidad. La crisis nos ha mostrado las imperfecciones que existen en muchos edificios y viviendas, pero también las oportunidades de mejora que es posible incorporar a nuestros planes de trabajo, en coordinación con los arquitectos, ingenieros, médicos, sociólogos y, cómo no, con la sociedad.