El rugoso continúa expandiéndose por las principales zonas de cultivo españolas y mantiene en alerta al sector
Síntomas de ToBRFV en frutos de tomate (Foto: Salvatore Davino / IFAPA).
Desde la Región de Murcia, segundo territorio con mayor producción de tomate en España, la representante de Proexport Ana Hernández, que también es responsable de I+D+i de Grupo Hortofrutícola Paloma, reconoce que el ToBRFV (Tomato Brown Rugose Fruit Virus) “ya se ha extendido por todas las regiones productoras de España”, por lo que este año la afección “está siendo mayor debido a su amplia dispersión”. Según Hernández, es muy difícil calcular los daños debido a la variabilidad de sus síntomas y la distinta afección que produce dependiendo de las variedades. “Se estima que los daños han aumentado este año, aunque la buena climatología de este invierno ha contrarrestado algo los efectos que el virus está teniendo en los cultivos”, indica. Aunque el virus se ha generalizado por todo el territorio de la Región de Murcia, Hernández, añade que la incidencia ha sido desigual gracias a la presencia de variedades resistentes y a que los agricultores han implementado medidas preventivas, lo que ha contenido el grado de afección en las plantaciones. A pesar de ello, se han registrado “pérdidas enormes” en zonas concretas como Mazarrón, que han hecho “inviables los cultivos”, señalan desde la casa de semillas Ramiro Arnedo.
Ante esta coyuntura, el Instituto Murciano de Investigación y Desarrollo Agrario y Medioambiental (IMIDA), que está promoviendo la búsqueda de una estrategia integrada de manejo de esta enfermedad, celebró recientemente la jornada ‘Virosis del tomate’ en el Auditorio y Palacio de Congresos Infanta Doña Elena de Águilas (Murcia) para presentar los resultados de las investigaciones que está llevando a cabo para establecer una hoja de ruta para el control integrado de esta enfermedad que, según el responsable del Equipo de Protección de Cultivos del IMIDA, Antonio Montserrat, cuenta con un elevado poder de transmisión y sus partículas virales son muy persistentes y resistentes al paso del tiempo.
La jornada también sirvió para analizar la situación actual ante este virus, que se detectó por primera vez en España en dos invernaderos almerienses ubicados en Vícar y El Ejido, en 2019, y posteriormente, se fue extendiendo a otras zonas, alcanzando la Región de Murcia en 2021, en una finca en Mazarrón. En la actualidad, ya se ha detectado en más territorios de Andalucía, Comunidad Valenciana, Cataluña y País Vasco, aunque el foco más afectado ha sido Mazarrón, con más de 850 hectáreas.
“Si bien durante esta próxima campaña podrían mantenerse problemas especialmente graves, lo esperable es que las estrategias de prevención y manejo que se están divulgando y poniendo en práctica los productores, junto con una mejor adaptación y conocimiento de variedades con resistencias, comiencen a dar sus frutos y se termine conviviendo con esta nueva virosis en la Región, como una más, sin que esto merme la excelente calidad del tomate producido en nuestra Región”, explica Antonio Montserrat.
Acerca de la posibilidad o no de controlar este virus, Montserrat opina que nos enfrentamos a un problema complejo, en el que interactúan varios factores y situaciones muy diferentes, y “para el que no hay una solución única ni sencilla”, por lo que “es necesario integrar todas las medidas al alcance del productor, medidas que tienen que estar basadas en el conocimiento de los factores de riesgo, de las técnicas y herramientas disponibles y de los aspectos sobre los que se puede intervenir”.
A su juicio, la estrategia más adecuada debe combinar una óptima preparación de las parcelas para reducir el nivel de inóculo de virus, a través de medidas de higiene y solarización; utilizar variedades adecuadas, a ser posible con resistencias, en función del nivel de riesgo y las exigencias comerciales; implementar medidas de precaución para evitar la introducción del virus desde el exterior con trabajadores o utensilios; reducir las situaciones de estrés del cultivo mediante un adecuado manejo de la fertirrigación y elementos que reduzcan, en la medida de lo posible, las temperaturas y radiación extrema; y frenar la dispersión del virus con medidas preventivas durante el cultivo.
