Un nuevo sensor permite analizar in situ los niveles de mercurio en el agua
15 de julio de 2011
Desde el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), Jaime Veciana, investigador de este organismo y director del estudio, ha resaltado las principales prestaciones de este nuevo sensor que detecta la cantidad exacta de mercurio en un medio acuoso. “Una de las mayores ventajas del dispositivo es su gran sensibilidad, superior a la habitual en los dispositivos portátiles. De hecho, permite detectar mercurio incluso a niveles picomolares, tres órdenes de magnitud por debajo del límite establecido por la Unión Europea (1 parte por billón)”. Y es que el nuevo sensor permite conocer la cantidad de mercurio presente en agua de forma más fiable y sin tener que enviar muestras al laboratorio. El nuevo sistema, desarrollado por expertos del CSIC junto con investigadores de las universidades de Murcia y Regensburg (Alemania), contribuye a reducir costes, ya que los análisis se efectúan in situ. “Teniendo en cuenta su gran sensibilidad así como la posibilidad de hacer análisis in situ, evitando el envío de muestras a laboratorios y los días de espera, se justifica la relevancia del desarrollo”, afirma Inmaculada Ratera, investigadora del CSIC en el Instituto de Ciencia de Materiales de Barcelona.
El sistema, un sensor óptico, emplea la técnica de resonancia por plasmón superficial, que permite medir en tiempo real interacciones moleculares superficiales. Los investigadores han empleado una molécula modificada que permite la formación de una monocapa de moléculas receptoras autoensambladas en una superficie de oro. Aunque cada chip necesita oro para su funcionamiento, se puede emplear hasta en cuatro análisis, lo que también resulta ventajoso para los propios usuarios.
.La presencia de mercurio en agua, una contaminación que va a más
En las últimas décadas, la contaminación por mercurio se ha incrementado a pasos agigantados, debido al aumento de la industria y a la alta volatilidad del compuesto: “El mercurio está presente en pequeñas cantidades, en la mayoría de combustibles y residuos industriales. Cuando éstos se queman, pasa con gran facilidad a la atmósfera y al llover, se acumula en acuíferos”, explica la investigadora del CSIC.
En cualquier caso, el mercurio, un potente neurotóxico, es difícil de eliminar, por lo que todas las medidas se encaminan a reducir su presencia y controlar sus niveles: “En este sentido, el dispositivo que acabamos de desarrollar puede ayudar a facilitar estos análisis”, concluye Ratera.