El cereal, en el punto de mira
3 de julio de 2012
Pintan malos tiempos para el sector cerealista en nuestro país. En primer lugar, la campaña de cereales de invierno, de la que se empiezan a hacer públicos los primeros datos, se ha visto seriamente afectada por la sequía y las lluvias tardías. Se prevé, según varias organizaciones agrarias (COAG, Asaja, Cooperativas Agro-alimentarias), una menor producción de cereales, en torno a los 11 millones de toneladas, un 30% por debajo de la media de los últimos cinco años. Básicamente, se cosecharían 5 millones de toneladas menos de lo que se segó en campañas anteriores. “Es cierto que se ha sembrado algo menos de cereal, estaríamos hablando de un 2%, sobre todo cebada. Pero en mi opinión, esto no ha incidido en la producción de la campaña de invierno, inferior a la de cosechas anteriores. Sin duda, el principal responsable ha sido la sequía. Prácticamente, desde el pasado mes de noviembre hasta semana santa no llovió nada. Esto se ha notado en zonas cerealistas de Castilla y León, Aragón, Castilla-La Mancha y Andalucía”, argumenta José Roales, responsable nacional del sector de cereales de COAG.
El resultado: descensos significativos en la mayoría de las producciones (trigo blando y duro, cebada, avena, centeno y triticale). Cooperativas Agro-Alimentarias y Asaja arrojan porcentajes similares. Según la primera, de los 11,37 millones de toneladas de cereales que presumiblemente se recogerán (17,05 millones durante la campaña de invierno del año 2011), 4,12 millones corresponden a trigo blando (6,10 en el mismo periodo del ejercicio anterior); 364.669 toneladas a trigo duro (834.521 en el año 2011); 5,66 millones de cebada (8,30); 721.481 toneladas de avena (1,12 millones); 260.607 toneladas de centeno (394.177) y finalmente 236.909 toneladas (305.074 en la campaña de invierno del año 2011), tal y como muestra la tabla 1. En cuanto al maíz, se prevé que se recogerán 3,50 millones (3,72 en el año anterior).
Las grandes zonas cerealistas, las principales perjudicadas
Castilla y León, con 1,86 millones de hectáreas (31,54% del total) de superficie destinadas a cereales de invierno; Castilla-La Mancha, con 1,30 millones (22,09%); Aragón, con 735.080 hectáreas (12,42%); Andalucía, con 638.031 (10,78%); Cataluña, con 298.628 (5,04%), Extremadura, con 239.702 (4,05%) y Navarra, con 180.750 hectáreas (3,05%) son las principales zonas cerealistas del país, según datos de Cooperativas Agro-alimentarias, y por ende, las más perjudicadas tras la mala campaña de invierno. Para hacerse una idea, en trigo blando, un cultivo que ostenta una producción del 27,7% sobre el total de la cosecha, se prevén las caídas más acusadas, por encima del 40%, en Castilla y León, donde se cosecharon 2,89 millones de toneladas en la anterior campaña y ahora se esperan 1,70 millones, y Castilla-La Mancha, donde se recolectaron 937.557 toneladas y ahora se podrían obtener 562.153. Algo similar sucederá, seguramente, en Andalucía y La Rioja, con pérdidas del 37,15 y 31,03%, respectivamente. De trigo blando, Cooperativas Agro-alimentarias augura una producción total de 4,12 millones de toneladas, frente a los 6,10 que se cosecharon durante el mismo periodo del año 2011. Básicamente, un 32,42% menos de lo esperado.
En cebada, 38,1% del total de la cosecha, se observa un fenómeno parecido. Castilla y León registrará pérdidas del 41,54% en la producción prevista para este año, de 1,79 millones de toneladas, comparada con la del año 2011, cuando se alcanzaron los 3,06 millones. Castilla-La Mancha también saldría malparada de esta campaña, al pasar de 2,34 millones de toneladas a 1,75 (25,08% menos). Otras Comunidades Autónomas engrosarían estas cifras con producciones a la baja de cebada. Como Extremadura (-57,09%), Navarra (-44,29%), Andalucía (-39,42%) y Aragón (-30,27%). En global, se recolectaría un 31,72 menos de cebada en toda España.
Desde COAG, también hacen una valoración global de la campaña de invierno aunque aún no se dispone de datos definitivos, ya que apenas se ha empezado a segar en Andalucía, Castilla y León y alguna Comunidad Autónoma más. “Andalucía ha sido una de las Comunidades que más ha acusado la meteorología adversa, con una merma de cosecha en torno al 80%; mientras que en Aragón hablaríamos de casi un 40%. En Navarra se contabilizarían pérdidas cercanas al 35%; en Castilla-La Mancha oscilarían entre el 30 y el 35% y en Castilla y León, entre el 25 y el 35%. Por último, en Cataluña, dependería de la zona, por lo que se podrían dar pérdidas entre el 80 y el 20% de lo sembrado”, apunta José Roales. “En todo el país –continúa– lo podríamos dejar en un 30% menos de producción de cereales”.
