SIEB y Agrovid reúnen a la industria del equipamiento vitivinícola en Valladolid
SIEB, Salón Ibérico de Equipamiento para Bodega (SIEB), y Agrovid, feria para el cultivo de la viña, que se celebraron conjuntamente del 5 al 7 de marzo en Feria de Valladolid, cerraron una nueva edición tras recibir alrededor de 4.500 visitantes. Durante el evento se presentaron novedades en maquinaria, equipos y servicios para la vitivinicultura y se abordaron los retos de futuro a los que se enfrentan los profesionales del sector.
Los perfiles de los visitantes a ambas ferias reflejan la participación de profesionales de todas las categorías implicadas en el cuidado de la viña y los procesos en bodega, en línea con la diversidad de la oferta expositiva que mostraron los fabricantes, distribuidores e importadores.
El número de visitantes registrados fue de 4.500 profesionales, alrededor de 1.500 personas menos que en la edición anterior, celebrada en enero de 2022. La procedencia de estos visitantes dibuja un mapa de quince comunidades autónomas españolas y Portugal.
Agrovid y SIEB cerraron sus puertas tras recibir a 4.500 visitantes en Feria de Valladolid.
“El cambio de fechas nos ha penalizado, así como la situación de incertidumbre que vive el sector primario”, explicó el director general de Feria de Valladolid, Alberto Alonso, al finalizar ambos eventos. “De hecho, en la inauguración un grupo de agricultores hizo visible su protesta en el interior del recinto”, añadió.
Este año, SIEB contó con un espacio dedicado al intercambio de información y a la transferencia de conocimiento. Bajo el nombre de ‘Speak Corner ENEO By SIEB’, estuvo gestionado por la revista ENEO de Interempresas, especializada en enología y viticultura. Durante los días de celebración de SIEB, y en un espacio preferencial dentro de la zona expositiva, ENEO organizó varias mesas redondas que reunieron a expertos en enología, bodegueros y profesionales del vino para analizar las claves del futuro en el sector, indagando en temas tan importantes como la sostenibilidad o la innovación.
“Quiero mencionar la excelente calidad de los contenidos, la participación de firmas de referencia en viñedo y bodega, así como el plantel de ponentes que intervinieron en las jornadas de Agrovid, SIEB y Agrotecnológica, coordinadas por el Colegio de Ingenieros Agrónomos de Castilla y León y Cantabria y los grupos editoriales Interempresas y Agro 21, respectivamente”, dijo Alonso.
Diversas autoridades de Castilla y León visitaron los stands de la feria.
La sostenibilidad en la bodega: un compromiso con la tierra y con el vino
La primera mesa redonda del espacio ‘Speak Corner ENEO By SIEB’ se inició con Julia Delgado, del departamento técnico y de medio ambiente de la Federación Española del Vino. Julia Delgado, del departamento técnico y de medio ambiente de la Federación Española del Vino. Delgado habló de cómo el sector, en su conjunto, está trabajando en aplicar medidas sostenibles, ya sea a través de las nuevas normativas y regulaciones, como las que se incluyen en la estrategia del Green Deal, o a través de sellos y certificaciones de sostenibilidad.
En esta línea, la FEV fue uno de los creadores de Wineries for Climate Protection (WfCP), que surge en 2015 como la primera y única certificación específica para bodegas en materia de sostenibilidad medioambiental. La ampliación de este sello pionero desencadenó en la creación de Sustainable Wineries for Climate Protection con el objetivo de adaptarse a estándares más exigentes y alinearse aún más con los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), incorporando desde enero de 2023 criterios de sostenibilidad social, económica y de gobernanza.
Tras la ponencia de Delgado, se unieron a la mesa redonda María Sevillano, directora de Sostenibilidad de Matarromera; Carmen San Martín, CEO de Bodegas De Alberto; y Belén Sanz Cid, enóloga y directora técnica de Dehesa de los Canónigos. Las tres bodegas son un referente en lo que a sostenibilidad se refieren, por lo que compartieron sus experiencias y visiones sobre cómo aplicar medidas efectivas y medibles para hacer de una bodega un negocio más sostenible.
La I+D que revoluciona la industria del vino
En otra mesa redonda, Cintia Virumbrales Ortiz, investigadora de la Universidad de Burgos; Ricardo Velasco, director técnico de Bodegas Valtravieso; Montxo Martínez, responsable del área de Enología y Viticultura de Bodegas Yllera; y Jesús Rey Navarro, CEO de la empresa Visiomatica, explicaron qué están haciendo sus empresas para aplicar tecnologías eficientes que les ayuden a mejorar la rentabilidad.
Ricardo Velasco habló de un interesante proyecto creado por él mismo, Manifiesto de Valtravieso, una serie experimental ilimitada en la que se elaboran vinos muy exclusivos: Manifiesto 01, Manifiesto 02, Manifiesto 03 y Manifiesto 04.
Por su lado, Montxo Martínez explicó cómo fue el lanzamiento del icónico Tinto Yllera o el proceso de investigación que en 2010 dio lugar al lanzamiento del primer frizzante del mercado, el Yllera 5.5 Blanco Frizzante. Asimismo, destacó otras líneas de investigación en las que trabajan como la la influencia de diferentes procesos en la presencia de histaminas en vino tinto o como Bodegas 4.0, un proyecto que trata de aportar una solución de ahorro de agua y prevención de vertidos en las bodegas.
