Entrevista a Nuria Herranz, responsable de Línea Tecnológica de Itene e investigadora principal del Instituto en el proyecto Chill-On
28 de marzo de 2011
Tras varias pruebas realizadas hasta ahora quisimos que Nuria Herranz, investigadora principal de Itene en el proyecto, nos aportara su punto de vista.
¿Cuáles son los principales objetivos del proyecto Chill-On?
El objetivo principal de Chill-On es mejorar la disponibilidad de información así como garantizar la calidad, seguridad y transparencia de toda la cadena logística de productos refrigerados y congelados. Más concretamente, Chill-On persigue esta mejora en la cadena de suministro del pescado que fue escogida por ser el tercer producto más consumido en el mercado alimentario europeo y uno de los alimentos más sensibles a producir intoxicación alimentaria. Como segundo grupo de estudio también se han realizado ensayos con pollo.
Para conseguir este objetivo el proyecto ha trabajado en el desarrollo de dispositivos y tecnologías eficientes y rentables para la continua monitorización, registro y procesado de datos relevantes a lo largo de toda la cadena de suministro. Y desarrollando nuevas tecnologías de información que, incorporadas a los envases y embalajes, hacen de ellos envases y embalajes con funcionalidades a medida que hoy en día se conocen como envases inteligentes.
¿Cómo entra Itene a participar en él?
Chill-On es un proyecto europeo desarrollado en consorcio que nace bajo el marco del Sexto Programa Marco de la Unión Europea. Itene, como centro de I+D de referencia en España en el sector del envase y embalaje, transporte y logística, entra en el proyecto como encargado de realizar la integración del dispositivo e-Chill-On dentro del envase y embalaje. Por otra parte, Itene se encargó del desarrollo de un software que permita la toma de decisiones a partir de los datos enviados en tiempo real por dicho dispositivo que quedan recogidos en un sistema central. Por último, participó en tareas de estudiar en profundidad los distintos agentes y parámetros implicados en la cadena de suministro de la merluza de Chile a España.
Se trata de un proyecto internacional. ¿A quién más podemos encontrar trabajando junto a Itene?
Chill-On cuenta con 24 socios, entre centros tecnológicos, universidades y empresas de países como Alemania, Israel, Italia, Reino Unido, Chile, Grecia, China, Holanda y España. Además, cuenta con el apoyo de empresas como Motorola, Moypark, Seara Alimentos, ChainFood, Beijing Fishing Company, etc.
¿Las etiquetas e-Chill-On deberán servir para garantizar aún más la seguridad en la cadena de frío?
Así es. Las etiquetas inteligentes e-Chill-On unirán las ventajas de las etiquetas indicadoras del factor Tiempo-Temperatura (TTI) con las de las etiquetas de identificación por radiofrecuencia (RFID). Su objetivo es emitir señales de radiofrecuencia que permitan la localización y trazabilidad e identificación del producto en cualquiera de las diferentes etapas del proceso logístico; informando además de los cambios térmicos que se producen tanto de forma visual por un cambio de color como a través de la lectura de las temperaturas a través de un software de control.
Por su parte los módulos de software de ‘Evaluación Cuantitativa de Riesgos Microbiológicos’ y el ‘Pronosticador de vida útil’ predicen o calculan los niveles del riesgo para el consumidor y la vida útil restante a lo largo de toda la cadena de suministro. De este modo podrá valorarse en tiempo real si la temperatura se sitúa en unos límites que pueden afectar a la calidad del producto, pudiendo rectificar para que llegue en las mejores condiciones a su destino
Además, en Chill-On también se han desarrollado equipos de análisis rápido para la cuantificación de indicadores de deterioro del producto y marcadores de higiene alimentaria.
Un proyecto conjunto
El centro alemán ttz Bremerhaven —Centro de Transferencia de Tecnología—, coordinador del proyecto Chill-On, está probando la tecnología obtenida en un entorno real. De hecho, se ha realizado ya una prueba de transporte de una carga de pescado desde Islandia a Francia para comprobar su funcionamiento, con resultados óptimos. Itene es participante activo del proyecto, que recibe el apoyo de la Unión Europea dentro del sexto Programa Marco y que está formado por un total de 24 socios, entre centros tecnológicos, universidades y empresas de países como Alemania, Israel, Italia, Reino Unido, Chile, Grecia, China y Holanda.
¿Qué tecnología usan? ¿Cómo y dónde pueden integrarse hoy en día, sobre qué soportes?