Buena calidad del grano, a pesar de la menor producción
La campaña actual, tal y como aseguran desde Asaja, no solo se caracteriza por la reducción de la producción; también por una muy buena calidad del grano tanto en cebadas como en trigos, apreciándose unos parámetros óptimos de humedad, proteínas y vitrosidad. Respecto a la evolución de los precios de los cereales, desde la organización agraria vaticinan una subida de los mismos. Factores como la reducción de kilos obtenidos, la excelente calidad del grano, unos stocks de campaña mínimos y el fortalecimiento de las exportaciones europeas a los países de la zona dólar como consecuencia de un cambio favorable en la paridad dólar/euro darían lugar a unas cotizaciones altas en el mercado. Vistas las cosas, y el déficit español de cereales, Asaja ha solicitado al gobierno que las importaciones de grano se efectúen de la forma menos dañina para los productores nacionales.
El sector adolece, junto al elevado riesgo por campaña, de precios que fluctúan en los mercados, puesto que “la globalización está en todas partes y también ha llegado a los cereales”, reconocen desde COAG. “Aunque las cosechas en el Cono Sur del planeta no han sido buenas, ya desde el año pasado, los especuladores se han olvidado del ladrillo y ahora se fijan en las materias primas. Los cereales han dejado de ser baratos”.
El sector cerealista soporta unos costes de producción elevados. Al encarecimiento de los combustibles y otros recursos energéticos, hay que añadir el de semillas y abonos. Foto: JARC.
“Además de los precios que percibimos, para cubrir gastos hay que superar los 1.500 o 2.000 kilos por hectárea”
Nos lo decía, en una entrevista reciente, Pere Rubirola, agricultor y titular de una explotación de 300 hectáreas, donde cultiva cereales y leguminosas en Girona (Cataluña). Este productor, que recoge una media de 4.000 kilos por hectárea, hacía hincapié en el encarecimiento del precio del petróleo que afectaría a otros inputs como los abonos nitrogenados. Ambos, según Rubirola, han aumentado entre un 30 y un 40%. “Imaginad una mala temporada porque la situación meteorológica no acompañara, por ejemplo. Aunque el producto se cotizara a un precio alto, si no cosechas la cantidad suficiente perderás dinero, porque los costes han sido muy altos”, aseguraba.
Precios altos en el mercado y producción alta son básicos para un sector muy afectado por la escalada de los inputs que influyen en sus costes de producción. Así también lo ve Xavier Ardiaca, titular de una explotación de 67 hectáreas, donde cultiva 6.500 kilos de cebada y 7.500 de trigo, en Lleida (Cataluña). “Aunque la campaña anterior no fue muy buena, sí hemos notado un 40% menos de producción en esta última. En cultivos de regadío hemos tenido suerte, pero no podemos decir lo mismo de los de secano”. Para este productor los costes se han disparado. Gasóleo, gas, agua y luz han subido mucho, aunque el mayor incremento ha tenido lugar en la compra de semillas y abonos.
Unos costes que irían a más de confirmarse la negativa de algunas Comunidades Autónomas de subvencionar la contratación de los seguros agrarios, como se hacía hasta la fecha. Castilla-La Mancha, Castilla y León, Murcia y Extremadura han hecho pública su decisión de no sufragar la parte correspondiente de subvención a las líneas de contratación de seguros agrarios comprometidas con el sector primario. Organizaciones agrarias y cooperativas representativas del sector ya han advertido que la eliminación de estos apoyos autonómicos a la contratación de los seguros agrarios tendría un efecto devastador para los productores, y así lo han hecho saber a través de un comunicado. Insisten, en que agricultores y ganaderos no podrían asumir el incremento de las primas de seguros, por lo que se perdería un instrumento que garantiza la continuidad de la actividad agraria. “En mi familia –reconoce el responsable nacional del sector de cereales de COAG– ya somos tres generaciones las que contratamos este seguro, que insisto, es muy caro y tiene pocas coberturas. Lo que está claro, es que si no se subvenciona, muchos agricultores van a dejar de contratarlo, porque no lo van a poder soportar. Y eso sin tener en cuenta la posibilidad que haya un siniestro y las pérdidas económicas que se puedan derivar”.
Además se da la particularidad que los productores cerealistas van a ser los más afectados, ya que también son los que más contratan estos seguros porque el riesgo es muy alto. “Cualquier cosa te puede afectar: sequía, nevada, granizada. Hasta ahora teníamos el seguro a un precio bastante asequible y asumible para cualquier productor. Si se suprimen las subvenciones, nos aumentarán mucho los costes. Calculo, alrededor de un 10% más. Es posible que si nos empiezan a quitar ayudas, peligre nuestra renta básica mínima”, lamenta Ardiaca.