Los drones harán de espantapájaros en cultivos
Esta empresa de ingeniería que fabrica y comercializa un vehículo aéreo no tripulado desarrollado por el equipo de investigación del Jordi Figueroa de la Estación Biológica de Doñana del CSIC, que emula el comportamiento de aves rapaces y tiene aplicación en la protección de cosechas y piscifactorías.
Agricultores con plantaciones de fresa en Huelva, albaricoque en la Sierra Norte de Sevilla o quinoa en Málaga ya han probado este dron con forma de ave rapaz, llamado a convertirse en el ‘espantapájaros del futuro’ al ser capaz de imitar el comportamiento de estos depredadores para asustar a bandadas de pájaros que cada año suponen miles de pérdidas en los cultivos.
La compañía gallega busca ahora mejorar los servicios que ofrece, incorporando al dron mimético aviar licenciado, los sistemas capaces de procesar imágenes y tomar decisiones desde el propio vehículo en tiempo real, sin necesidad de transmitirlas a un servidor ni de almacenarlas en una memoria sobre el propio dron desarrollados desde el Imse.
Los drones emulan el comportamiento de aves rapaces para asustar a bandadas de pájaros que cada año suponen miles de pérdidas en cultivos y piscifactorías.
“Estos sistemas son muy ligeros a la par que potentes. Nuestras patentes permiten disponer de un hardware muy específico embebido en la propia capa sensora del chip instalado en el dron, con lo que se consigue acelerar el procesamiento necesario para la toma de decisiones desde el principio, cuando la carga computacional es más grande”, explicó Ángel Rodríguez Vázquez, catedrático del departamento de microelectrónica y electromagnetismo de la US y uno de los investigadores responsables de las patentes licenciadas.
Se resuelve así una de las principales restricciones a la hora de mejorar o incorporar sistemas de visión artificial en estos vehículos, y es que es recomendable que las implementaciones instaladas en los drones sean ligeras, ya que el peso afecta directamente al diseño y autonomía de los aparatos.
Las invenciones desarrolladas por los investigadores del Imse persiguen igualmente acelerar el postprocesamiento de imágenes con millones de píxeles: “La mayor carga computacional a la hora de tratar las imágenes ocurre al principio, cuando tienes que desechar esa cantidad ingente de píxeles y quedarte con la información que te interesa para realizar un determinado procesamiento”, añadió Jorge Fernández, otro de los investigadores implicados.
En su opinión, “gracias a estas innovaciones será posible también disponer de información ya procesada cuando el dron aterrice, ahorrando tiempo y esfuerzo en procesos de postproducción de imágenes, atenuando la carga computacional que implican las tareas de inteligencia artificial”.