Fronteras de luz: La iluminación en los límites de la ciudad
Hemerson Omar Nuñez Ochoa. Arquitecto por la Universidad Nacional de Ingeniería (UNI), Lima (Perú).
Texto entradilla: Adrià Muros Alcojor.
09/07/2024Este artículo del arquitecto Hemerson Omar Núñez nos habla de espacios intersticiales que delimitan las ciudades. Son límites físicos como montañas, la línea de costa, un río, una muralla, un espacio verde… pero también pueden ser menos visibles como delimitaciones jurisdiccionales, de seguridad y socio-culturales. Hay muchas publicaciones sobre la importancia de estos elementos y su diseño urbano y de cómo la iluminación artificial puede ser un elemento potenciador, identificador o emblemático para cada uno de ellos. También encontramos investigaciones muy interesantes que identifican la morfología de una ciudad desde imágenes de iluminación nocturna captadas desde satélite, donde se pueden apreciar e identificar aquellos rasgos/límites característicos de muchas ciudades de todo el mundo. En cualquier caso, la iluminación es una potente herramienta para poner todo ello en valor, pensando en la belleza del entorno urbano para el disfrute de todos. No debemos utilizar nunca la luz para poner límites a cualquier aspecto que repercuta negativamente en las personas.
“Una frontera no es una barrera, sino un paso, ya que señala, al mismo tiempo, la presencia del otro y la posibilidad de reunirse con él” (Marc Augé, 2007). Una frontera responde a una dimensión temporal, lo que significa que la vida transcurre en una realidad inacabada, en constante cambio y en la cual se construyen continuamente nuevas fronteras que puedan ser nuevamente exploradas y franqueadas. Así también podría referirme a las fronteras sociales, entendidas como rupturas que se crean entre distintos sectores de la ciudad y donde la calidad de la iluminación es un reflejo de las mismas. No obstante, en el artículo se abordan los límites físicos de la ciudad, los cuales pueden ser naturales, cuando hablamos de la geografía del sitio; o artificiales, cuando nos referimos a lo construido, a las infraestructuras, que de un modo u otro marcan los bordes de la una metrópoli.
Fronteras móviles: la luz como reflejo de la expansión de la ciudad
Actualmente, fotos de las ciudades, capturadas desde el espacio, replican de cierta forma la sensación que nos produce ver una ciudad desde un avión durante un aterrizaje de noche. Es posible notar rápidamente una cierta jerarquización de lugares dentro de la ciudad a través de su iluminación, diferenciar sus contornos y límites, los ejes que la articulan, los llenos y vacíos, entre otros aspectos.
Estas imágenes no brindan información alguna sobre la morfología de la ciudad o el uso del suelo; en cambio, nos da una idea de movilidad, accesibilidad y conectividad. Así, más allá de una simple fotografía, este tipo de imágenes pueden servir para estudiar el crecimiento y funcionamiento de una ciudad a partir de su imagen nocturna a gran escala.
Además, podrían analizarse aspectos y variables socioeconómicas a partir de las intensidades de la iluminación en diferentes sectores de la ciudad, reconociendo zonas comerciales, turísticas, residenciales, etc. y con ello, asociar, aspectos como el de crecimiento económico, progreso, seguridad, entre otros.
La imagen aérea de una ciudad evidencia como se encuentra enmarcada entre límites naturales, como montañas, ríos, mares, acantilados, etc. y límites artificiales o construidos, creados por el ser humano, como puentes, carreteras, intercambios viales, bulevares, puertos, malecones, entre otros. En ese sentido, la imagen nocturna de una ciudad nos permite visualizar el constante cambio a la que se encuentra sujeta, debido a la aparición progresiva de nuevas infraestructuras que extienden sus límites, y a los actores que se mueven a través de dichas infraestructuras. Dicha imagen nocturna refleja el resultado de unas dinámicas que aparecen debido al funcionamiento de la ciudad, el cual, a su vez, también depende del movimiento de personas, servicios y otros.
Por ejemplo, podremos notar seguramente que los márgenes de la ciudad, llenos de almacenes, centrales energéticas y otras infraestructuras como puertos o aeropuertos, llegan a estar repletos de luz y con ellos, las carreteras que los interconectan con la ciudad. Por ende, la movilidad juega un papel importante en la configuración de esta imagen nocturna. Así, el crecimiento y la expansión de las ciudades, provoca que la iluminación sea entendida inicialmente como la necesidad de alumbrar los trayectos de los ciudadanos, asegurando así, su traslado y su seguridad. Atravesar la oscuridad lo más rápido posible, se convierte, de esta manera, en el principal objetivo y las infraestructuras para el transporte resultan indispensables para este propósito. No obstante, debido justamente a estos trayectos iniciales, van surgiendo espacios que adquieren un valor significativo dentro del tejido urbano de la ciudad.
