Un Mediterráneo unido por la pesca artesanal sostenible
La pesca artesanal desempeña un papel fundamental en la región del Mediterráneo y el Mar Negro, ya que representa más del 84% de la flota pesquera total y emplea a casi el 62% de la mano de obra. Se trata de pesquerías familiares en las que los propietarios están directamente involucrados en la actividad pesquera. Junto con otras actividades marítimas, tiene una participación significativa en las economías locales, asegurando el empleo y manteniendo a familias. Además, proporciona a los consumidores alimentos sanos y, en algunos países, es una fuente esencial para la seguridad alimentaria.
El ‘Plan de Acción Regional sobre Pesquerías Artesanales en el Mediterráneo y Mar Negro’ supone un compromiso político histórico, la culminación del trabajo realizado en los últimos años por los organismos europeos en la búsqueda de apoyo político. A pesar de ser no vinculante, el Plan es el primer instrumento a nivel internacional dedicado a la pesca de pequeña escala desde la aprobación de las ‘Directrices voluntarias para lograr la sostenibilidad de la pesca de pequeña escala en el contexto de la seguridad alimentaria y la erradicación de la pobreza’ de la FAO en 2014. Las Directrices son un complemento del Código de Conducta para la Pesca Responsable y a otros documentos de la Convención de las Naciones Unidas sobre el Derecho del Mar.
De este modo, el Plan de Acción es el resultado de la estrategia de la Comisión Europea para establecer una nueva dinámica en la gobernanza multilateral de la pesca en el Mediterráneo y el Mar Negro, sobre la base de los principios establecidos de común acuerdo en la estrategia a medio plazo de la Comisión General de Pesca para el Mediterráneo (CGPM) 2017-2020.
Su inicio se ha ido desarrollando mediante acciones concretas: recopilación de datos, cooperación, cadena de valor, investigación científica, papel de la mujer, medidas de gestión para la pesca de pequeña escala, procesos participativos de toma de decisiones, trabajo decente y clima y medioambiente.
En este Plan están involucrados, así, la Comisión General de Pesca para el Mediterráneo (CGPM) -dependiente de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO); 10 Estados miembros de la UE (Bulgaria, Croacia, Chipre, Francia, Grecia, Italia, Malta, Rumania, Eslovenia y España); 8 países no pertenecientes a la UE (Albania, Argelia, Georgia, Líbano, Libia, Montenegro, Marruecos y Turquía); Palestina; WWF; y la Agencia Europea de Control de la Pesca.
Asimismo, esta alianza está liderando la mayor iniciativa para incrementar la capacidad y desarrollar un esquema de cogestión en 21 enclaves de España, Francia, Italia, Eslovenia, Croacia, Grecia, Turquía, Túnez y Algeria. Conjuntamente, estos nueve países representan más del 60% de la pesca artesanal de la región. “WWF se ha embarcado en una profunda transformación de la pesquería artesanal para hacer de este un sector más sostenible y próspero que comparta el interés en salvaguardar la salud de los océanos”, explica Giusseppe Di Carlo, director de la Iniciativa Mediterránea Marina de WWF.
Por su lado, el comisario Karmenu Vella, responsable de Medio Ambiente, Pesca y Asuntos Marítimos, afirma que "la pesca en el Mar Mediterráneo y el Mar Negro es mayoritariamente artesanal y dirigida por familias. Sin embargo, en estos momentos se enfrenta a graves problemas, ya que más del 90% de las poblaciones de peces evaluadas están sobreexplotadas. Tenemos que trabajar codo con codo con los pescadores artesanales si queremos un mar sano y sostenible para que las familias de pescadores puedan seguir desarrollando su fuente de vida tradicional durante generaciones. Tras la declaración MedFish4Ever de 2017 y la de Sofia en 2018, este es el mayor paso para lograr los objetivos de sostenibilidad”.
En estas declaraciones se establecieron los compromisos políticos básicos y con el Plan de Acción, se llevan a la realidad con un plan regional detallado. El plan refuerza las oportunidades para los pescadores en las regiones del Mediterráneo y el Mar Negro, dándoles voz en las decisiones que afectan a sus medios de subsistencia. El objetivo es mejorar su capacidad para contribuir a la seguridad alimentaria y lograr beneficios económicos, sociales y de empleo, al tiempo que se salvaguardan las prácticas pesqueras sostenibles desde el punto de vista medioambiental.