La investigación del IMIDA, desde el segundo semestre de 2022
Para hacer frente a la expansión del ToBRFV, desde el momento en que comenzó a verse la gravedad del problema, a partir del segundo semestre de 2022, comenzaron los primeros trabajos de investigación en campo e instalaciones del IMIDA. Montserrat relata que, inicialmente, se contó con invernaderos, medios humanos y materiales aportados por diferentes empresas productoras de tomate de la Región y con el apoyo del Ministerio de Agricultura y del Servicio de Sanidad Vegetal de la Región de Murcia, que pusieron a disposición del IMIDA los medios necesarios mientras se preparaba un proyecto y se conseguía financiación. A ello se ha sumado la colaboración de otros organismos, como el CEBAS-CSIC y el Instituto Agroforestal Mediterráneo de la Universitat Politècnica de Valencia (IAM-UPV), con virólogos de especial relevancia, y con técnicos del Servicio de Sanidad Vegetal de Murcia, con una amplia experiencia.
“Por ello, se puede decir que, frente a esta problemática, se ha actuado con la máxima urgencia y contundencia que permiten los procesos de investigación, con medios suficientes y con una extraordinaria coordinación con el sector productor y otros centros de investigación, que también participaron en la jornada celebrada en Águilas”. Precisamente, en el evento participaron representantes del Ministerio de Agricultura, la UPV, el CEBAS-CSIC y el Instituto Andaluz de Investigación y Formación Agraria, Pesquera, Alimentaria y de la Producción Ecológica (IFAPA), así como numerosas empresas de semillas, que hablaron de los materiales que han desarrollado con resistencia al rugoso: Intersemillas, Rijk Zwaan, HM Clause, Agrinature, Syngenta, Hazera, Bayer, Nunhems-BASF, Enza Zaden, Meridiem Seeds y Top Seeds Ibérica.
Hoja de ruta actual
En la actualidad, el Equipo de Protección de Cultivos del IMIDA trabaja en dos proyectos que incluyen plagas del tomate. El primero de ellos, bajo el título ‘Plagas emergentes en almendro y virosis en solanáceas: establecimiento de programas integrales para su prevención y manejo’, tiene un plazo de ejecución de cinco años y un presupuesto superior a 600.000 euros, financiado en un 60% con fondos FEDER y un 40% con fondos propios del Ejecutivo murciano. “Aproximadamente, un 70% del trabajo desarrollado en este proyecto se centra en los problemas y soluciones frente a las virosis del tomate y otras solanáceas, con una especial atención inicial al virus rugoso”, señala Montserrat.
El segundo proyecto lleva por el título ‘Sistemas integrados de manejo de eriófidos’ y tiene como principal objetivo el estudio y establecimiento de estrategias más eficaces y sostenibles sobre vasates (ácaro del bronceado del tomate), “una plaga que está planteando problemas crecientes en la Región y que podría estar relacionada con la transmisión de otro virus del tomate detectado recientemente”, puntualiza Antonio Montserrat. Esta iniciativa está dotada con alrededor de 100.000 euros, de los cuales, un 40% se dedica al eriófido del tomate, y tiene un periodo de ejecución de algo más de dos años.
Previamente, ya estaba trabajando en el proyecto de investigación FEDER ‘Virus del tomate y el establecimiento de programas integrales para su prevención y manejo’, cuyo objetivo es establecer unas “estrategias eficaces y sostenibles para el manejo del virus rugoso del tomate y otras virosis emergentes de solanáceas”, en consonancia con los nuevos riesgos, las tendencias en las prácticas de cultivo y las herramientas disponibles. En este sentido, el trabajo consiste en determinar la actual epidemiología de patógenos en solanáceas, tras la introducción de nuevas virosis y sus interrelaciones, efectos de factores abióticos y de posibles huéspedes alternativos; estudiar los puntos críticos en la conservación y dispersión del virus rugoso, así como nuevas virosis, en las condiciones de cultivo de la Región; determinar la eficacia de diferentes desinfectantes y estrategias en la limpieza de herramientas, de estructuras, suelos, aguas y otros elementos habituales en los sistemas de producción; conocer el comportamiento agronómico y epidemiológico de las nuevas variedades con diferentes grados de resistencias al rugoso y otras virosis; y transferir eficazmente los conocimientos y las estrategias derivadas de los trabajos de investigación a los sectores implicados.
