La diversificación incrementa la productividad de las parcelas de cítricos, almendros y melones
Diversificar cultivos es una técnica agronómica beneficiosa tanto para el agricultor como para el terreno y el medio ambiente. Es una fuente extra de ingresos que mejora los suelos y mitiga el cambio climático, tal y como ha demostrado el proyecto europeo Diverfarming, liderado por investigadores de la Universidad Politécnica de Cartagena (UPCT), que han realizado durante tres años ensayos en parcelas de cítricos, almendros y melones.
“Murcia es una de las regiones europeas donde mejores resultados se han obtenido de la combinación de cultivos tradicionales y alternativos”, explica Raúl Zornoza, responsble de Diverfarming y quien estos días está compartiendo con el sector agrícola de la Región las conclusiones del proyecto. La pasada semana se celebró una jornada sobre los ensayos con cítricos y este miércoles se divulgarán los resultados con almendros y los de la investigación con melones, el próximo miércoles. Ambas presentaciones serán online.
Más polinizadores y menos abono
Incrementos de los microorganismos beneficiosos en el suelo y de la retención de carbono y reducciones en las emisiones de efecto invernadero son los principales beneficios ambientales hallados con esta práctica agrícola que aporta mayores ingresos al agricultor, reduce sus riesgos ante el vaivén de precios en el mercado y, eso sí, dificulta las tareas de recolección.
Aceite esencial y menos emisiones
El ensayo en una parcela de almendros diversificada ha logrado también ingresos extras por la venta de aceite esencial de tomillo obtenido sin reducir el rendimiento de la almendra y mejorando la disponibilidad de nitrógeno y agua para el cultivo leñoso y contribuyendo a la mitigación del cambio climático con un 20% menos de emisiones de CO2. Asimismo, la erosión del suelo se redujo enormemente y su fertilidad aumentó.
Estos beneficios medioambientales y económicos compensan los inconvenientes detectados en cuanto a costes de recolección y posible compactación del suelo.
Menos plagas y más microorganismos
Los investigadores de la UPCT también han ensayado en una parcela de mandarinos diversificada con leguminosas y cereales en las calles entre las hileras de los cítricos. En concreto, han experimentado rotando habas, verdolaga y caupí durante tres años y alternando habas, de septiembre a diciembre, y cebada o avena de enero a junio.
En ambos casos se ha logrado un producto complementario sin afectar al cultivo principal, mitigando los efectos de las plagas y aumentando la biodiversidad del suelo con más microorganismos beneficiosos, consiguiendo también una reducción del 60% en la erosión. La pega es el incremento del consumo del agua en un 34% y el mayor laboreo necesario.
Diverfarming es un proyecto financiado por el Programa Horizonte 2020 de la Comisión Europea, dentro del reto de ‘Seguridad alimentaria, agricultura y silvicultura sostenibles, investigación marina, marítima y de aguas interiores y bioeconomía' (Referencia 728003).