Las organizaciones agrarias hacen frente común y demandan un criterio científico en las decisiones sobre el lobo
Las organizaciones agrarias ASAJA, COAG y UPA demandan un análisis científico y riguroso antes de realizar cambios normativos que afecten al estatus del lobo al norte del Duero.
Las tres organizaciones se oponen a la decisión de incluir el lobo ibérico en el Listado de Especies de Protección Especial (Lespre), que abre el camino para la prohibición de su caza para el control y regulación de la especie, tras la resolución adoptada en el seno de la Comisión Estatal de Patrimonio Natural y de la Biodiversidad del Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico. Estas declaraciones se produjeron en una rueda de prensa conjunta que se celebró de forma telemática.
En primer lugar, intervino Pedro Barato, presidente nacional de la Asociación Agraria de Jóvenes Agricultores (Asaja), pidiendo rigor científico: “El último censo oficial de lobos en España tiene casi diez años de antigüedad. El Ministerio de Transición Ecológica no ha hecho nada nuevo, por lo que debería hacer un análisis científico y con rigor, pero no ponerse en manos de criterios subjetivos”. En un tono reivindicativo, Barato reflexionó sobre cómo se había tomado la decisión: “El informe no propugna un necesario consenso con las comunidades autónomas y las organizaciones agrarias. El Ministerio sólo se deja aconsejar por una organización ecologista y eso provoca enfrentamientos entre el medio urbano y el medio rural. ¿Qué pensarían en las ciudades si una mascota, que prácticamente es uno más de la familia, es atacado por un lobo? El lobo ibérico no está en peligro de extinción en España, sino que está en una fase totalmente expansiva. El gran problema es la supervivencia de los ganaderos”.
El último turno de palabra, antes de la intervención de varios ganaderos de extensivo que mostraron su preocupación, fue Lorenzo Ramos, secretario general de la Unión de Pequeños Agricultores (UPA). “Se da la imagen de que se están produciendo cacerías indiscriminadas con el lobo, cuando no es así. Los ganaderos no matan lobos, sino que somos los que alimentamos. No podemos entender el desprecio de esa decisión que no tiene en cuenta a los ganaderos, ni los daños materiales y morales, ni se aborda cómo se pueden tomar soluciones. Pedimos medidas de apoyo que permitan la convivencia y comités científicos de expertos que permitan controlar el lobo y ayudas económicas y específicas”, apuntó.