Conclusiones de la jornada
Entre las principales conclusiones de la jornada, los investigadores destacaron que los productores de tomate se enfrentan a un escenario complejo, en el que, junto a la introducción del virus rugoso, deben tener en cuenta otros virus presentes en la zona con los que pueden producirse infecciones múltiples. Además, hay otros factores de riesgo, tales como situaciones, cada vez más frecuentes e intensas, de estrés en las plantaciones, en especial, por periodos prolongados con temperaturas excepcionalmente elevadas, que pueden potenciar los riesgos de virosis o bien que se remonten las resistencias introducidas en algunas variedades.
También se puso de manifiesto que, desde que se detectó el virus rugoso en 2015, se ha avanzado de forma muy rápida, en el plano internacional, en cuanto al conocimiento del virus y se han detectado diferentes fuentes de resistencia que se han ido incorporando a variedades comerciales.
Por parte del IMIDA, se hizo hincapié en que los trabajos de investigación que están desarrollando “nos están permitiendo entender, para nuestras condiciones de cultivo, la epidemiología y las interacciones que se dan con otros virus de la zona, cuáles son los principales factores de riesgo y las medidas de manejo más viables y eficaces que hay que integrar en su prevención y manejo, incluyendo un mejor conocimiento de los materiales con resistencias, que tan rápidamente se han ido desarrollando por parte de las empresas de semillas, así como poner a disposición de los productores toda la información y estrategias derivadas de los estudios”, concluye Montserrat.
Evolución de virosis en el cultivo de tomate
La aparición de virosis en el cultivo de tomate ha sido especialmente frecuente a lo largo de los últimos años. A finales de los años ochenta del siglo pasado, el virus del bronceado del tomate TSWV causó estragos. Posteriormente, en los noventa, causaron graves daños tanto el virus de la cuchara TYLCV como el del mosaico del pepino dulce PepMV, al margen de otras apariciones que registraron menores repercusiones.
Tras las graves consecuencias de la introducción de cada nuevo virus, que puede terminar con determinados productores y empresas, suele haber un periodo de adaptación, en el que se van introduciendo herramientas de manejo que tienden a mitigar sus consecuencias. Esta es la visión del IMIDA, en palabras de Antonio Montserrat, que añade que el caso del virus rugoso no debería ser una excepción. “Gran parte de esa adaptación viene de la investigación: cuanto más rápida e intensa, antes -y con menos daños- se saldrá de la crisis generada y se contribuirá a la sostenibilidad y competitividad de nuestros sistemas de producción”, asegura.
Respecto a la posibilidad de afectar a otros cultivos, desde el IMIDA consideran que, en estos momentos, “preocupa la incidencia que el virus rugoso podría tener para las variedades de pimiento que no cuentan con resistencias a tobamovirus, entre las que destacarían las tradicionales utilizadas en las plantaciones de pimiento destinado a pimentón”. Además, hay estudios que han demostrado que las variedades con resistencias al virus rugoso pueden ser afectadas por otros muchos virus, como PepMV, ToCV, ToFBV, ToMV o TYLCV, con los que suelen producirse infecciones múltiples que agravan los síntomas o bien que provocan síntomas muy similares a ToBRFV, con los que pueden confundirse.
Desde que se detectó el virus rugoso en 2015, se ha avanzado de forma muy rápida, en el plano internacional, en cuanto al conocimiento del virus y se han detectado diferentes fuentes de resistencia que se han ido incorporando a variedades comerciales