"Trabajar la luz como cualquier otro aspecto responsable de construir nuestro entorno"
Entrevista a María Güell, lighting designer y fundadora del estudio La Invisible
Hacia el año 2002 nacía el estudio de iluminación La Invisible de la mano de María Güell, en el que desarrollan proyectos utilizando la luz como lenguaje. El nombre del estudio no es casual... "Siempre tuve fascinación por las cosas invisibles", afirma Güell en relación a su vocación y trabajo. Además de fundadora de La Inivisble, es directora artística del festival LlumBCN y docente.
Para empezar, ¿quién es María Güell y cuál es su relación con la luz?
Siempre tuve fascinación por las cosas invisibles, por ahí llegué a la escuela superior de Arte Dramático en la especialidad de Escenografía, pero todavía era algo demasiado explícito, entonces me di cuenta que lo quería aprender era a componer con luz. Empecé iluminando espectáculos de danza y luego me planteé dedicarme a hacer un trabajo personal totalmente artístico, pero finalmente elegí profesionalizarme. En aquel momento significó abandonar lo más artístico, aunque de vez en cuando surgen cosas en ese sentido.
¿Por qué decide crear La Invisible? ¿Cuál es la trayectoria del estudio?
Habla de utilizar la luz como lenguaje, ¿a qué se refiere?
A trabajar la luz como cualquier otro aspecto responsable de construir nuestro entorno y además con capacidad narrativa.
¿Cómo definiría los proyectos que llevan a cabo? Y, ¿cómo definiría su forma de tratar la luz?
‘Elegante pero informal’, como el chándal y los tacones de Lola Flores, ja, ja, ja.
Intentamos sostener bien la funcionalidad de los espacios a través de la luz, pero aportando también al espacio algo más, en muchos casos es un algo más que se teje en equipo con el arquitecto, el interiorista, paisajista, etc. Cuando hay empatía y buena química es apasionante y el en el resultado se nota.
A nivel personal, de todos los proyectos que ha llevado a cabo, ¿destacaría alguno en espacial? ¿Por qué?
El museo Balenciaga, por haber conseguido sumar en una atmosfera que construimos todo el equipo. También el proyecto del Mercat Born Nadal 2017/18, porque fue un subidón.
Además de su trabajo al frente de La Invisible, dirige el festival LlumBCN. ¿Qué aportan este tipo de festivales a la ciudad y a los visitantes?
Muchas cosas. En primer lugar, es una forma de apropiarse del espacio público por parte del ciudadano con otro tono e intensidad muy distinta a la del tono funcional del día a día. Es una forma de acercar el arte a la ciudadanía, sobre todo a aquella población que no es público habitual de museos.
En el LlumBCN no solo hay luz, sino también arte, arquitectura y diseño. ¿Qué ofrece esta conexión?
La luz toma presencia a través de la arquitectura, del diseño, etc., y es interesante como se maneja des de distintas disciplinas y como se construye un relato en el espacio mediante la luz des de un lenguaje creativo sin importar des de que disciplina.
En este tipo de festivales, y en general en el día a día, existe una conexión entre luz y emociones. ¿Qué opina sobre ello?
Creo que nuestro entorno y nuestras emociones están plenamente conectados y que la capacidad de la luz para crear atmósferas es una herramienta para influir en nuestro estado emocional, sin duda. Pero creo que se abusa de esta cuestión luz y emoción con demasiada facilidad y que a veces se confunde la emoción con otra cosa.
Además de todo lo que hemos comentado, también es docente. ¿Qué le aporta esta vertiente profesional?
El esfuerzo de convertir el conocimiento profesional en un discurso lógico para poder explicarlo, es una forma de madurar para seguir aprendiendo y si además hay quien está dispuesto a adquirir ese conocimiento y avanzar con él, esa es una experiencia fantástica y creativa. Además ese intercambio es rico, creativo, nutritivo, a veces divertido y a veces desesperante cuando el que recibe no tiene interés, pero en general es muy gratificante.
¿Cree que falta formación específica para el diseño de iluminación?
Sí, todavía en el mejor los casos es un complemento de relleno.
En cuanto al papel del Lighting Designer, ¿cómo definiría el trabajo de esta figura dentro de un proyecto? ¿Cree que falta reconocimiento en nuestro país?
El Lighting Designer se suma al proyecto arquitectónico y/o de interiorismo para garantizar que la iluminación será la que ponga en valor ese proyecto, garantizando las tareas visuales de cada espacio. En una primera fase interpreta y determina las atmósferas más adecuadas acordes a toda la propuesta y luego busca la forma de crearlas, efectos, sistemas, luminarias. Todo este trabajo se organiza en varias fases y requiere contrastar criterios con la parte de arquitectura-interiorismo, ingeniería, y cliente o quien vaya a ocuparse de ese espacio. Es un trabajo delicado, requiere dedicación, conocer a fondo el proyecto y a todas las partes implicadas. Si creo que falta reconocimiento, aunque el trabajo bien hecho nos hace avanzar y también la exigencia cuando que requiere un profesional para llevar a cabo la iluminación. Hay que divulgar la iluminación de calidad para que se reconozca nuestro trabajo.
Para terminar, y dados los meses que estamos viviendo, ¿qué futuro le augura al diseño de iluminación?
En este momento de grandes cambios, complicaciones y estrecheces económicas, creo que habrá que ajustarse en general, quizás trabajar de forma más ingeniosa. Aunque la necesidad de tener espacios agradables para vivir seguirá existiendo, quizás incluso con más intensidad. Por ejemplo, la iluminación residencial ha ganado mucha importancia, y en el espacio público también habrá necesidad de mejorar y optimizar la calidad espacial.