Límites contruidos: los paisajes nocturnos infraestructurales
Algunos de los ejes que ahora forman parte de tramas urbanas fueron, en su momento, fronteras de las que entonces eran ciudades amuralladas. Hablamos entonces, como menciona Augé (2007), que los límites nunca llegan a borrarse, sino que se transforman, se trasladan y se terminan constituyendo en límites nuevos. Es el caso de las antiguas murallas de ciudades como Lima o Barcelona que fueron reemplazadas por la creación de nuevos ejes como la Av. Alfonso Ugarte y el Paseo Colón en Lima, o la Ronda de Sant Antoni en Barcelona, que iluminados se integraron a la red de la ciudad, propiciándoles así una nueva imagen, generando de esta manera nuevos límites a la ciudad.
Los límites infraestructurales construidos le otorgan a la ciudad un carácter de escala urbana y es por la noche cuando esto se nos revela como una gran red dentro del territorio ocupado. Dicha red nos permite la lectura de su organización, así como de su expansión. Armengaud (2009) afirma que el ordenamiento territorial a nivel regional constituye la escala más adecuada para cuestionar las noches urbanas de la actualidad. Mientras que, a una escala local, podemos hablar de la iluminación de infraestructuras como paseos, calles, plazas y edificios como componentes del paisaje nocturno; todo esto desaparece en una escala mayor, nos queda solamente la iluminación de los ejes que estructuran la ciudad.
La noche se hace cada vez más importante, las carreteras empiezan cada vez a tener mayor incidencia en la productividad, logística y funcionamiento de la ciudad, entonces resulta necesario considerar las infraestructuras como componentes principales de la iluminación nocturna. Asimismo, Armengaud (2009) asegura que es justamente la infraestructura del transporte, vista y pensada desde su carácter permanente, una potente generadora de paisaje urbano y los movimientos de la ciudad son claves para la generación urbana nocturna. La lectura de los límites y de los puntos de unión o ruptura es libre y es ahí donde la ciudad encuentra lugar para crecer.
Ya que el destino de las ciudades contemporáneas recae en una escala metropolitana, es necesario pensar el espacio a partir de la organización de las infraestructuras, a partir de la relación entre ellas y a partir del movimiento. Esto, no solo dará como resultado imágenes tan vistosas desde el espacio, sino que acarreará problemas de contaminación lumínica y de excesivo consumo energético, al cual debemos enfrentarnos. Es el caso de ciudades como Bruselas, que ha tenido que desarrollar un sistema de automatización de la iluminación para que las luminarias se activen solamente en los tramos en los que haya autos, además de regular las intensidades de acuerdo a los niveles de iluminación que sean requeridos.
La iluminación en los bordes naturales
La iluminación vista desde una escala metropolitana y regional nos permite leer cómo las ciudades, en su proceso de expansión, se enfrentan a sus límites naturales. Los límites costeros, por ejemplo, son bordes naturales que terminan siendo intervenidos por el ser humano, muchas veces de manera tal que la ciudad termina dándole la espalda o simplemente creando una barrera entre las personas y este gran espacio público de la ciudad. Si las estrategias con las que se aborde la iluminación en estos límites resultaran en espacios de calidad, estos podrán ser recuperados; ello depende, entre otras cosas, de la morfología de dichos límites, de las decisiones políticas, y de la capacidad para proyectar a gran escala un borde de la ciudad que sea la transición entre una masa edilicia y la naturaleza.
Por ejemplo, si comparamos las ciudades de Lima y Barcelona, se observa que ambas son ciudades con playas a lo largo de todo su litoral, sin embargo, la trama construida de la ciudad de Lima se encuentra sobre acantilados, lo cual ya supone una transición más drástica de la ciudad hacia su costa. A ello se suma la indiferencia o incapacidad de las autoridades para promover una mayor accesibilidad de los ciudadanos a la playa. Como resultado, se tiene una iluminación pensada para el alumbrado de una autopista, que termina dividiendo aún más a la ciudad de su límite natural.
Por otro lado, en Barcelona la llegada al mar se da prácticamente al mismo nivel de la ciudad construida, esto propicia otras condiciones para la iluminación. Existe una transición más natural entre la ciudad y el mar.
La iluminación en el litoral de Barcelona permite su uso público y permite la realización de actividades deportivas, de esparcimiento y de ocio. En este caso, valdrá la pena analizar temas relacionados con la uniformidad de la iluminación, la temperatura de color, los acentos, el control de la contaminación lumínica, el gasto energético, entre otros.
Narboni (2017), menciona que la iluminación durante décadas tuvo un papel meramente funcional, y que una iluminación creativa podría transformar el paisaje nocturno brindándole un servicio diferente a los ciudadanos, por ejemplo, sería capaz de mostrarle al ciudadano la morfología y topografía de la ciudad.
