Una tarde en la ópera
‘Nala’, ‘Hi ha monstres que viuen per a la seva curiositat’, ‘Filles del món’ e ‘In the begining everything was white’ son las cuatro piezas operísticas que conforman el universo ‘Oh!pera’. Cuatro relatos inquietantes y distópicos, incluso en ocasiones apocalípticos, sobre un futuro incierto y pesimista. ‘Oh!pera’ es una iniciativa de Àlex Ollés y una producción colaborativa entre el Gran Teatre del Liceu (Barcelona) y HUB, con varias escuelas de diseño y disciplinas implicadas, cuyos alumnos han participado directamente en su puesta en escena, siendo la iluminación el hilo conductor de cada uno de los relatos.
La Asociación de Autores de Iluminación organizó en el Gran Teatre del Liceu un encuentro con los iluminadores David Bofarull y Sergio Gracia, socios de la AAI y tutores de las cuatro propuestas operísticas en el diseño de iluminación. Todo un reto para los alumnos seleccionados de varias escuelas de diseño de Barcelona (ESDAPAC, ESDI, LCI e IED), que han tenido que diseñar cada uno de los proyectos lumínicos acorde con la propuesta de dirección, escenografía, vestuario… e incluso con la arquitectura de cada uno de los espacios propuestos para esta iniciativa colaborativa, en la que también intervienen músicos y cantantes del propio Conservatorio del Liceu.
De este modo, cada una de las micro óperas, que tiene una duración de 30 minutos, se ubica en cuatro espacios bien diferenciados, y propone al espactador un viaje por distintos rincones de este emblemático teatro barcelonés: Foyer, Sala de los Espejos, Teatrino (antiguo auditorio del conservatorio) y Box (situado en uno de los laterales traseros del escenario).
Sergio Gracia y David Bofarull durante su disertación sobre los retos en este proyecto colaborativo en el Gran Teatre del Liceu, en las cuatro micro óperas.
En un encuentro previo en el propio hall del Gran Teatre del Liceu, David Bofarull y Sergio Gracia explicaron a los asistentes de la AAI las claves de este proyecto, pero también los retos y las dificultades que se han encontrado durante el proceso. Una propuesta que pretende renovar el género operístico, mediante la fusión de talentos y con los creadores del futuro.
El diseño de iluminación ópera a ópera
La sala Foyer fue escenario de la obra ‘Nala’, que contó con Sergio Gracia en el diseño de iluminación, bajo la dirección de Israel Solà y Andreu Gallén. Destacaba por una escenografía degradada, mediante la recreación de un espacio oscuro, a partir del recurso de emplear plásticos de color negro, que fueron todo un reto para el equipo de iluminación “ya que la luz participaba directamente de la historia y ha sido complicado luchar contra los elementos, por los reflejos que podía provocar en el plástico la iluminación”, comentó al respecto Sergio Gracia, quien ha podido trabajar con alumnos de ESDAPAC.
La obra muestra un conflicto amoroso entre dos hombres, donde la luz busca interactuar continuamente con los dos protagonistas, para acompañarles en esta montaña rusa de emociones en un mundo probable.
El Salón de los Espejos del Liceu es, sin duda, uno de los espacios más emblemáticos por una arquitectura que recuerda a La Scala de Milán. Un espacio que se salvó del incendio de 1994 y que se convirtió en el escenario de la pieza ‘Hi ha monstres que viuen per a la seva curiositat’ compuesta por Carlos de Castellarnau, con Cristina Cubells como directora de escena y Lorenzo Ferrándiz como director musical. David Bofarull ha trabajo junto a los creativos en el diseño lumínico de ESDI.
Esta ópera apocalíptica discurría sobre un ring, donde la iluminación contaba con pocos elementos por la limitación técnica de la propia sala. “Este espacio barroco ha sido un auténtico desafío, ya que la propia decoración de la sala ha influido en la colocación de los elementos lumínicos. Además, el reto ha sido doble, por la disposición de los espejos para evitar reflejos innecesarios y que los espectadores fueran partícipes de la propia composición”, reconocía David Bofarull.
En ‘Hi ha monstres que viuen per a la seva curiositat’ coexisten dos realidades paralelas: una transmitida a través de un programa de radio y por la otra la de un monstruo real. Una locura surrealista inspirada en Baudelaire donde realidad y ficción se entrecruzan, para ofrecer una historia angustiosa con toques terroríficos.
Una de las micro óperas que requería una mayor implicación del público es en ‘Filles del món’ de Marian Márquez, Bárbara Mestanza e Irene Delgado con LCI como centro colaborativo. Para acceder, los asistentes debían vivir una experiencia 100% inmersiva en el Teatrino del Conservatorio del Liceu, convertido en un escenario distópico y futurista, donde la luz jugaba un papel vital en toda la escena. “El objetivo era descomponer el espacio y que el espectador participara directamente de este viaje, junto a las dos protagonistas: una humana y su androide en un mundo apocalíptico y completamente destruido”, añadió Sergio Gracia.
Una historia inquietante que, en base a un futuro distópico, situaba en el centro del debate la idea de la muerte digna, a través de dos personajes femeninos: una anciana humana, que representaba la muerte, y su androide, que ejemplificaba la lucha y las ganas de vivir.
El vestuario, la escenografía y la iluminación invitaban al espectador a compartir con las protagonistas este viaje apocalíptico ante un futuro incierto.
Finalmente, en un espacio oculto detrás de uno de los laterales del escenario principal se ubica Box. Y precisamente en una caja escénica discurría la historia de ‘In the beginning everything was white’ de Itziar Viloria, Alex Tentor y Jordi Oriol como coautores de la pieza, con Jordi Oriol en la dirección de escena y David Bofarull en el diseño lumínico.
Una micro ópera donde la música rock, con muchos decibelios, conjugaba con la sonoridad operística de la soprano, junto con la luz estroboscópica no apta para personas con alta sensibilidad. Un subidón de adrenalina para presentar un mundo hiperconectado y saturado de sobreconsumo visual, mediante la sobreestimulación visual y auditiva.