Por un lado se combinan etiquetas indicadoras Tiempo-Temperatura (TTI) y etiquetas de Identificación por Radiofrecuencia (RFID) y por otra parte, se ha desarrollado un nuevo y complejo sistema de Tecnologías de la Información para la recepción y transferencia de datos llamado Tracechill. Este sistema está basado en la integración y adaptación de tecnologías web probadas, incluyendo GPS, GIS, RFID y redes móviles. Tracechill permite el acceso a toda la información requerida para la cadena de suministro y proveerá una plataforma de trazabilidad que ayudará a las empresas a ampliar su área de cooperación y a mejorar su control de calidad y cadena de suministro
Más allá del proyecto se continúa trabajando en una nueva generación de etiquetas que permitan la transmisión inalámbrica de una señal de temperatura mediante un chip de identificación por radiofrecuencia pasivo. El prototipo rf-TTI desarrollado en Chill-On con éxito ha probado este concepto pero necesita perfeccionarse para poder comercializarse como la etiqueta inteligente e-Chill-On. El proyecto también ha conseguido una guía de buenas prácticas para la refrigeración de los alimentos y soluciones alternativas de transporte para mejorar la refrigeración durante su elaboración, distribución y almacenamiento.
¿Existen factores que pueden reducir la eficacia de su aplicación?
Evidentemente. Se ha desarrollado un prototipo de etiqueta que debe ser optimizado. Esta optimización conlleva el estudio exhaustivo de cómo pueden influir distintos rangos de temperaturas en el funcionamiento de la misma y las posibles incompatibilidades que pueden existir en la utilización de unos materiales u otros.
¿En qué tecnologías se está trabajando para la integración de estas etiquetas en un futuro?
Una de las principales tecnologías en las que se está investigando y desarrollando muy profundamente es la impresión de elementos electrónicos (‘printed electronics’) tales como circuitos, antenas, pistas conductivas, etc. sobre diferentes materiales de envase como si de una imagen gráfica se tratara. Estas tecnologías de impresión electrónica utilizan tintas conductivas, aislantes, dieléctricas, etc. para formar los distintos componentes electrónicos. Esta tecnología facilitará la integración de etiquetas electrónicas en distintos materiales de envase, lo que facilitará la aplicación global de nuevos dispositivos aplicados en los envases, conformando los envases del futuro (envases inteligentes).
Estas etiquetas trabajan con indicadores de tiempo-temperatura y con RFID. ¿El coste de esta tecnología es uno de los obstáculos para su aplicación práctica? ¿Existen otros?
Evidentemente sí, el coste es uno de los factores críticos que hoy en día hay que solventar, ya que hay que desarrollar soluciones tecnológicas pero que sean competitivas y abordables económicamente para las empresas, es por ello que es un aspecto clave a la hora del desarrollo, ya que hay que elegir unos materiales y componentes en estas etiquetas que no encarezcan el desarrollo final.
Por otro parte, existen multitud de parámetros a optimizar en este tipo de desarrollos como por ejemplo la distancia y porcentajes de lecturas de las etiquetas, diseño de la antena, elección de los compuestos indicadores de la parte visual de la etiqueta, etc.
El proyecto Chill-On se refiere a toda la cadena logística del frío, pero especialmente al pescado. ¿Por qué?
El pescado es el tercer producto más consumido en Europa y además está altamente expuesto a contaminación microbiológica.
En Islandia y Francia se han puesto en marcha algunos casos prácticos ¿Qué resultados han obtenido?
En el último año las tecnologías desarrolladas en Chill-On han llevado a cabo diferentes investigaciones de campo en diferentes regiones geográficas como el etiquetado y transporte de bacalao atlántico de Islandia a Francia, la merluza desde Chile a España y tilapia en la cadena de frío china, durante todo el trayecto, comenzando desde la fábrica donde se envasó el producto y todo su transporte aéreo, por carretera o en contenedor marítimo. La información de producto fue enviada de forma remota y analizada por los expertos. Después dichos resultados fueron analizados cuidadosamente para el sistema y su funcionalidad así como para incrementar su aceptación por parte de la industria y el consumidor. Ensayos similares se han llevado a cabo en cadenas logísticas de pollo en Alemania.
Para finalizar, ¿en qué momento del proyecto nos encontramos y qué queda por hacer?
Tras 4 años y medio el proyecto finalizó en diciembre de 2010. El alcance de sus investigaciones ha permitido mejorar la seguridad y documentación existente en las cadenas de alimentación de manera considerable y al mismo tiempo supone una oportunidad para los fabricantes de aumentar su competitividad. Respecto a las etiquetas e-Chill-On es necesario continuar las investigaciones para perfeccionar el prototipo desarrollado por Chill-On para su comercialización posterior.