La investigadora Cintia Virumbrales contó el proceso de investigación y patentado de un material polimérico capaz de interaccionar con el cobre y, mediante una fotografía, cuantificar los niveles de este metal en vinos y mostos. “El cobre, aunque está presente en pequeñas cantidades en este tipo de muestras, es esencial para que tenga lugar una correcta fermentación de los mostos”, dijo. El material elaborado permite cuantificar los niveles de cobre a lo largo de todo el proceso de fermentación de forma rápida y sencilla. El polímero se presenta en forma de film y, en contacto con el cobre, sufre un cambio de color. Mediante una fotografía del film coloreado, el usuario puede conocer el valor de la concentración de cobre en la muestra. Lo que convierte a este procedimiento en una alternativa viable a los procedimientos que se emplean en la actualidad, siendo el más habitual la espectroscopía de absorción atómica.
Por último, el CEO de Visiomatica se centró en la importancia de la trazabilidad en la industria del vino y explicó que, gracias a la integración del ERP vitivinícola con soluciones de visión artificial, las bodegas son capaces de registrar y analizar la trazabilidad comercial de sus vinos, reforzando así la calidad de sus productos y el nivel de servicio y confianza de sus consumidores y distribuidores.
Las variedades minoritarias como elemento enológico de alto valor
Aunque todos sabemos que el cambio climático está modificando la forma en que ideamos, cultivamos y elaboramos vino, no siempre se conocen casos reales de cómo adaptarse a esta nueva realidad. Otra mesa redonda destacable la protagonizaron investigadores y enólogos que están en contacto, día a día, con la producción de variedades minoritarias o recuperadas y que, tras años de investigación, están dando sus primeros frutos: Roberto Martín, enólogo de Bodegas Rejadorada; Javier Sanz, propietario de Javier Sanz Viticultor; y Enrique Barajas, ingeniero agrónomo, enólogo e investigador del Instituto Tecnológico Agrario de Castilla y León (ITACyL).
Desde Bodegas Rejadorada, Roberto Martín explico cómo están poniendo en valor la Moscatel de grano menudo: “A raíz de la aceptación por parte de la Denominación de Origen Toro de la variedad Moscatel de grano menudo, comenzamos a buscar viñedos viejos de esta variedad ya que nuestra filosofía siempre pasa por poner en valor las virtudes de una variedad en concreto a través de vinos monovarietales, por lo que la recuperación y el trabajo con una variedad minoritaria en Toro nos apasionó desde el principio. Nuestra mente siempre estaba puesta en la diferenciación y en el valor añadido y estamos muy contentos con los resultados que vamos obteniendo a nivel de calidad. A pesar de ser una variedad de maduración temprana, con la viticultura que aplicamos y la maduración en barrica hemos conseguido una Moscatel con mucha acidez y con un pH bastante bajo”.
Si Rejadorada trabaja con Moscatel de grano menudo, desde Javier Sanz tienen un proyecto de recuperación de variedad extintas que se inició en la década de los 90. Entre otras, en SIEB se habló de la Cenicienta, una variedad que se encontró en sus viñas centenarias de Verdejo de la DO Rueda. Esta cepa tinta, de genética desconocida, es una variedad genuina. Cuenta con hojas brillantes y muy dentadas y con uvas pequeñas, cilíndricas y sueltas de pulpa blanca con vetas tintas. Se trata de una planta de gran vigor y de difícil granado, con producciones de mucha calidad pero bajo rendimiento.
Tras años de investigaciones para intentar reproducir la única planta original que encontraron, la Cenicienta está ahora en los viñedos que la familia tiene en La Seca. La planta tiene un porte alto, muy vigoroso y con pámpanos largos y sus hojas son muy grandes y dentadas, de un color claro y un envés muy peludo. “Todo esto da como resultado unos vinos con sabor, color y olor totalmente diferentes al resto”, afirmó Javier Sanz.
Para terminar, Enrique Barajas abogó por conservar todo el patrimonio genético, sea o no interesante en estos momentos, y destacó la importancia de elaborar vinos diferentes a los que ya existen: “Una variedad recuperada debe ser capaz de aportar cosas a las bodegas, ya sea a través de una buena frescura o de acidez, a través de un pH bajo o a través de ciclos de maduración largos”.
En esta línea, subrayó el desarrollo del proyecto 'Minorsens: valorización y caracterización de variedades minoritarias de vid por métodos clásicos y nuevas tecnologías en el espacio transfronterizo', un proyecto multidisciplinar que aúna a universidades, centros de investigación, consejos reguladores y asociaciones de productores de Castilla y León (León, Zamora, Salamanca, Ávila y Valladolid) y Norte de Portugal (Tras os Montes), con un objetivo común: recuperar y poner en valor variedades minoritarias de vid de esta región transfronteriza.
Hasta el momento, se han identificado 21 variedades: 14 tintas (Tinta gorda, Bastardo, Cornifesto, Marufo, Tinto Cao, Rufete, Jaen, Estaladiña, Merenzao, Bruñal, Tinto Jeromo, Mandón, Piñonera y Cenicienta); 6 blancas (Bical, Samarrinho, Boal, Puesta en Cruz, Bastardo Branco y Rufete Serrano Blanco); y una variedad rosa (Verdejo Colorao), cifra que podría verse incrementada si en el transcurso del proyecto apareciera alguna variedad minoritaria más en la zona de cooperación que tuviera las características enológicas buscadas.