Otro ejemplo de límite natural lo conforman las montañas. La necesidad de comunicación ha impulsado diferentes estrategias para sortear estas barreras, ya sea atravesándolos con túneles, bordeándolos por medio de carreteras o subiendo a través de ellos mediante teleféricos o funiculares. Todas estas variantes, si son planificadas, permiten que este intersticio entre lo natural y lo construido pase a formar parte de la gran estructura de la ciudad y su iluminación.
No obstante, en ciudades como Lima, la iluminación de las montañas, más conocidas como cerros, se ha dado de manera progresiva como respuesta a una necesidad de alumbrado público, debido a que han sido objeto de invasiones y esto ha dado como resultado una iluminación sin jerarquía alguna y donde la iluminación se presenta hacia la ciudad, como una gran mancha de pixeles. Resulta interesante cómo los límites de la ciudad se mueven de manera excéntrica y propiciando nuevas fronteras con el territorio al transcurrir el tiempo y la iluminación a gran escala nos puede ayudar a leer y entender estos fenómenos.
Las otras fronteras: la luz subterránea
He mencionado los límites naturales y construidos como aquellos que delimitan la ciudad. Sin embargo, y en vista de que el transporte y la movilidad han resultado vitales para el tema de la iluminación a una escala metropolitana, veo apropiado referirme a los límites entre la ciudad y el suelo sobre el que se asienta. Las ciudades no solo se extienden horizontalmente en el territorio, también lo hace de forma vertical, hacia arriba a través de su masa edilicia y hacia abajo mediante una infraestructura de servicios, comunicaciones y transporte. Armengaud (2009) menciona la importancia que tienen las infraestructuras de transporte y cómo la presencia de estaciones como equipamientos permanentes dentro de la ciudad resultan cruciales para la configuración del paisaje nocturno de una ciudad.
Aunque el análisis de la iluminación en las estaciones subterráneas, en cuanto a intensidades, uniformidad, temperaturas de color, consumo y otros aspectos técnicos deben ser objeto de otro estudio; el artículo se refiere a cómo repercute la existencia de este servicio en el funcionamiento nocturno de las ciudades y en el comportamiento de sus habitantes. Es decir, la definición de horarios y traslados, los cuales estructuran las dinámicas nocturnas de una ciudad.
Si el metro es el único modo de regresar a casa, esto basta para decidir siquiera salir de casa o no, esto repercute a nivel social y económico en una ciudad.
Seguramente, las dinámicas serán diferentes en ciudades que tienen un sistema de metro activo durante las 24 horas del día, frente aquellas que no cuentan con este servicio, sin mencionar a aquellas ciudades que ni siquiera cuentan con una red de metro. El hecho de saber que debajo de las calles por las que caminamos existe una infraestructura iluminada, que nos permite acceder a diferentes puntos de la ciudad, trazas subterráneas percibidas como circuitos que aceleran la distribución territorial influye en aspectos como los de cercanía, movimiento, tiempo y seguridad.
Conclusiones
La imagen nocturna de una ciudad resulta ser una potente herramienta para leer la ciudad, para identificar sus estructuras, sus llenos y vacíos, su jerarquización y, sobre todo, identificar sus márgenes y bordes.
Existen herramientas tecnologías que permiten acceder a información sobre el grado de actividad, seguridad, comercio, turismo y otros aspectos en los límites de una ciudad que pueden ayudar a diseñar mejor la iluminación en estos sectores.
Se debe fomentar y aprovechar un estudio lumínico nocturno de los bordes de las ciudades, de modo tal que los resultados nos permitan realizar un planeamiento lumínico de estos, es decir, planificar los bordes de la ciudad siendo pensados con la misma exigencia, tanto de día como de noche, sólo así podrán estar mejor jerarquizados, diversificados y democráticos.
Bibliografía
- Armengaud, Marc. et al. (2009) Nightscapes: paisajes nocturnos = nocturnal landscapes. Barcelona: Gustavo Gili.
- Augé, M. (2007) Por una antropología de la movilidad. Barcelona: Gedisa.
- Peran, M. (2009) Post-it city: ciudades ocasionales = cidades ocasionais = occasional urbanities. Madrid: Sociedad Estatal para la Acción Cultural Exterior.
- Gehl, J. & Valcarce, M. T. (2006) La Humanización del espacio urbano: la vida social entre los edificios. Barcelona: Reverté.
- Rodríguez Lorite, M. A. et al. (2014) El paisaje nocturno y la iluminación en los centros históricos urbanos. Madrid: Intervento Red.
- Brandi, U. & Geissmar, C. (2007) Light for cities: lighting design for urban spaces: a handbook. Basel: Birkhäuser.