Marcos Esteve Pamias, agricultor y tecnólogo de 24 años

Este joven agricultor combina con éxito conocimientos agronómicos y tecnológicos.

Marcos Esteve Pamias no es un agricultor al uso. A sus 24 años, las redes sociales y los diferentes foros donde tiene oportunidad de mostrar sus conocimientos muestran el perfil de un joven muy diferente a los demás. Porque, tras culminar sus estudios de ingeniero mecánico, decidió abandonar una gran urbe como Barcelona para trasladarse a las tierras de su familia, en la Valdorba navarra, y crecer en contacto con la naturaleza. Desde entonces, tiene muy claro que "las ciudades son para visitarlas".

Su vida giró bruscamente porque "el ámbito rural tiene muchas ventajas, no solo por la calidad de vida, sino por las oportunidades de negocio existentes". Con esas premisas unió sus dos grandes pasiones y a medida que amplía conocimientos vinculados a su actividad profesional, observa que todavía "queda mucho camino por recorrer en la aplicación de tecnología en la agricultura". Precisamente el acceso y utilización de estas nuevas herramientas puede hacer más atrayente el campo a los jóvenes, "porque la digitalización permite desarrollar una actividad profesional tecnológica y atractiva, con los beneficios que el vivir en el campo aporta", señala Marcos.

Después de un tiempo trabajando en agricultura ecológica, decidió volver a la agricultura convencional de la manera más sostenible que es posible. "Fue un buen recorrido, que nos permitió conocer en qué zonas se puede obtener mayor rendimiento y en las que no, minimizando costes y aumentando la producción, lo que nos ha posibilitado ir invirtiendo en más tecnología", explica Marcos.

El Centro de Operaciones John Deere es la app desde donde se gestiona la información suministrada por las máquinas.

En apenas un año de trabajo, Marcos introdujo en el negocio las primeras soluciones tecnológicas, como el pesaje continuo o el corte por secciones en la abonadora. Luego llegaron muchas otras al tractor y otra maquinaria. "Es difícil destacar qué tecnología es más valiosa y cuál no, al final todas conducen al mismo sitio, saber qué está pasando, cómo está pasando y ver si realmente se está haciendo bien o se puede mejorar. Es la importancia del dato para tomar las decisiones correctas".

La telemetría le da acceso a una serie de datos clave para analizar la evolución del cultivo, rendimientos del mismo, eficiencia de los equipos, etc. la gestión de todo ello la realiza a través del Centro de Operaciones de John Deere, donde tiene conectadas las máquinas. "Aquí puedo observar absolutamente todos los datos que recoge el tractor, tanto del funcionamiento del mismo como de toda la maquinaria ISOBUS conectada, como otros datos de software de terceros que permiten una conexión de datos". A todo ello une en su explotación una estación meteorológica, igualmente para disponer de información precisa en tiempo real y saber qué condiciones hay en el campo, sobre todo para la eficacia de los productos que se aplican.

El resultado de la combinación entre tecnología y conocimiento es un aumento del 40% los rendimientos en cereales reduciendo un 85% la utilización de fitosanitarios, un 22% los abonos y un 30% el gasóleo, según indica el propio agricultor. Se consigue "con esfuerzo y tratando de buscar el punto óptimo (en relación al tiempo y rendimientos de cultivo) a través de cuestionarse si otro método puede ser el más efectivo".

Además, su forma de trabajar y optimizar las tareas, basada en la agricultura de precisión, le permite producir más con menos recursos, preservando el suelo y reduciendo a la vez el nivel de emisiones de CO₂ a la atmósfera. Sin embargo, al agricultor actual se le sigue observando desde una parte de la sociedad como un ‘contaminador’ y un ‘explotador’ de los recursos naturales. "En general, el sector agrícola es muy desconocido, hay que realmente informarse y meterse en él para saber lo que realmente se está haciendo. Además, somos el sector primario y tenemos una responsabilidad. Ahora, gracias a la nueva tecnología vamos a poder reducir más aún nuestro impacto en el desarrollo de la actividad".

Para Marcos, el futuro pasa una "mayor sostenibilidad" en la producción, lo que conllevará el uso "de manera eficiente de los escasos recursos de los que disponemos, reduciendo las emisiones de CO₂, tanto directas —optimizando el uso de la maquinaria— como indirectas (asociadas a los abonos)". En este escenario irrumpe con fuerza el debate abierto sobre los combustibles y, por ahora, el diésel es clave para el funcionamiento de la mayor parte de la maquinaria. Marcos tiene una opinión clara al respecto: "Lo bueno del diésel es su alta densidad de energía, que permite almacenar en apenas 270 litros (unos 230 kg) energía suficiente para funcionar todo el día. Si buscamos alternativas, el hecho de añadir baterías supone incrementar la masa en 7 toneladas, cosa que ya se descarta por la gran compactación. Sin embargo, quizá el hidrógeno podría ser una alternativa, aunque de momento supone añadir casi 3 toneladas, pero realmente el futuro es incierto". Sea como fuere, "el futuro pasa por usar maquinaria más pequeña realizando mínimos trabajos, pero más robotizados. Queda mucho camino que recorrer en este sentido".

Entonces, ¿está condenado a desaparecer del campo el agricultor, según lo entendemos actualmente, para dejar paso a la tecnología autónoma que no requiere su presencia física sobre el terreno? "No, una cosa no quita la otra", responde tajantemente. "Las máquinas pueden ser muy buenas para optimizar al máximo todos los recursos y el tiempo, pero el observar qué está sucediendo y qué decisión se puede tomar le corresponde al propio agricultor".

De acuerdo con lo explicado por este tecnólogo del campo, el futuro del agricultor pasa su capacidad para crear, recoger y gestionar datos, lo que, por otra parte, podría exigir unos niveles de conocimiento elevados y quién sabe si terminar por alejar a los jóvenes de la producción agrícola. "Todo lo contrario", ataja, "las herramientas son intuitivas (o lo van siendo), y el manejo de ordenadores en nuestra generación es algo muy habitual".

Marcos es buen ejemplo de ello. "He sido autodidacta, me he basado en estudiar todas las opciones de las máquinas y ver cómo podía sacar el máximo rendimiento. Pero lo que yo creo que se necesita es tecnología fácil de usar y que te proporcione las máximas prestaciones sin que haya que invertir horas en su estudio", concluye.